D¨ªa de los sordos
Han pasado 25 a?os desde que empezamos a celebrar cada ¨²ltimo domingo de septiembre, como hoy, el D¨ªa Internacional de las Personas Sordas. El movimiento asociativo de personas sordas comenz¨® un camino de lucha sociopol¨ªtica que va desde la oscuridad de nuestra existencia a la claridad que las propias personas sordas hemos construido. Fue en 1978 cuando las seis asociaciones de sordos que hab¨ªa en la Comunidad Valenciana se reunieron para acordar y preparar la constituci¨®n de la nueva federaci¨®n auton¨®mica, la actual Fesord-CV. Desde entonces el movimiento asociativo ha ido extendi¨¦ndose a otros territorios hasta las catorce asociaciones que conforman el mapa de nuestra Comunidad.
Hemos alcanzado muchos logros, que van desde una mayor presencia social a la puesta en marcha de numerosas medidas. La presencia de int¨¦rpretes de lengua de signos se ha generalizado a trav¨¦s de medidas como el derecho por ley que tienen los ciudadanos sordos a disponer de un int¨¦rprete en cualquier proceso judicial o la implantaci¨®n reciente de esta figura en el sistema educativo obligatorio. Mejoras que hacen que los estudiantes sordos encuentren vocaciones que antes ten¨ªan dormidas. En definitiva, medidas que favorecen nuestra participaci¨®n.
No obstante, como en todo, hay peros. A veces se duda de nuestra capacidad para decidir el rumbo y lo que queremos para nuestro futuro. A veces resulta contradictorio que en la sociedad de la tolerancia, de la globalizaci¨®n, de la tecnolog¨ªa, de la diversidad, las personas diferentes tengamos que demostrar mucho m¨¢s que el resto.
Este supuesto mundo del bienestar puede llegar a velar hechos tan importantes como que los estudiantes universitarios sordos tengan que emigrar a otras Autonom¨ªas porque no dispongan de int¨¦rpretes o que, a pesar del constante incremento de acciones para los m¨¢s mayores, las personas sordas de m¨¢s edad no puedan disfrutar de ellas. Pocos son los que, en torno al actual debate sobre los efectos perjudiciales de una mala programaci¨®n televisiva en los m¨¢s peque?os, se paran a pesar en que los ni?os sordos a¨²n hoy deben conformarse con los programas que se hayan decidido subtitular. En general, la subtitulaci¨®n apenas ronda el 20%. Falta recorrer la senda que llevar¨¢ a que la lengua de signos sea tratada, estudiada y regulada a nivel legal, siendo una cuesti¨®n de Derecho, reconociendo as¨ª los derechos de sus usuarios.
Las personas sordas queremos que el progreso signifique que t¨², mi vecino/a, mi compa?ero/a, mi m¨¦dico/a, mi profesor/a, mi jefe/a, t¨² que me miras, conozcas qui¨¦nes somos y sepas lo mucho que tenemos que aportar.
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