Espectacularidad espiritual
Dentro de la abigarrada programaci¨®n del Festival Asia, que organiza Casa Asia y que este a?o ha coincidido con la Merc¨¨, destacaba, en su aspecto estrictamente musical, la presencia de un grupo de tambores ceremoniales japoneses taiko que hace ya cuatro a?os hab¨ªa visitado Barcelona dejando un grato recuerdo.
Yufuin Genryu Taiko llegaban, adem¨¢s, con el auspicio de la Fundaci¨®n Nacional Japonesa Taiko, lo que era una garant¨ªa a?adida, y anteanoche no decepcionaron en el Mercat de les Flors, m¨¢s bien al contrario: ofrecieron un concierto sencillamente impactante.
Una presentaci¨®n de tambores taiko comporta siempre un aspecto de espectacularidad nada desde?able que por s¨ª solo genera expectaci¨®n entre el p¨²blico curioso. As¨ª fue anteanoche, cuando la Sala Maria Aur¨¨lia Campany del Mercat de les Flors registr¨® una magn¨ªfica entrada a pesar de que el concierto era de pago en medio de un sinf¨ªn de actos gratuitos en el mismo Festival Asia, en el recinto de la Ciutat del Teatre (es decir, sin contar con la abrumadora presencia musical gratuita de la fiesta mayor barcelonesa). Audiencia que a buen seguro disfrut¨® con la oferta del grupo Yufuin Genryu, porque no es necesario estar muy introducido en la cultura milenaria japonesa para dejarse llevar por la belleza pl¨¢stica y la sonoridad casi hiriente de los tabores taiko y de las diminutas flautas de ca?a que les acompa?an.
Experiencia intensa
Los siete percusionistas (doblando ocasionalmente a flautas o a casta?uelas met¨¢licas) ofrecieron una abanico de ritmos destinados originalmente a llamar la atenci¨®n de los dioses y pedirles que bajaran a dialogar. Ritmos apabullantes que golpean directamente en el est¨®mago mientras las flautas lacerantes se clavan como una daga entre las neuronas cerebrales. Una experiencia intensa y vitalista.
El tambor principal que presentaron los Yufuin Genryu Taiko no era especialmente grande; problemas de exceso de equipaje, adujeron. Estos tambores pueden llegar a medir hasta dos metros y medio de di¨¢metro -Kitaro los utiliza mucho mayores pero escapan a la estricta tradici¨®n-, y ¨¦ste apenas llegaba a la tercera parte, pero su sonoridad retumb¨® en los altos techos del Mercat de les Flors con una insolencia estremecedora. ?mpetu casi salvaje doblegado por la f¨¦rrea disciplina de los siete m¨²sicos, en especial de su director Tadashi Hasegawa.
La actuaci¨®n de Yufuin Genryu Taiko no s¨®lo fue magn¨ªfica sino un ejemplo de que no es necesario maquillar la tradici¨®n de los tambores taiko para venderla en occidente. A menudo los conciertos de esta especialidad, al estilo del flamenco para turistas, son m¨¢s una exhibici¨®n de artes marciales y est¨¦tica manga que una demostraci¨®n de espiritualidad musical. Nada de eso con Yufuin Genryu Taiko: seriedad, tradici¨®n, belleza pl¨¢stica y m¨²sica impactante. Una peque?a maravilla.
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