Lo sab¨ªa toda Barcelona
?Qu¨¦ pareja fant¨¢stica, la que se pase¨® por la Barcelona muda, ciega y rica durante a?os de corrupci¨®n judicial! Estos d¨ªas de confesiones con luz y taqu¨ªgrafo nos han retrotra¨ªdo a las zonas oscuras de los despachos, donde los Piqu¨¦ Vidal intermediaban entre empresarios extorsionados y jueces extorsionadores, y as¨ª hemos sabido c¨®mo el juez modelo que ha acabado en la Modelo (clon de aquel famoso "empresario modelo" del modelismo pujolista, que tambi¨¦n acab¨® en la susodicha) ahogaba hasta el aliento a los desesperados empresarios cuyos huesitos ricos pod¨ªan acabar en s¨®rdidas c¨¢rceles. La libertad tiene un precio, y el juez Llu¨ªs Pascual Estevill lo sab¨ªa tanto, que le puso una cota alta, harto el hombre de no hacerse una fortuna con la carrera judicial. Por sus manos (dir¨ªamos que por sus garras) pasaron algunos nombres de lo mejorcito de la jet-set catalana, unos pasaron y pagaron, otros supieron que los amigos pasaban y pagaban, y los que no ten¨ªan amigos sab¨ªan que los hab¨ªa que pasaban y pagaban. As¨ª eran libres como los pajaritos, un poco menos ricos, pero un mucho m¨¢s tranquilos. Pascual Estevill y Piqu¨¦ Vidal tejieron una telara?a que se convirti¨® presuntamente en la red de corrupci¨®n m¨¢s importante de la "Catalu?a va bien".
Esa Catalu?a, ¨¦sa, que iba tan bien, seg¨²n los publicistas en n¨®mina, que se permit¨ªa saber, conocer, o¨ªr, pero callar sus verg¨¹enzas Pedralbes arriba. En el ¨¢mbito econ¨®mico, en el judicial, en el deportivo, en los casinos del juego y en las esferas de los departamentos donde desaparec¨ªan los dineritos de los cursos para parados, Dios mediante, en todas partes reinaba la sonrisa de la Catalu?a sin fronteras, y la informaci¨®n se convert¨ªa en patrimonio de las ¨¦lites sin conciencia.
Lo peor de Pascual Estevill y sus a?os de reconocida extorsi¨®n, jugando con el delito, la justicia y el Estado de derecho, no son los nombres propios que salen en los archivos. Como ese Esc¨¢mez que, seg¨²n el abogado Juan Vives, habr¨ªa pagado 300 millones, precio inicial de las libertades en el caso de Macosa y Alfonso Esc¨¢mez... Lo peor, dec¨ªa, es la expresi¨®n de Piqu¨¦ Vidal, no s¨¦ si chulesca por desacomplejada o directamente por cara dura: "Lo sab¨ªa toda Barcelona", nos espet¨® el ¨ªnclito abogado. Es decir, la Barcelona que sabe las cosas, esos centenares de cuerpos curtidos en la ¨¦lite empresarial, financiera, judicial y pol¨ªtica del pa¨ªs, estaba al d¨ªa de los precios de la libertad, de los delitos que hab¨ªan ganado el favor millonario de su se?or¨ªa el juez, de los nombres propios que hab¨ªan pagado y, sobre todo, conoc¨ªa el sistema, la red, la telara?a, la trama organizada en la poltrona de la judicatura. Sabi¨¦ndolo, call¨®, otorg¨® y quiz¨¢s hasta descans¨®, convencida de que si les tocaba a ellos el problemilla, podr¨ªan comprarse la sentencia. No hay nada como un juez corrupto para dormir tranquilo por las noches. Sin embargo, si s¨®lo hubiera callado... ?Puede alguien mirarme a la cara -y mir¨¢rsela al pa¨ªs- y decirme qu¨¦ motivos impulsaron a Converg¨¨ncia a proponer y a nombrar a Llu¨ªs Pascual Estevill como miembro del Consejo General del Poder Judicial? Ese mismo alguien, de la Barcelona informada y rica, ?puede decirme por qu¨¦ motivo ning¨²n partido pol¨ªtico vet¨® el nombramiento? ?Pueden explicarme el apoyo del Partido Socialista? ?Y el silencio del resto, PP incluido? Todos, toditos, los partidos pol¨ªticos que pod¨ªan decir algo sobre el consejo aceptaron, votaron y digirieron, sin empacho, el nombramiento de un juez que sab¨ªan que era corrupto, sab¨ªan que extorsionaba, sab¨ªan que usaba la justicia como un Wall Street personal y hasta conoc¨ªan algunos compa?eros de gimnasio que hab¨ªan pasado por sus manos.
?ste es el esc¨¢ndalo. El esc¨¢ndalo no es que exista la corrupci¨®n en la justicia, ni que haya, por esos despachos de Dios, abogados y jueces que se la pasan por el forro, cheque en mano. Ni tan s¨®lo el esc¨¢ndalo es saber que hubo empresarios que pagaron para evitar la c¨¢rcel. El esc¨¢ndalo es que todo esto pas¨® ante nuestros ojos, con los o¨ªdos abiertos de esos centenares de la ¨¦lite bien informada y poderosa, los o¨ªdos abiertos y la boca cerrada. Los hay, bienintencionados, que dicen que enviaron a Pascual Estevill al Consejo General para sac¨¢rselo de encima, aprovechando la vanidad del juez, a¨²n m¨¢s grande que su ambici¨®n econ¨®mica. Es decir, que nuestra Barcelona informada, para acabar con la corrupci¨®n y la extorsi¨®n de una trama judicial, decidi¨® premiarla con el gordo del bombo, en castigo alucinante hacia el para¨ªso. Y una se pregunta, ?no pod¨ªan, sencillamente, haberlo denunciado? La Barcelona que lo sab¨ªa, y dominaba las finanzas, la pol¨ªtica, la judicatura, ?no ten¨ªa ning¨²n resorte para acabar con la cloaca que mont¨® el juez? La verg¨¹enza es, desde mi punto de vista, de ¨®rdago. En esta Catalu?a va bien funcion¨® a la perfecci¨®n la corrupci¨®n. Y, a la perfecci¨®n, funcion¨® el silencio. ?C¨®mo voy a evitar citar, en un caso como ¨¦ste, al memorable Luther King? Mi querida Barcelona informada, "lo peor no es la maldad de los malos, sino el silencio de los buenos".
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