Un Dios americano
El s¨¢bado pasado Tom Cruise bendijo a sus fieles y simpatizantes madrile?os como ministro de la Iglesia de la Cienciolog¨ªa, una iglesia de ciencia-ficci¨®n creada por un prol¨ªfico autor del g¨¦nero que vio c¨®mo muchos de sus lectores estaban dispuestos a creerse sus fantas¨ªas y decidi¨® adoptarlas ¨¦l mismo en forma de religi¨®n codificada y autoproclamarse l¨ªder y gu¨ªa espiritual de la misma. A los fan¨¢ticos seguidores de la Cienciolog¨ªa lo que m¨¢s les molesta es que en medio mundo se tache a su organizaci¨®n de secta, un t¨¦rmino que suena peyorativo, por lo de sectario, pero que en justicia podr¨ªa aplicarse a la mayor parte, sino a todas, las religiones existentes. A los cienci¨®logos tambi¨¦n les molesta profundamente que los departamentos de Hacienda y los tribunales de muchos pa¨ªses se entrometan en sus finanzas y financiaciones, donaciones y evasiones, se sienten una iglesia perseguida, lo cual, aunque les dota de un carisma suplementario, es fuente de muchos problemas en este mundo materialista. La "persecuci¨®n" a los cienci¨®logos se produce sobre todo en Europa, continente que sabe m¨¢s por viejo de dioses y demonios, diezmos y ¨®bolos y en el que muchos de sus pobladores ya ni siquiera creen en sus propias y acreditadas iglesias.
En Par¨ªs el "perseguido" Cruise se convirti¨® por unos d¨ªas en perseguidor para hacerse una foto con Chirac, pero el veterano pol¨ªtico galo supo esconderse bien tras una cortina de diplom¨¢ticas negativas. En Madrid hasta hace muy poco la Iglesia de la Cienciolog¨ªa ten¨ªa su sede en unas catacumbas de la calle de la Montera que sus adeptos abandonaban de cuando en cuando para repartir propaganda en las concurridas y promiscuas aceras de la zona en las que reinan el pecado y la confusi¨®n. La nueva sede se encuentra en un edificio emblem¨¢tico, m¨¢s emblem¨¢tico a¨²n por hallarse a dos pasos del Congreso de los Diputados y a tres del Ateneo, la iglesia perseguida se ha convertido en la iglesia triunfante gracias a la magia de Hollywood y de L. Ron Hubbard, un dios nacido en Nebraska en 1911 y fallecido hace unos a?os, un dios del marketing religioso, empresario l¨ªder en el ascendente hipermercado espiritual renacido en la segunda mitad del siglo XX, el dios que vino a salvar a Hollywood y resucit¨® a John Travolta y a Tom Cruise, el dios de Kristie Allen, de Isaac Hayes y de Chick Corea y de una legi¨®n de triunfadores del cine, de la pol¨ªtica y el deporte, el reverendo Ronald que hizo realidad, virtual, para millones de adeptos, un invento en el que se reconciliaban dos proposiciones irreconciliables, eternas rivales desde el origen de los tiempos, materia sobre la que por cierto siguen discutiendo. La cienciolog¨ªa reconcilia la Religi¨®n con la Ciencia y se ufana de utilizar m¨¦todos tecnol¨®gicos para investigar el alma. Un m¨¦todo casi infalible para captar un suculento mercado entre universitarios con inquietudes espirituales y famosos con crisis de conciencia. El sacramento de la Cienciolog¨ªa es una m¨¢quina, el e-metro, o electro-psico-metro, una versi¨®n de dise?o de la m¨¢quina de la verdad, del pol¨ªgrafo, al que el catec¨²meno se somete en presencia del sacerdote que practica su auditaci¨®n analizando las respuestas inconscientes ante determinados est¨ªmulos con el fin de localizar las ¨¢reas m¨¢s conflictivas de su mente y barrer los engramas, sensaciones negativas, de su mente reactiva que es la mala de pel¨ªcula frente a la mente anal¨ªtica que es la protagonista. Los enemigos de la cienciolog¨ªa y los expertos en sectas dicen que la "auditaci¨®n" de los adeptos es un m¨¦todo de lavado de cerebro que hubiera hecho las delicias de Stalin. Pero los principales enemigos del cienci¨®logo siguen siendo por este orden los psiquiatras y psic¨®logos que ponen en solfa su verborrea paracient¨ªfica y sus coartadas y los periodistas que denuncian sus maniobras de captaci¨®n y financiaci¨®n.
"Sois el mal", gritaban a los reporteros los cienci¨®logos de la guardia pretoriana que protegi¨® al reverendo Cruise cuando subi¨® al p¨²lpito. El bien supremo estuvo representado por Su Eminencia David Miscavige, jefe del Centro de Tecnolog¨ªa Religiosa de la Iglesia de las Estrellas, mec¨¢nico espiritual, ingeniero financiero de esta ingeniosa fabulaci¨®n con ra¨ªces en Disneylandia.
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