Los d¨¦ficit sanitarios de Catalu?a y de Espa?a
A ra¨ªz del debate originado por la petici¨®n del nuevo Gobierno de la Generalitat de Catalu?a de que el Estado espa?ol contribuya a resolver el enorme problema de su d¨¦ficit sanitario se ha iniciado una campa?a por parte de los conservadores espa?oles de movilizar a sus bases, estimulando un enfrentamiento entre las distintas comunidades en Espa?a. Se presenta a los catalanes y a su Gobierno como insolidarios que est¨¢n ejerciendo una excesiva influencia en el Gobierno socialista espa?ol al cual est¨¢n "chantajeando", como dijo recientemente Jos¨¦ Mar¨ªa Michavila, portavoz del PP. Por el otro lado, en Catalu?a los nacionalistas conservadores tambi¨¦n est¨¢n intentando movilizar sus bases acusando al nuevo Gobierno catal¨¢n de ser demasiado acomodaticio a la voluntad del nuevo Gobierno espa?ol.
Es parad¨®jico pero tambi¨¦n predecible que estas fuerzas pol¨ªticas nacionalistas conservadoras intenten movilizar el antagonismo entre Espa?a y Catalu?a (que es parte de Espa?a) cuando, en realidad, ellas han contribuido en gran manera a incrementar el gran d¨¦ficit sanitario p¨²blico espa?ol (y catal¨¢n) que es el problema real que Espa?a tiene. La alianza de tales fuerzas pol¨ªticas gobern¨® Espa?a (y Catalu?a) durante el periodo 1996-2004, contribuyendo esta alianza a empeorar algunos de los problemas sobre los cuales ahora intentan dividir a los espa?oles. Los "testarudos datos" como dec¨ªa mi maestro Gunnar Myrdal, hablan por s¨ª solos. El gasto p¨²blico sanitario espa?ol es uno de los m¨¢s bajos de la Uni¨®n Europea que integraban 15 pa¨ªses (UE-15). Representa s¨®lo un 5,8% del Producto Interior Bruto (PIB), siendo el promedio de la UE-15 un 7,2%. En 1996 tal gasto p¨²blico sanitario era un 6,2% del PIB, porcentaje que ha ido descendiendo desde entonces. Si en lugar de tomar este indicador tomamos la cifra de gasto sanitario p¨²blico por habitante (medido en unidades de poder de compra-upc-, es decir, euros modificados para poder comparar el valor adquisitivo de la moneda en varios pa¨ªses) vemos que tal gasto fue 1.131 upc en el 2001 (¨²ltimo a?o del cual tenemos informaci¨®n comparable con la UE-15), el m¨¢s bajo de la UE-15 despu¨¦s de Grecia y Portugal. El promedio de la UE-15 era mucho mayor, 1.730 upc. Mientras que el nivel de riqueza de Espa?a (medido como PIB per c¨¢pita) es ya el 84% del promedio de la UE, el gasto p¨²blico sanitario per c¨¢pita es s¨®lo el 65%, mostrando un enorme d¨¦ficit de gasto p¨²blico sanitario entre Espa?a y la UE-15, d¨¦ficit que es incluso mayor debido a la estructura demogr¨¢fica de nuestro pa¨ªs, que tiene un porcentaje de personas por encima de 65 a?os (que necesitan y consumen m¨¢s servicios sanitarios) mayor que el promedio de la UE-15.
En realidad, tal d¨¦ficit sanitario p¨²blico per c¨¢pita entre Espa?a y la UE aument¨® significativamente (tanto en Catalu?a como en Espa?a) durante el periodo 1996-2001, ¨²ltimo a?o que tenemos datos, pasando de ser 458 upc por persona en 1996 a 599 upc en el a?o 2001, un crecimiento de nada menos que un 30%. Durante aquel periodo (as¨ª como durante el periodo 1993-1996) se dio m¨¢s importancia a alcanzar el equilibrio presupuestario que a corregir el d¨¦ficit sanitario p¨²blico que Espa?a ten¨ªa con el resto de la UE-15, cuyo gasto p¨²blico sanitario promedio per c¨¢pita aument¨® m¨¢s r¨¢pidamente que en nuestro pa¨ªs (ver Navarro, V. y Quiroga, A. en El Estado del bienestar en Espa?a en www.vnavarro.org). El famoso equilibrio presupuestario se ha realizado a costa de un incremento muy notable del d¨¦ficit social (incluyendo el d¨¦ficit p¨²blico sanitario) de Espa?a con el promedio de la UE-15. El hecho de que tal crecimiento del d¨¦ficit sanitario no haya tenido hasta ahora la visibilidad medi¨¢tica y pol¨ªtica que se merece se debe a muchos factores, siendo uno de ellos el que el 20%-30% de la poblaci¨®n de renta superior de Espa?a (un grupo social de enorme influencia en los medios de informaci¨®n y persuasi¨®n y en las instituciones representativas y del que derivan la mayor¨ªa de formadores de opini¨®n de este pa¨ªs) utiliza la sanidad privada o recibe trato preferencial en la p¨²blica y no es consciente de la enorme escasez de recursos en el sector sanitario p¨²blico. Ni que decir tiene que las insuficiencias de gasto p¨²blico no son los ¨²nicos problemas del sector sanitario; las prioridades que dan excesivo ¨¦nfasis a nuevas altas tecnolog¨ªas y centros de investigaci¨®n biom¨¦dicos (que absorben enormes cantidades de recursos) a costa del subdesarrollo de la atenci¨®n primaria y de la salud p¨²blica es un ejemplo de la mala utilizaci¨®n de recursos p¨²blicos.
A esta gran escasez de recursos se a?aden otros problemas espec¨ªficos de cada comunidad auton¨®mica. As¨ª, Catalu?a tiene 299.614 personas extranjeras que viven en su territorio, que est¨¢n registradas en el Servicio Catal¨¢n de Salud y en cambio no est¨¢n contabilizadas en la preparaci¨®n de los Presupuestos del Estado. La atenci¨®n sanitaria de estas personas representa un d¨¦ficit de 271 millones de euros al a?o que deber¨ªa ser corregido pues este d¨¦ficit va acumul¨¢ndose. Por otra parte, Catalu?a, al tener un gran n¨²mero de centros especializados atiende tambi¨¦n a un elevado n¨²mero de personas procedentes de otras comunidades auton¨®micas, represent¨¢ndole unos costes de aproximadamente 40 millones de euros, de los cuales recibe pago del Estado por s¨®lo unos 12 millones. Otro problema es la antig¨¹edad de edificios de propiedad de la Seguridad Social (que dependen del Estado central) cuya modernizaci¨®n supone unos gastos elevados de 820 millones de euros que, al menos, deber¨ªan compartirse entre el propietario (el Estado central) y el arrendatario (la comunidad auton¨®mica). Ni que decir tiene que estos problemas no son ¨²nicos de Catalu?a y de ah¨ª que el nuevo Gobierno de la Generalitat est¨¢ pidiendo que el Estado central pague los servicios que Catalu?a y otras comunidades auton¨®micas (lo cual no se cita en los medios de informaci¨®n conservadores, que son la mayor¨ªa en Espa?a) proveen y que no han sido pagados, pidiendo tambi¨¦n que se redefina el criterio por el cual se asignan fondos a las comunidades auton¨®micas para hacerlos m¨¢s equitativos, proponiendo que las comunidades auton¨®micas aporten seg¨²n su renta y reciban seg¨²n su poblaci¨®n.
La correcci¨®n de tales d¨¦ficit exige una respuesta de los Presupuestos en ¨¦ste y en los pr¨®ximos a?os. En este sentido, no puede considerarse como inamovible el techo presupuestario. En realidad, el Gobierno espa?ol deber¨ªa variar su compromiso de mantener constante el gasto p¨²blico como porcentaje del PIB, un compromiso que entra claramente en conflicto con el deseo mayoritario de la poblaci¨®n espa?ola de que el gasto p¨²blico social de Espa?a converja con el promedio de la UE-15, promesa tambi¨¦n incluida en el programa electoral del PSOE. Me preocupan las posibles consecuencias de no variar el primer compromiso y ello como consecuencia de haber vivido una experiencia semejante, cuando residiendo en EE UU, asesor¨¦ en temas econ¨®micos y sociales al Partido Dem¨®crata en el a?o 1992. El candidato Clinton venci¨® aquellas elecciones debido a un programa de expansi¨®n del muy insuficiente Estado de bienestar estadounidense (comprometi¨¦ndose a la universalizaci¨®n y expansi¨®n de los servicios sanitarios, considerando tales compromisos como temas prioritarios en su campa?a electoral). Con ello, Clinton consigui¨® una movilizaci¨®n de la clase trabajadora abstencionista, causa de que ganara las elecciones. El gran error de Clinton fue el que una vez elegido, y debido a las presiones del capital financiero (Wall Street), puso como prioridad alcanzar el equilibrio presupuestario a costa de incumplir sus promesas electorales, causa de la gran victoria republicana de 1994, debida a la gran abstenci¨®n de las bases del Partido Dem¨®crata, enojadas con el presidente. El Gobierno socialista espa?ol deber¨ªa aprender de aqu¨¦lla y de otras experiencias semejantes en Europa.
Para alcanzar el compromiso de converger con la Europa Social de los Quince es necesario (adem¨¢s de corregir el delito fiscal, escandalosamente alto) aumentar los impuestos tanto directos como indirectos, estrategia que choca con la percepci¨®n generalizada en los establishments medi¨¢tico, pol¨ªtico y financiero del pa¨ªs, de que Espa?a ha alcanzado su l¨ªmite tributario m¨¢ximo, resultado de un supuesto "agotamiento fiscal", percepci¨®n que no est¨¢ avalada por los datos. Los impuestos en Espa?a representan el 36,2% del PIB, uno de los m¨¢s bajos de la UE-15 cuyo promedio es 40,5% (Suecia es 50,6%). En Espa?a, cuyo nivel de riqueza es, como he dicho antes, semejante al del promedio de la UE, el Estado tiene, sin embargo, unos ingresos muy por debajo del promedio de la UE, en donde los impuestos (como porcentaje del PIB) han ido aumentando desde 1995. Espa?a es de los pocos pa¨ªses que no ha visto crecer sus impuestos directos. Dentro de ¨¦stos, los impuestos sobre la renta han bajado pasando de representar un 7,9% del PIB en 1995 a un 7,1% en el a?o 2002 (en la UE-15, por el contrario, pas¨® de ser un 9,6% a un 9,9% del PIB). En realidad, y en contra de lo que se nos dice constantemente, la gran bajada de impuestos en Espa?a no sigue una tendencia internacional; al rev¨¦s, va en contra de esta tendencia. Existe tambi¨¦n necesidad de aumentar los impuestos indirectos siendo el del tabaco un impuesto obvio puesto que el tabaco es uno de los m¨¢s baratos en Europa, siendo el tabaquismo en Espa?a el m¨¢s extendido en nuestro continente. Tal impuesto aumentar¨ªa los fondos del Estado en 567 millones de euros que deber¨ªan ir a Sanidad.
Estos temas deber¨ªan ser los que centraran el debate nacional, en lugar de temas que intentan enfrentar las comunidades auton¨®micas entre s¨ª como muchos creadores de opini¨®n est¨¢n hoy intentando hacer, ocultando el tema real que es el d¨¦ficit social de Espa?a. La mayor¨ªa de catalanes nos sentimos espa?oles y los datos muestran que Catalu?a ha sido solidaria con toda Espa?a. El nuevo Gobierno catal¨¢n, que tiene una gran conciencia social, est¨¢ pidiendo al Estado central que tome medidas que permitan resolver el dram¨¢tico d¨¦ficit sanitario de Catalu?a haci¨¦ndolo de manera que resuelva tambi¨¦n el problema de otras comunidades auton¨®micas y de toda Espa?a. Con ello, el nuevo Gobierno no se centra en s¨ª mismo sino que intenta resolver sus problemas, resolviendo a la vez los problemas de Espa?a. El intento por parte de las fuerzas conservadoras de dividir a las fuerzas progresistas de Espa?a (inconscientemente apoyadas por algunas voces de izquierda) reproducir¨¢ -en caso de conseguirlo- el retraso social de Espa?a del cual hist¨®ricamente ellas son responsables.
Vicen? Navarro es catedr¨¢tico de Pol¨ªticas P¨²blicas de la Universitat Pompeu Fabra.
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