No olvidamos
Se cumplen seis meses del atentado en Madrid del 11-M y se reanuda el trabajo de la comisi¨®n de investigaci¨®n, lo que nos enfrenta de nuevo con esa realidad terrible y sus m¨²ltiples facetas. Por un lado, el aniversario ha servido para reunirnos con las v¨ªctimas: los muertos y los que han sobrevivido con m¨²ltiples secuelas f¨ªsicas y psicol¨®gicas. Para los que tuvimos la fortuna de no contar con ning¨²n ser querido entre ellos, olvidar resulta m¨¢s f¨¢cil de lo confesable, pero, aun por encima de su soledad, los supervivientes claman por un derecho inalienable: la mayor transparencia en las investigaciones. El PSOE ha solicitado la comparecencia en la comisi¨®n de investigaci¨®n de Clara Escribano, representante de las v¨ªctimas. Puede que sean determinantes algunos detalles de la experiencia directa de los atentados y, desde luego, es imprescindible el solo hecho de dar cabida a la voz de quienes m¨¢s directamente sufrieron las consecuencias de las bombas. Pero estoy de acuerdo, por fr¨ªo o duro que parezca, con lo que o¨ª decir el otro d¨ªa en televisi¨®n al escritor ?lvaro Pombo: probablemente, el testimonio de las v¨ªctimas sea el que menos inter¨¦s tenga para el esclarecimiento de los hechos.
No sucede lo mismo con la comparecencia de otras personas, especialmente el ex presidente del Gobierno, Aznar. En su t¨®nica dial¨¦ctica de la crispaci¨®n, el PP califica de "esc¨¢ndalo sin precedentes" el desarrollo de las investigaciones, pero tambi¨¦n desde otras posiciones, en particular del PSOE, mucho se ha discutido sobre la conveniencia de que se produjera el precedente de un ex presidente de Gobierno declarando en una investigaci¨®n parlamentaria. No comprendo esta prevenci¨®n, pues lo considero un precedente sumamente democr¨¢tico: ante un hecho de la magnitud y la trascendencia de los atentados del 11-M, ?c¨®mo no va a declarar quien en ese momento era responsable de los destinos del pa¨ªs? ?Qu¨¦ idea del equilibrio democr¨¢tico es esa que antepone la inmunidad de un m¨¢ximo gobernante elegido por sufragio al inter¨¦s general de sus gobernados? ?No era Aznar ese tipo de mandam¨¢s que ni siquiera compart¨ªa informaci¨®n y decisiones con su propio equipo, el mismo que no llam¨® al Gabinete de Crisis y rechaz¨® la reuni¨®n del Pacto Antiterrorista o la convocatoria conjunta de la manifestaci¨®n de repulsa? ?No dec¨ªa que ten¨ªa en su casa documentos secretos de gran relevancia? Nadie mejor que ¨¦l tiene que comparecer. El PP reacciona pidiendo que tambi¨¦n declare Zapatero. Pues que declare. Al fin y al cabo era el jefe de la oposici¨®n en el momento de la matanza, aunque dudo mucho que tenga gran cosa que ocultar al respecto.
Lo escandaloso es que el PP insista en su comparecencia movido no por el deseo de esclarecer la tragedia, sino por el af¨¢n de demostrar que entre el 12 y el 14 de marzo el actual presidente "habl¨® con medios de comunicaci¨®n y, probablemente, contribuy¨® a confundirles". ?C¨®mo se atreven a acusarle de algo as¨ª, cuando, inmediatamente despu¨¦s del estallido de las bombas, Aznar se dedic¨® a llamar personalmente a los directores de peri¨®dicos para asegurarles la autor¨ªa de ETA y el entonces ministro del Interior, ?ngel Acebes, habiendo ya islamistas detenidos a ¨²ltima hora de la tarde del d¨ªa 13, segu¨ªa insistiendo en esa misma l¨ªnea? Pues claro que Zapatero, como l¨ªder de la oposici¨®n, hablar¨ªa con medios de comunicaci¨®n ante la gravedad de lo que estaba pasando, pero el PP pretende echar tierra sobre nuestra memoria de aquellos d¨ªas, que, por desgracia, tenemos viva minuto a minuto. Pretendieron enga?arnos entonces, algo muy dif¨ªcil, pues sus mentiras eran de una burda evidencia, y ahora pretenden el m¨¢s dif¨ªcil todav¨ªa, enga?ar a nuestro propio recuerdo e insistir en que los atentados fueron la causa del triunfo del PSOE en las elecciones. Se lo hemos repetido una y mil veces: s¨ª, es probable que fueran decisivos, porque los terroristas isl¨¢micos ya nos hab¨ªa advertido de las posibles consecuencias de apoyar la invasi¨®n de Irak, y suplicamos a Aznar y le exigimos y nos ignor¨®. El resto fue ese horror, la tambi¨¦n horrenda y manifiesta manipulaci¨®n del mismo que hizo el Gobierno y, como es natural, sus consecuencias pol¨ªticas: el PSOE gan¨® porque la gente vot¨®. Que quede claro, por la parte de v¨ªctimas que nos corresponde a todos, que no olvidamos c¨®mo fueron las cosas.
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