El primer Boris Godunov
Nunca representada en vida del compositor, la versi¨®n primigenia supone un retorno a su esencia musical y dram¨¢tica, un retrato centrado en el drama interior de Boris Godunov a trav¨¦s de siete escenas que se suceden sin descanso en la producci¨®n de la Nederlandse Opera que llega al Liceo con un amplio reparto encabezado por el gran bajo finland¨¦s Matti Salminen. Del montaje, estrenado en Amsterdam en 2001, se ofrecer¨¢n 12 funciones entre el 29 de septiembre y el 17 de octubre.
Boris Godunov es la m¨¢s importante de la historia de la ¨®pera rusa y una de las m¨¢s decisivas en la evoluci¨®n teatral y musical del g¨¦nero oper¨ªstico. La genial obra, con libreto del compositor basado en la obra de Alexandr Pushkin y La historia del Estado ruso de Nikol¨¢i Karamzin, fue rechazada inicialmente por los Teatros Imperiales: la segunda versi¨®n original, de 1872, que incluye el acto polaco y otros cambios, se estren¨® en el teatro Mariinki de San Petersburgo en 1874. A las dos versiones originales de Mussorgski, se sumaron despu¨¦s diversas adaptaciones, orquestaciones y tambi¨¦n manipulaciones.
Nikol¨¢i Rimski-K¨®rsakov hizo su propia versi¨®n de Boris entre 1895 y 1896. No fue fiel a Mussorgski, ya que volvi¨® a orquestar la obra casi en su totalidad y a?adi¨® m¨²sica propia, pero su brillante orquestaci¨®n no s¨®lo se utiliz¨® habitualmente en los teatros rusos durante un siglo: con el suntuoso ropaje del autor de Scheherazade la obra de Mussorgski conquist¨® un lugar de honor en el repertorio mundial. El camino hacia los or¨ªgenes de Boris es confuso y lleno de trampas. La edici¨®n original para canto y piano fue la fuente principal utilizada por el music¨®logo P¨¢vel Lam para establecer en 1928 la orquestaci¨®n original en su edici¨®n de las obras completas de Mussorgski. Dmitri Shostak¨®vich escogi¨® otro camino al revisar en 1940 la segunda versi¨®n de Boris y crear una nueva orquestaci¨®n con mayor fidelidad que Rimski. Por su parte, el music¨®logo David Lloyd-Jones revis¨® la orquestaci¨®n fijada por Lam y edit¨® una nueva versi¨®n original incorporando hallazgos tras la investigaci¨®n de fuentes manuscritas.
A la hora de acudir al teatro, o escoger una grabaci¨®n, las diferentes versiones y adaptaciones de Boris abren un universo interpretativo sorprendente. "La versi¨®n original que ofrecemos en el Liceo conserva el color orquestal de Mussorgski, m¨¢s ¨¢spero y oscuro. En las posteriores versiones y orquestaciones, especialmente la de Rimski-K¨®rsakov, los compositores limaron los contrastes y buscaron un sonido m¨¢s bonito y suntuoso, menos agresivo. Pero creo que el alma rusa de Mussorgski pide colores m¨¢s primarios, atm¨®sferas m¨¢s sombr¨ªas para retratar el alucinado drama de Boris", explica Sebastian Weigle.
Mussorgski, que falleci¨® a
los 42 a?os, alcoholizado y dejando unas cuantas obras inacabadas o no orquestadas, plasm¨® en Boris su sue?o visionario, un arte espec¨ªficamente ruso frente a la europeizaci¨®n representada por compositores como Chaikovski: el valor radical de la palabra en su escritura vocal, la l¨ªnea mel¨®dica sin aditamentos belcantistas y la ¨¢spera escritura orquestal, sin concesiones al orientalismo, se unen en una b¨²squeda de la veracidad dram¨¢tica que abri¨® nuevas v¨ªas en la moderna evoluci¨®n del lenguaje oper¨ªstico.
Apasionado int¨¦rprete del repertorio alem¨¢n y ruso, Weigle, que asume el cargo de director musical del Liceo por un periodo de tres a?os, sustituyendo en el cargo a Bertrand de Billy, conoce bien el trabajo esc¨¦nico de Willy Decker. "La producci¨®n se estren¨® hace cuatro a?os y llega a Barcelona perfectamente rodada, sin fisuras, con una visi¨®n teatral que profundiza en el drama interior de Boris", comenta Weigle, que en la temporada 2005-2006 dirigir¨¢ en el Liceo el reciente montaje de Decker de La ciudad muerta, de Erich Wolfgang Korngold, estrenado con gran ¨¦xito el pasado agosto en el Festival de Salzburgo.
"La ¨®pera de Mussorgski es una obra hist¨®rica s¨®lo en apariencia. Como tal, resulta realmente dudosa y plantea muchos problemas, por no decir que carece de todo valor desde el punto de vista hist¨®rico y deber¨ªa considerarse como un falseamiento de la historia. A fin de cuentas, el eje sobre el que se fundamenta es una afirmaci¨®n que finalmente se ha sabido que no es cierta: Boris no hizo asesinar al zar¨¦vich Dmitri, hijo de Iv¨¢n el Terrible, para convertirse en zar", afirma Willy Decker en un art¨ªculo sobre su montaje de Boris.
Para Decker, la obra maestra de Mussorgski es internamente una obra teatral impregnada de una profunda psicolog¨ªa y una gran tensi¨®n dram¨¢tica. "Narra la historia de un hombre que sacrifica su paz interior por el ansia de ce?ir la corona y hacerse con el poder. Profundiza en el fuero interno de un monarca criminal, en el alma de un hombre que posiblemente ha cometido el crimen m¨¢s atroz imaginable: el asesinato de un ni?o. Esta acci¨®n se presenta y se describe sin ambages y de un modo horrendo; jam¨¢s se pone en tela de juicio, ni se relativiza, interpreta o se justifica, ni siquiera por parte de Boris. E incluso la mirada en lo m¨¢s ¨ªntimo de este asesino despiadado no conduce al espanto, al odio, ni a la repugnancia, sino a la compasi¨®n".
El papel del zar Boris, que ha sido interpretado por los m¨¢s legendarios bajos de la historia -F¨¦odor Chaliapin lo dio a conocer ampliamente en Occidente- ser¨¢ asumido en el Liceo por Matti Salminen al frente de un reparto en el que figuran los bajos Eric Halfvarson y Anatoli Kotcherga, la mezzosoprano Stefania Tocyska, el tenor Philip Langridge y el contratenor Brian Asawa.
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