El Liberty aprieta, Heras ahoga
El ciclista de B¨¦jar culmina la estrategia de su equipo con una victoria y se viste de amarillo
"Esto ser¨¢ una etapa Tour, resumida, pero Tour", hab¨ªa anunciado, bombos, platillos, meg¨¢fono, Manolo Saiz. S¨ª, y el desierto de Tabernas -por donde ayer pas¨® la etapa- es Monument Valley, y los estudios all¨ª montados, entre polvorientos valles, junto a chumberas dobladas por el peso de los higos, son Hollywood y Sergio Leone es John Ford, podr¨ªa haber a?adido el director, fogoso, del Liberty. Y, para seguir con los s¨ªmiles, el Liberty es el US Postal, el hermos¨ªsimo puerto de Velefique -largo y retorcido, seco por la cara sur, verde, pinos, por la norte- es el Alpe d'Huez, Nozal es Landis, Baranowski es Rubiera y Serrano es Azevedo. Y, claro, para terminar, Heras es Armstrong.
As¨ª, entre la programaci¨®n de Saiz -similar en casi todo a la que Armstrong y Bruyneel se montan durante el Tour-, algunos intentos de grandeza y algunos actos puramente est¨²pidos, funcion¨® la etapa reina de la Vuelta, los 145 kil¨®metros que entronizaron a Heras, que vistieron de amarillo al ciclista invisible en el Tour, que acogieron su octavo triunfo de etapa en una Vuelta, que le acercaron a su tercera victoria general. A la altura de donde Luisa, la mujer de Mancebo, se com¨ªa un bocadillo, Santi P¨¦rez sali¨® de la rueda de Mancebo, que tan bien le hab¨ªa protegido del viento que barr¨ªa las tierras desoladas de Calar Alto en los cuatro kil¨®metros anteriores, y le atac¨®. Salt¨® el asturiano fresco y decidido, como si culminara una estrategia finamente dise?ada para ganar la etapa, m¨¢s a¨²n, para ganar la Vuelta. ?Ja! Salt¨® para quedar segundo, culminando una t¨¢ctica puramente especulativa, de pragm¨¢tico chuparruedas, que le condujo de una posici¨®n an¨®nima en la general a un glorioso octavo puesto. Por delante, cuando salt¨® P¨¦rez, a apenas dos kil¨®metros de la llegada, ya se exhib¨ªa Heras.
Pese a sus silencios, su tristeza, su aire taciturno, casi ap¨¢tico, huidizo, Heras nunca es un misterio en la Vuelta. Septiembre es su mes de expresi¨®n, la ronda espa?ola su peque?o jard¨ªn, el artefacto del que conoce todos los trucos, las claves, los mecanismos ocultos. En la Vuelta se hace fuerte, se siente Pantani, Armstrong, quien haga falta. ?l lo explicaba, tan radiante como se le pueda imaginar, en la meta. "No s¨¦ qu¨¦ nos pas¨® en el Tour, que el cuerpo no nos funcionaba, cada d¨ªa ¨ªbamos a peor, pero aqu¨ª, en la Vuelta, todo nuestro trabajo ha cundido, esto es otra cosa". Despu¨¦s de que sus compa?eros marcaran el ritmo de todas, las tres, eternas subidas del d¨ªa, despu¨¦s de que Baranowski volviera a ejercer de pianista de ragtime, de que Serrano recuperara fuelles de anta?o y masacrara ligeramente al grupo, despu¨¦s de que Valverde -que no es su compa?ero, sino su rival- acelerara el proceso de escabechina con un m¨ªnimo ataque que quiso hacer ver que de la ca¨ªda no le quedaba ninguna secuela, despu¨¦s de que el pobre Lara -fugado desde el principio- fuera engullido y de que Nozal se encargara del ¨²ltimo ajuste, a siete kil¨®metros de la cima, Heras cambi¨® el ritmo como s¨®lo ¨¦l sabe. "Sali¨® tan fuerte que nos dej¨® sentados", confes¨® Mancebo. "Yo soy un escalador, Heras es un super escalador".
Heras fue un fulminante que fundi¨®, moment¨¢neamente, a Santi P¨¦rez, el ¨²nico que intent¨® seguir su ataque, que conden¨® a Mancebo a su eterno papel de perseguidor, que dej¨® clavado a Nozal, que oblig¨® a Valverde a un esfuerzo ¨²nico. En cuatro kil¨®metros, Heras abri¨® un hueco de 53s con Mancebo, pero en los tres ¨²ltimos no pudo aumentarlo. Fueron sus momentos de duda, momentos en los que Valverde, asfixiado tras aguantar un poco a Mancebo, encontr¨® ox¨ªgeno en la rueda de Nozal, que es su rival, que es el compa?ero de Heras.
Medio pelot¨®n pens¨® que ser¨ªa mejor no sufrir mucho en un d¨ªa tan duro y se lo tom¨® con calma. Si el jurado hubiera aplicado el baremo previsto, el 10%, 72 corredores habr¨ªan llegado fuera de control. Para evitar el descalabro, lo subieron al 13%: s¨®lo uno, Ricardo Serrano, qued¨® eliminado. No hay ficci¨®n que no se pueda modificar.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.