La evasi¨®n lleg¨® al Centro Penitenciario de Sevilla de la mano del arte de 'As¨ª baila Mor¨®n'
En el patio de butacas para el espect¨¢culo As¨ª baila Mor¨®n, que se represent¨® ayer en Sevilla dentro de la Bienal de Flamenco, hab¨ªa tres zonas. Hasta ah¨ª, lo habitual en cualquier teatro. Lo que ya no lo era tanto es lo que pon¨ªa en los cartelitos: Zona 1: Mujeres y parejas. Zona 2: Preventivos y Zona 3: Cumplimiento. Los espectadores, unos 1.100, no tuvieron que pagar la entrada, pero tampoco pod¨ªan cambiar su localidad. Los acomodadores, aunque amables, no estaban dispuestos a indicarles d¨®nde quedaba el bar m¨¢s cercano para salir a tomar un refrigerio tras el espect¨¢culo.
Y es que As¨ª baila Mor¨®n se ofrec¨ªa dentro de la Bienal solidaria, una de las novedades con las que la Bienal ha celebrado sus 25 a?os y que pretende acercar el flamenco a aquellos que no pueden acercarse a ¨¦l. El campo de deportes de la Unidad de Cumplimiento del Centro Penitenciario de Sevilla se llen¨® ayer de abanicos, de labios pintados, vestidos ce?idos y cadenas de oro. Pr¨¢cticamente todos los reclusos, hombres y mujeres, asistieron al concierto que estuvo precedido por la actuaci¨®n de una veintena de presos que asiste al taller de flamenco que se imparte en la prisi¨®n.
Pese al calor -el espect¨¢culo comenz¨® a las cinco de la tarde-, todos estuvieron "sembraos", como dijo alguien, tanto los del escenario, como los del patio de butacas. "Mi ilusi¨®n es llegar a hacer algo en el cante. He conocido a gente que tiene mano en la calle y me han dado direcciones, para cuando salga", dice Francisco Javier Silva, sevillano de 31 a?os y uno de los reclusos que subi¨® ayer al escenario. "Nosotros somos 10 hermanos y todos cantamos. Yo me inspiro en Roc¨ªo y estoy componiendo cosas para ella. Nos conocimos fuera, pero entonces lo dejamos y ahora nos hemos vuelto a encontrar aqu¨ª dentro. Me quedan tres a?os y medio, pero creo que el a?o que viene me dar¨¢n el tercer grado", dice El Silva, nombre art¨ªstico con el que ya hab¨ªa actuado como aficionado.
Horacio Mart¨ªnez, primo de El Silva, tiene 28 a?os y cuando le pregunta de d¨®nde es dice: "de Sevilla, bueno de las Tres Mil". Lleva 10 meses en preventivos y ha asistido al taller para perfeccionar su baile, sin embargo, le jalearon tanto en el patio de butacas que le dio corte y no sali¨®.
"El gitano que es gitano, sabe cantar", sentencia Jos¨¦ Vilches, 25 a?os, de los cuales ha pasado uno en la prisi¨®n. "Ha salido todo muy bien, estoy contento. Yo creo que algo nos tendr¨ªan que dar. Con un d¨ªa libre me conformar¨ªa", comenta Jos¨¦. "Nos sirve para evadirnos un poco de todo esto. El flamenco nos ha hecho sentir un poquito libres", dice Mar¨ªa Luisa, gaditana de 29 a?os.
Carmen, madrile?a de 51 a?os, forma parte del taller de m¨²sica y copla que subir¨¢ hoy al mismo escenario. "El cantaor me ha llegao al alma, porque yo siento mucho el cante", afirma.
El espect¨¢culo en el que actuar¨¢ Carmen es nada menos que la fiesta de la Merced en la que, como cada a?o desde 1991, un buen n¨²mero de artistas act¨²an gratuitamente para los reclusos y la patrocinan entidades como El Monte y el Ayuntamiento de Sevilla. El programa incluye a Los Morancos -habituales en esta fiesta-, Lole, Marchena, Manuel Lombo y La Madre que los Pari¨®.
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