El asedio
La actividad pol¨ªtica es altamente desagradable. En todas partes, no s¨®lo en este pa¨ªs. Un pol¨ªtico ocupa gran parte de su tiempo pensando en qu¨¦ puede decir que debilite m¨¢s al adversario. Si lo que se dice es justo o injusto, decente u obsceno, qu¨¦ m¨¢s da. Lo importante es que la invectiva o el sarcasmo lleguen y calen cuanto m¨¢s hondo mejor. Alegar¨¢n que es la causa, que el fin justifica los medios. Pero en la causa suele creerse poco y mal, y cuando s¨ª se cree en ella, pobres de nosotros como no seamos m¨¢s.
As¨ª, el ex presidente Jos¨¦ Mar¨ªa Aznar, ha dicho en Europa que Espa?a se est¨¢ empobreciendo; se entiende que a causa de la mala gesti¨®n del actual Gobierno. Siguiera ¨¦l en la Moncloa, eso no pasar¨ªa. Al parecer, lo que ¨¦l hizo en sus ocho a?os de mandato, Zapatero lo ha deshecho en unos meses. Cuatro, para ser exactos, pues el nuevo Gobierno no cogi¨® las riendas del poder hasta bien entrado abril; medidas econ¨®micas no fueron tomadas ipso facto, como es lo normal, lo que hacen en todas partes los que entran: averiguar el estado de las cuentas. A no ser que un Gobierno revolucionario lo ponga todo patas arriba de inmediato. Aqu¨ª el nuevo ministro de la cosa es Solbes, un se?or tan prudente y estricto, tan ajeno a veleidades, que quiso castigar a Alemania y a Francia por haberse excedido en el tope del d¨¦ficit. (Aunque no comulga en el d¨¦ficit cero, mala pol¨ªtica impuesta, me imagino, al ex ministro Rato, por razones de prestigio pol¨ªtico. No hay que ser economista para saber que, a menudo, es m¨¢s rentable demorar el pago de una deuda que pagarla de golpe).
Por supuesto, ni Aznar ni Zapatero (ni Blair, ni Chirac, etc.) tienen mucho que ver con la marcha econ¨®mica de un pa¨ªs, puesto que no saben econom¨ªa. Su mayor intrusi¨®n en esta ¨¢rea es ideol¨®gica (mayor o menor gasto social, por ejemplo), pero incluso ah¨ª, se les puede enredar en la mara?a de las cifras. (Colbert fue m¨¢s importante que su rey Sol, Luis XIV). Con todo, a la vista est¨¢, puede afirmarse tranquilamente que Solbes, Sebasti¨¢n y Sevilla han empobrecido a Espa?a en cuatro meses, en tremendo contraste con la ingente eficacia de Rato y Montoro; a pesar de que, si lo publicado es cierto, Rodrigo Rato tuvo como mentor a Solbes; este ¨²ltimo, exitoso comisario para asuntos econ¨®micos de la UE, no obstante la injusta dureza con que trat¨® a Francia y Alemania por la cuesti¨®n del d¨¦ficit.
Con el PP, la econom¨ªa espa?ola creci¨® a un ritmo m¨¢s vivo que la europea, fen¨®meno, por cierto, ya conocido en el mejor cuatrienio del PSOE. Tambi¨¦n ahora Espa?a est¨¢ creciendo m¨¢s, aunque podr¨ªa ser que no por mucho tiempo. Las asechanzas son varias y temibles. Pero echarle la culpa a Zapatero, como empieza a hacerse, es pura demagogia. Las locomotoras europeas -Alemania, Francia- ni siquiera alcanzan el crecimiento vegetativo. "Ya era as¨ª con nosotros y no dejamos de crecer", replican. No es exactamente verdad y lo saben; y porque lo saben, quiz¨¢s decidan no armar demasiado ruido con esto, pues las ca?as pueden volverse lanzas; sobre todo ahora, cuando ya no est¨¢ Urdaci y TVE consiente que hablen ambos partidos.
S¨ª, Europa estaba estancada y Espa?a crec¨ªa. Pero de pronto se han disparado los precios del petr¨®leo, y de tal manera que de perpetuarse esta tendencia no habr¨¢ dios que detenga un creciente empobrecimiento. El petr¨®leo, no lo olvidemos, es m¨¢s que un combustible, sino que se usa en la fabricaci¨®n de centenares de productos. Ahora bien, la eficiencia del tejido industrial de los pa¨ªses de nuestro entorno (sobre los que se asienta la econom¨ªa espa?ola) es muy superior a la nuestra. O sea, que con el mismo petr¨®leo, hacen m¨¢s. Productividad se llama eso; y aunque el petr¨®leo no sea el factor ¨²nico de la productividad, s¨ª tiene el peso suficiente para asestarle un mal golpe a la econom¨ªa espa?ola, A la de Rato, a la de Solbes y a la de Keynes redivivo.
?Y qui¨¦n tiene la culpa de que la productividad espa?ola sea tan baja? Hombre, escarbando, escarbando, llegaremos a Isabel y Fernando y tampoco es eso. Digamos que los viejos no hemos vivido otra situaci¨®n que la de una econom¨ªa cuyas exportaciones han dependido de salarios lo suficiente bajos como para compensar nuestra inferior productividad. No le echaremos toda la culpa a nadie, pero los a?os del Partido Popular est¨¢n demasiado cerca como para que hayamos olvidado que fue un periodo negativo en cuanto al incremento de la productividad de la econom¨ªa se refiere. Si el PSOE no se luci¨® mucho, el PP -que prometi¨® arreglar todo lo que andaba mal por culpa de su adversario- no puso precisamente una pica en Flandes. ?Acaso aument¨® el gasto en investigaci¨®n m¨¢s desarrollo m¨¢s innovaci¨®n? Ah¨ª est¨¢n las cifras, hier¨¢ticas e incorruptibles. Y ah¨ª est¨¢n los cient¨ªficos y aspirantes a cient¨ªficos espa?oles esparci¨¦ndose por donde pueden allende nuestras fronteras. No hemos sabido siquiera organizar una magra colaboraci¨®n entre gobierno, empresas y universidad. A este paso, Marruecos har¨¢ mejor y m¨¢s barato lo que ahora hacemos aqu¨ª, mientras los pa¨ªses de tecnolog¨ªa punta nos habr¨¢n dejado tan rezagados que los miraremos como se mira a la luna.
Si contamos nuestras bazas hay amplios motivos para la alarma. Ten¨ªamos una importante industria naval, pero a?os de inopia y subvenciones ileg¨ªtimas la han desmantelado y, por si fuera poco, hay que devolverle a la UE lo mal cobrado. La econom¨ªa del ladrillo, sostenida a?o tras a?o, es la pescadilla que se muerde la cola y algo nos recuerda a Hobson. El turismo est¨¢ adquiriendo un mal cariz, por causas m¨²ltiples, entre las que los precios no son la menor. No ya en Croacia y Bulgaria, en la misma Francia se paga menos por una cerveza que en Benidorm, seg¨²n acabo de o¨ªr por la radio. Suciedad, miedo a ETA, saturaci¨®n y paellas angustiosas. Nadie ser¨¢ tan ingenuo que culpe de esta situaci¨®n a Zapatero y a Solbes. ?Es buena pol¨ªtica econ¨®mica que nos hipotequemos si ello supone detraer de otros gastos importantes el pago de la hipoteca? En cuanto a la deslocalizaci¨®n de nuestras propias empresas, su impacto empieza tambi¨¦n a dejarse notar. Es s¨®lo un esbozo de lo que no se hizo o se hizo a la pata la llana y que ahora quieren cargarle a un Gobierno biso?o.
Pero hay otros asedios. Un alcalde catal¨¢n -en la Diada- excluye del Ayuntamiento la bandera espa?ola... ?porque est¨¢ en la lavander¨ªa! Igual es un emboscado. Llegar¨¢n a ser legi¨®n, como los tontos seg¨²n la biblia.
Manuel Lloris es doctor en Filosof¨ªa y Letras.
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