El narrador es la v¨ªctima
Algunos rasgos de novelas anteriores encontrar¨¢n en la nueva de Rafael Reig, Guapa de cara. Quien haya le¨ªdo Sangre a borbotones (t¨ªtulo suficientemente expl¨ªcito acerca del tono par¨®dico que el autor asturiano da a la novela negra) recordar¨¢ sus avenidas convertidas en canales, en una especie de paisaje futurista, entre la novela de anticipaci¨®n y una buena dosis de ir¨®nico costumbrismo. Si a ello, adem¨¢s de que un personaje literario adquiere vida propia, sumamos la presencia de su detective Carlos Clot, la familiaridad entre ambas novelas dar¨¢n una idea del inter¨¦s de Rafael Reig por insistir en una f¨®rmula que ¨¦l maneja con envidiable naturalidad.
Dicha f¨®rmula no es otra que la mezcla de registros narrativos de distinta procedencia. La amalgama posmoderna, que dir¨ªamos si lo hici¨¦ramos desde una tarima universitaria. Novela negra, de anticipaci¨®n y alguna operaci¨®n metaliteraria. En l¨ªneas generales, la nueva novela de Rafael Reig se subordina a estas leyes. Y en ning¨²n momento este procedimiento impide que la historia que se cuenta niegue su verosimilitud (todo lo contrario, la enfatiza) y se aleje de un clima emocional que es vital para entenderla.
GUAPA DE CARA
Rafael Reig
Lengua de Trapo
Madrid, 2004
220 p¨¢ginas. 18 euros
En Guapa de cara, el narra-
dor es la v¨ªctima. Quien narra acaba de ser asesinada. Su protagonismo estriba en su condici¨®n de narrador al estilo de la c¨¦lebre El crep¨²sculo de los dioses, de Billy Wilder. Por otro lado, si Agatha Christie construy¨® el punto de vista de una novela suya desde la perspectiva del asesino, Reig lo hace desde la perspectiva del asesinado. Sobre esta base la novela va desarrollando una intriga detectivesca (esta vez, el papel de Carlos Clot es secundario). Pero esta intriga, como en toda novela posmoderna que se precie, apenas disimula un prop¨®sito m¨¢s trascendente: una reflexi¨®n moral. El objeto de esta reflexi¨®n es m¨²ltiple. No s¨®lo hay un ajuste de cuentas con los a?os sesenta y el tardofranquismo, lo hay tambi¨¦n con la naturaleza humana, con la mezquindad y el apetito de poder.
La escritora Lola Eguibar es una afamada autora de novelas para ni?os. Acaba de ser asesinada por saber algo que no debi¨® saber. Desde su otra existencia y en compa?¨ªa de un personaje suyo, el ni?o Benito Viruta, emprende un viaje al centro de la mentira y la insustancialidad moral. En ese viaje sin retorno, la escritora urde una existencia paralela, probablemente junto al ni?o, la ¨²nica existencia verdadera. La vida verdadera. Guapa de cara es una muy buena novela. Lo es por su contenido sentido del riesgo literario. Por su sentido de la novela como artefacto de interiorizaci¨®n humana, sin descuidar ese costado de aventura imaginativa y l¨²dica que de vez en cuando viene bien que tenga una historia. Su escritura acompa?a. Perfectamente dosificada para armonizar la levedad y lo trascendente, sin apurar el humor ni su materia m¨¢s grave.
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