La oposici¨®n, al paro
Lo peor de la oposici¨®n no es que sea in¨²til, sino que ni siquiera sea. Y el PP lo ha conseguido. El PP ha conseguido hacer de la oposici¨®n una sustancia maleable e inocua y luego la ha facturado al paro. Y los de la oficina del desempleo est¨¢n perplejos e inc¨®modos: menudo paquete les han mandado los conservadores en los restos de poder. Porque, ?d¨®nde van a colocar a un diputado o a un edil que se hab¨ªa cre¨ªdo lo de la pol¨ªtica profesional, y lleva ya tanto tiempo adormecido que ni recuerda el oficios o empleo que ten¨ªa cuando los votantes le prestaron su confianza, por un tiempo limitado? Se imagina usted a un industrial metal¨²rgico, a un empresario hostelero o al gerente de una gran superficie comercial, tratando de hacerle hueco en su plantilla a un concejal que iba para Hacienda y se qued¨® contando ovejas a tutipl¨¦n y sin apenas rechistar, durante ocho a?os? Oiga, mire, voy a ver si le saco punta de cajero, que si no all¨¢ se las apa?e y me env¨ªa otro material. El cronista percibe un destino incierto, para cuantos no han sabido hacer oposici¨®n o se han hecho de la oposici¨®n una salida de estar a la sombra del mando, a cambio de incordiar lo razonable, para justificarse ante su electorado. A ver si cuela.
El PP se ha empleado a fondo y despu¨¦s de las derrotas sufridas, sabe que ya no basta con ganar el poder, sino que ha de sentar tambi¨¦n plaza en la oposici¨®n, para sobrevivir y perpetuarse. Esta sencilla estrategia biol¨®gica la practican algunos organismos elementales, y ah¨ª est¨¢n, por ejemplo, la amebas. El PP podr¨¢ quedarse en protozoo microsc¨®pico, pero permanecer¨¢ en el solar que es, en definitiva, lo que cuenta. Mientras, las izquierdas de boquilla se tiran m¨¢s que por la zoolog¨ªa y la adaptaci¨®n al medio, por la ret¨®rica y se marcan unos discursos y unas frases lapidarias, que dan gloria, pero como de las palabras y alg¨²n gesto espectacular no pasan, el futuro ya les est¨¢ preparando la factura.
En este orden de cosas y en otros que ya se ver¨¢n, la Comunidad Valenciana es un espl¨¦ndido laboratorio conservador, a parte de un granero que se les est¨¢ desfondando a toda prisa y sin remedio. Un consuelo. Pero, por lo pronto, los experimentos resultan fet¨¦n: el PP mantiene un cierto poder en hibernaci¨®n, mientras ha creado, por fisi¨®n binaria, un nuevo n¨²cleo opositor, disimuladamente agresivo y ambicioso. Es un n¨²cleo opositor artificial, pero que ha arrinconado al natural, en su estrepitosa inoperancia. Rajoy, aprendiz de brujo en trance de graduarse, si le sale el invento, ha dividido la ameba en dos mitades: Camps y Zaplana; o Alperi y Ripoll, a escala de la ciudad de Alicante, es decir, que mantiene intacta la mitad del poder y la otra mitad la ha etiquetado de oposici¨®n, con lo cual pretende triturar al resto de los partidos que se han quedado marginados. Si antes de la maniobra apenas se les advert¨ªa, despu¨¦s de la maniobra, ya pueden ir pensando en apuntarse el paro. Y lo han tenido todo a huevo. Todo menos el ¨ªmpetu necesario y la conciencia de sus principios y naturaleza. Uno de estos partidos mira a otro, y le dice lleno de nostalgia: siempre nos quedar¨¢ la calle. S¨ª, pero, ?qu¨¦ hacemos con los peatones?
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