Desmenuzando el control
Esta es la ¨²ltima semana para ver la exposici¨®n de t¨ªtulo Control presentada en el Aula de Cultura BBK de la calle Elcano. En ella se descubren aspectos muy interesantes de la producci¨®n art¨ªstica en los pa¨ªses del norte de Europa. Tradicionalmente los vecinos del sur imagin¨¢bamos a los artistas de estas latitudes en situaciones angustiosas, crecidas en d¨ªas gris¨¢ceos y cortos de luz. Les hac¨ªamos viviendo en la fantas¨ªa de la libertad sexual o junto a una milagrosa espiritualidad soportada por la erradicaci¨®n de la pobreza. No obstante estos par¨¢metros no son los m¨¢s acertados para explicar su idiosincrasia ni su manera de hacer. Adem¨¢s de otros valores, se debiera tener m¨¢s en cuenta la arraigada igualdad entre mujeres y hombres o la aceptaci¨®n de una serie de normas, relativamente estrictas, para ordenar su convivencia. Es precisamente esta especie de control social que rige sus vidas lo que ha dado nombre la exposici¨®n que nos interesa.
Las protagonistas de esta muestra son tres fot¨®grafas. Exploran sobre ese denominado control social desde diferentes vertientes, bien sea la imagen est¨¢tica o el v¨ªdeo. Anne Olofsson (H?ssleholm-Suecia, 1966) se decanta por una serie de puestas en escena a base de modelos entre los que ella misma tambi¨¦n participa. Retratos hechos de espalda, composiciones sobre fondos oscuros indagan sobre la propia identidad de la autora y los lazos (control) familiares a la hora de conformar su propia manera de ser. El tratamiento roza lo divertido pero termina siendo chocante, intenta confundir la supuesta realidad para generar inquietud entorno a los personajes retratados.
Maria Friberg (Malm?-Suecia 1966), encara su trabajo hacia hombres vestidos con trajes oscuros, a modo prototipos del poder de una sociedad comandada por la tecnolog¨ªa de la informaci¨®n. La presumible autoridad que desprenden de estos iconos se desbarata de manera contundente al presentarlos flotando sobre unas impolutas aguas azules, en las que su poder se ve mermado ante unos fondos que parecen no tener fin. Un ejercicio de cr¨ªtica similar, aunque este m¨¢s cargado de iron¨ªa, carcajeo y m¨²ltiples lecturas, llega cuando uno de estos personajes citados esta bajo el estricto control de un poderoso gran dan¨¦s, un perro que al igual que los ejecutivos viste de negro.
Marjaana Kella (Orimattilan-Finlandia, 1961) nos remite nuevamente al retrato de personas unas veces de espalda, dejando al espectador el misterio de su identidad, y otras de frente aunque con los ojos cerrados, quiz¨¢s para establecer una relaci¨®n sin interferencia de las miradas entre la expresi¨®n de los rostros y las emociones que desprenden.
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