?No te funde!
Tranquila semana la que antecede a este s¨¢bado. Se?oras y se?ores, siete d¨ªas como siete soles. Siete jornadas que brillan como el gol de Zarra a Checoslovaquia, en el ¨²ltimo minuto y de penalti simulado. Cuando ya nos ten¨ªan convencidos de que el mundo era un lugar chachi, cuco y tapizado de culturas que se idolatran, por fin lleg¨® la letra peque?a. Un soplo de realidad entre tantas buenas intenciones. Esta vez le toc¨® el turno al Foro Urbano Mundial o Encuentro Internacional de Alcaldes Preocupados. All¨ª, don Joan Clos ya nos lo advirti¨®: nada de caseta i hortet, todo vivienda vertical. Con una est¨¦tica cercana a los electroduendes, nos devolvi¨® de un calambrazo a ras de suelo, ?no te funde!
At¨®nitos todav¨ªa por la existencia de personas domiciliadas en casas con jardincillo a tiro de metro, llega don Joan Mu?oz y nos suelta que todo el mundo deber¨ªa vivir en una ciudad. Rejoneados por tan magra perspectiva y todav¨ªa habitados por im¨¢genes del NO-DO de meridionales desembarcando en la estaci¨®n de Francia -porque quer¨ªan vivir en la ciudad-, recibimos una estocada por donde menos lo esper¨¢bamos. Don Marc Cuspinera -jefe de cocina del restaurante El Bulli- opina que en el futuro nos alimentaremos de pastillas. Eso lo dice mientras ofrece en la jaima una degustaci¨®n de galletas el¨¦ctricas con sabor a pila usada. Como dir¨ªan nuestras abuelas, una guerra tendr¨ªa que haber pasado. ?Pastillas y hasta las patas de la mesa nos comer¨ªamos! Ante semejante barbaridad, nosotros nos preguntamos: ?por qu¨¦ ser¨¢ que quienes anuncian con mayor fervor el apocalipsis culinario son aquellos que mejor comen?, ?se tratar¨¢ de un contubernio mas¨®nico-coquinario, a fin de no tener que trabajar nunca m¨¢s?, ?las pastillas ser¨¢n fr¨ªas o cubiertas de una fina mousse de cristal triturado al aroma de goma de mascar?
Estas y otras preguntas quedaron sin responder. Y as¨ª, alentados por esta lecci¨®n de mal rollo, la primera en la frente -con la testuz baja, tras el castigo recibido- nos devolvieron a los chiqueros (que no son unos chicos muy ufanos de serlo, aunque parezca lo contrario). Por lo tanto, seamos consecuentes y atemos cabos, amordacemos tenientes coroneles y esposemos esposas de capitanes a los barrotes de las camas. Todo con tal de escapar al futuro F¨®rum. Y no hablamos del remake que piensan hacer en M¨¦xico, sino del modelo de futuro que nos predice este evento: el mundo habitado por poblaciones masivas de urbanitas multi-etni-enrollados, hacinados en enormes ciudades, viviendo en espacios min¨²sculos y aliment¨¢ndose con pastillas. ?A que, dicho as¨ª, da un yuyu tremendo?
Mientras, Carlinhos Brown se est¨¢ trabajando a las multitudes para convertirse en el icono de este F¨®rum. ?l solito representa diversi¨®n y solidaridad, dos valores que chiflan a la juventud local. Da la sensaci¨®n de que la solidaridad se est¨¢ convirtiendo en otro producto de consumo que dura lo que un concierto bailongo, porque lo verdaderamente dif¨ªcil es solidarizarse con tu padre y tu madre, con la gente cercana, o sea. Los escritores dialogan y se sacan los ojos muy educadamente por un qu¨ªtame all¨¢ esas pajas, que es lo que parece que se est¨¦n haciendo cuando intentan responder a la pregunta ?es el escritor el referente moral de la sociedad? Pero ?no era la moral una cosa de curas?, ?no era pecado hacerse pajas? ?Qu¨¦ tiempos los del NO-DO!, aqu¨¦llos s¨ª que eran referentes morales. No sabemos qu¨¦ es peor, si que nos amenacen con ir al infierno o que nos amenacen con ir al cielo. Y es que Barcelona y yo somos as¨ª, se?ora.
Accidents Polipo¨¨tics son Rafael Metlikovez y Xavier Theros.
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