Pesadilla en Roma
La agresi¨®n a un ¨¢rbitro el pasado mi¨¦rcoles, ¨²ltimo episodio de la degradaci¨®n del club capitalino
![Enric Gonz¨¢lez](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/https%3A%2F%2Fs3.amazonaws.com%2Farc-authors%2Fprisa%2Fe19959f9-1b77-4fa4-b4c9-ad9c27d18ec2.png?auth=cc48cfeca3c4fa713d7e16fc9e97f765f78a2bc782edcbaf28750ab1efa9f6c0&width=100&height=100&smart=true)
Hay quien culpa a las emisoras de radio. Hay quien culpa a los pol¨ªticos. Incluso hay quien culpa al papado. Y, seguramente, todas esas explicaciones tienen un punto de verdad. Pero el caso Roma escapa ya a todas las explicaciones: el f¨²tbol de la capital italiana est¨¢ muy enfermo, el Estadio Ol¨ªmpico es una pesadilla y el Roma va camino de convertirse en un club apestado para el f¨²tbol europeo. La agresi¨®n al ¨¢rbitro sueco Anders Frisk, el pasado mi¨¦rcoles, es s¨®lo el ¨²ltimo episodio de un alarmante proceso de degradaci¨®n.
A¨²n no ha sido localizada la persona que arroj¨® una moneda de un euro a la cabeza de Frisk y le caus¨® una espectacular hemorragia. Han sido identificadas otras que lanzaron mecheros y monedas, pero no la que acert¨® en plena frente del ¨¢rbitro. S¨®lo se sabe que el objeto parti¨® de la tribuna de honor, el espacio en forma de herradura que rodea el palco presidencial y acoge invitados, gentes pudientes y jefes de clan. Esta vez, por tanto, no fueron los ultras de la Curva Sur quienes abrieron las puertas del infierno.
El estadio se cerrar¨¢ y los romanistas se quejar¨¢n de una conspiraci¨®n europeo-nordista
Ma?ana se conocer¨¢ la sanci¨®n de la UEFA, que, en principio, no deber¨ªa expulsar al Roma de la Liga de Campeones: supondr¨ªa un trastorno excesivo para la liguilla en la que participan tambi¨¦n el Real Madrid, el Bayer Leverkusen y el Dinamo de Kiev. Pero el Dinamo obtendr¨¢ la victoria en el encuentro suspendido, el Ol¨ªmpico se cerrar¨¢ por bastante tiempo y los romanistas tendr¨¢n una nueva excusa para quejarse de presuntas conspiraciones europeo-nordistas. Porque la paranoia es otro de los componentes del caso Roma.
El Roma es un fen¨®meno especial. No hay club m¨¢s emocional, simp¨¢tico, salvaje y terrible. Acumula lo mejor y lo peor. El 95% de sus seguidores viven en la capital (el Lazio tiene m¨¢s fuerza en los suburbios y los alrededores) y eso se nota en la megafon¨ªa del estadio. Tras las victorias, el locutor grita "Roma vince", como en tiempos de los emperadores. No la Roma, sino Roma. Esos seguidores concentrados en una sola ciudad leen el peri¨®dico de club m¨¢s vendido de Europa (Il Romanista, 70.000 ejemplares semanales) y escuchan una constelaci¨®n de emisoras tifosi muy divertidas, muy demag¨®gicas y muy propensas a tolerar, e incluso fomentar, la violencia. Son el alimento espiritual de los grupos que, hace seis meses, obligaron a suspender un Roma-Lazio con un falso rumor sobre la muerte de un muchacho, para demostrar que en el Ol¨ªmpico no mandaba la polic¨ªa, sino ellos. Las mismas que, un a?o atr¨¢s, justificaron los disturbios en el Roma-Galatasaray por las provocaciones del mismo Frisk.
Las emisoras volvieron a hablar el mi¨¦rcoles de provocaciones y protestaron contra el Norte ladr¨®n. Lo de siempre. Todo fue tan habitual, que muchos romanistas de a pie empezaron a decir "basta". El Roma, con deudas superiores a los 500 millones de euros y una imagen p¨¦sima en el exterior, ve abrirse un abismo a sus pies.
Pero los pol¨ªticos, que deb¨ªan haberse sumado al basta ya, desempe?aron tambi¨¦n su papel acostumbrado. Gabriele Albertini, alcalde de Mil¨¢n, no pudo callarse la boca: "En Mil¨¢n somos mejores". Walter Veltroni, el muy civilizado y progresista alcalde de Roma, le respondi¨® recordando a Antonio de Falchi, tifoso romanista asesinado en Mil¨¢n, al genov¨¦s Vincenzo Spagnulo, tambi¨¦n asesinado por milanistas, y el incidente del vespino arrojado hace cuatro a?os desde la grada de San Siro por unos hinchas del Inter. El presidente de la regi¨®n Lazio, el posfascista Francesco Storace, fue uno de los que calificaron de "provocador" al ¨¢rbitro. Cualquier cosa menos callar en un d¨ªa de verg¨¹enza.
Algunos dicen que el Roma representa a una ciudad que vivi¨® 14 siglos bajo la teocracia absolutista de los papas y aprendi¨® todo lo que se puede aprender sobre corrupci¨®n, pompa e indisciplina; y que, por tanto, no puede ser de otra forma. Uno de los gritos de guerra de los romanistas contra las aficiones contrarias, "Que Dio ve furmini" ("Que Dios os fulmine", en dialecto romano), refleja en parte esa herencia.
El ambiente tradicional en el equipo responde igualmente a la tradici¨®n an¨¢rquica. Antonio Cassano, el peque?o genio de Bari, tuvo que ser expulsado de la concentraci¨®n el mi¨¦rcoles, horas antes del encuentro con el Dinamo, por insultar al entrenador Rudi Voeller (por supuesto, dicen algunos tifosi, la culpa es del Juventus, que le desequilibra para que el Roma lo venda). Francesco Totti, el t¨®tem romanista, es tan c¨¦lebre por su talento futbol¨ªstico como por sus estupideces (recu¨¦rdese el salivazo en el Europeo). Y el juego colectivo es como los individuos que lo practican: imprevisible, m¨¢gico o zafio, siempre ajeno a la normalidad.
![Frisk se duele en el suelo tras el monedazo recibido.](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/STO5XDSHCL5CIOMGOOJ7GWSUKU.jpg?auth=980b5dc77f354766f0872253b406aaa6241e302c72ed3132194e3ff77b1f50fe&width=414)
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