Espect¨¢culos
Un tipo en mallas y marcando paquete evoluciona por el escenario con tal ligereza que su escultural anatom¨ªa parece burlar la ley de la gravedad. Le acompa?a una preciosa bailarina cuya levedad roza ya lo sobrenatural. No hay orquesta pero la m¨²sica enlatada de Tchaikovski resulta sublime al desatar el movimiento en esos cuerpos. Da igual que la historia sea ?o?a, tampoco importa que el pr¨ªncipe fuera poco avispado o que a la reina madre le disgustara el trato con los plebeyos. El cuento sit¨²a la acci¨®n en el siglo XIV, la partitura fue escrita a mediados del XIX y recibi¨® los aplausos entusiasmados de un p¨²blico del siglo XXI. Ocurri¨® en el teatro Alb¨¦niz y quienes obraron el milagro de revivir el Lago de los Cisnes con la frescura de un estreno fueron los componentes del Ballet Nacional de Cuba, el que dirige la octogenaria Alicia Alonso.
Un d¨ªa antes en el gigantesco escenario que el Ayuntamiento de Madrid monta en el gran patio del Cuartel de Conde Duque quien desafiaba la f¨ªsica era Julio Bocca. La estrella del ballet argentino presentaba un variado repertorio contempor¨¢neo tan infrecuente como arriesgado para paladares poco iniciados. Cuando el bonaerense cerr¨® su ¨²ltimo movimiento, la ovaci¨®n de los 1.400 espectadores que abarrotaban el recinto hizo temblar la estructura tubular que soporta las gradas. El respetable llen¨® tambi¨¦n por esos mismos d¨ªas de agosto el patio de butacas del teatro Espa?ol que escenificaba una representaci¨®n del Romancero gitano dirigida por el tambi¨¦n gitano Paco Su¨¢rez. Un esfuerzo notable por ensartar los versos de Lorca con el cante y el baile. As¨ª lo entendi¨® el p¨²blico que pas¨® por alto los altibajos en la emoci¨®n sin escatimar aplausos para unos artistas comprometidos y entregados a la causa.
La noche de Madrid tuvo este verano el mejor flamenco que se cocina en la actualidad. Rafael Amargo estren¨® en el Alc¨¢zar su Enramblao, un flamenco contempor¨¢neo, urbano y pretendidamente innovador, mientras el teatro Lope de Vega llenaba su aforo con la magn¨ªfica programaci¨®n de la segunda edici¨®n del Festival de Danza Chivas Regal. Hubo mucho de bueno y de emocionante en lo que patrocina esa conocida marca de g¨¹isqui, pero nada tan conmovedor como lo que hicieron sobre las tablas los bailarines Sara Baras y Antonio M¨¢rquez. Baras llev¨® por tercera vez a la escena su montaje Sue?os, que hab¨ªa representado durante cinco meses en el teatro Calder¨®n y en un escenario tan ins¨®lito como la estaci¨®n de metro de Nuevos Ministerios.
A pesar de ello, para el p¨²blico fue como una novedad hasta el extremo de forzar la pr¨®rroga. A¨²n m¨¢s arrebatadora fue La noche flamenca, de Antonio M¨¢rquez. Arropado por los 13 bailarines y seis m¨²sicos que forman la compa?¨ªa, M¨¢rquez, a camisa abierta, lograba cortar la respiraci¨®n desde el primer minuto hasta los bises. Tangos, buler¨ªas, tientos y sobre todo zapateado para hacer gozar a un auditorio al que transmiti¨® su vehemencia flamenca poni¨¦ndolo en pie. Dice Antonio M¨¢rquez que no hay ning¨²n pueblo del mundo que se pueda resistir a la cultura espa?ola. Es absolutamente cierto y Madrid deber¨ªa aprovechar mejor ese tir¨®n. Una capital que se permite el lujo de llenar sus noches estivales con acontecimientos de la categor¨ªa de los mencionados, y que son s¨®lo una peque?a muestra de lo que hubo, est¨¢ en condiciones de convertir sus veranos en un referente mundial. Edimburgo, con sus festivales de teatro; Salzburgo, con los de m¨²sica, o Verona, con la ¨®pera, constituyen ejemplos de lo que puede lograr una buena organizaci¨®n y un buen envoltorio.
Si el Ayuntamiento de Madrid, el Gobierno regional y la iniciativa privada trabajando por separado logran una programaci¨®n como la ofrecida este a?o y llenar los teatros cuando media ciudad est¨¢ de vacaciones, imaginen lo que ser¨ªa con una acci¨®n concertada, un ¨²nico sello y el apoyo un¨¢nime de toda la sociedad. Los Veranos de la Villa se han quedado conceptualmente peque?os como contenedor de todo lo que puede ocurrir en ese Madrid veraniego potencialmente ilimitado en este campo. Nuestra capital est¨¢ en condiciones de presentarse como un lugar de obligada visita para los amantes de la escena. Implicar a sus calles y a su ciudadan¨ªa en esa causa le dar¨ªa sentido, dimensi¨®n y uniformidad a una iniciativa de esa naturaleza. No hay m¨¢s que ponerse a ello, ser ambicioso y triunfar.
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