La esencia de la romanidad
Stendhal, que era del norte, dec¨ªa que los romanos eran cat¨®licos descre¨ªdos con un sentido innato de la propia impunidad, mentirosos y fascinantes, tenaces en la pereza, orgullosos y carentes de dignidad, amantes de la elegancia, las cuchilladas, el oro y la sangre. A Stendhal, pese a ser del norte y pese a decir esas cosas, le gustaban los romanos. Y apreciaba el peculiar amor a la vida de una gente que, por obvias razones hist¨®ricas, estaba de vuelta de todo.
La plantilla del Roma parece encarnar, actualmente, la esencia de la romanidad. La gente que bajo la tiran¨ªa de Fabio Capello dobl¨® la cabeza y, pese a alguna que otra correr¨ªa, trabaj¨®, gan¨® un scudetto en 2001 y pele¨® con brillantez por el t¨ªtulo la pasada temporada, se ha comido a Rudi Voeller en 25 d¨ªas. "Esperaban que diera un pu?etazo sobre la mesa y, en cambio, busqu¨¦ el di¨¢logo", dec¨ªa ayer el pobre Voeller, que dimiti¨® el s¨¢bado tras asistir a un espect¨¢culo s¨®rdido. La Roma perdi¨® con el Bolonia, 3-1, pese a jugar con dos hombres m¨¢s, o tres m¨¢s si se cuenta, como parece justo, al ¨¢rbitro.
"Di¨¢logo". Pobre Rudi. ?l s¨®lo quer¨ªa ayudar a su antiguo club en una emergencia. El ex entrenador de la selecci¨®n alemana no es un Einstein del banquillo, pero tampoco se merece lo que ha hecho el Roma en este arranque de temporada. En el primer partido, Cassano se busca la expulsi¨®n agrediendo a un contrario. Dos d¨ªas despu¨¦s, Cassano abandona el entrenamiento poniendo verde al mister. Ese mismo d¨ªa, por la noche, Mexes es expulsado por pegar una patada cuando el bal¨®n rueda ya por Albacete. Un minuto m¨¢s tarde, un espectador de tribuna le abre la cabeza al ¨¢rbitro con una moneda. Totti, a todo esto, sigue comport¨¢ndose como el ni?ato del escupitajo en Portugal y se dedica a polemizar a distancia con el traidor Capello, emigrado a Tur¨ªn.
La Roma, es cierto, tuvo una desgracia cuando la temporada estaba a punto de arrancar. El sustituto de Capello, Cesare Prandelli, abandon¨® para dedicarse a su mujer, enferma de c¨¢ncer. Ese gesto human¨ªsimo, que honra a Prandelli, desmont¨® todo el programa de preparaci¨®n, pero pod¨ªa haber servido para unir al grupo humano. Otros vestuarios habr¨ªan apretado los dientes y habr¨ªan hecho lo posible por salvar una campa?a de transici¨®n, a la espera de que Prandelli regresara. Pero en Trigoria, el cuartel general de la Roma, las cosas no funcionan de esta forma.
?Que en el Madrid tambi¨¦n pasan cosas desagradables? ?Que Camacho tampoco ha durado nada? Vale. Pero en la plantilla blanca hay unos cuantos campeones del mundo y un pu?ado de campeones de Europa, varios jugadores han iniciado el declive y, en ¨²ltimo extremo, se podr¨ªa justificar un poco de apat¨ªa. La Roma es joven y no tiene gran cosa en la vitrina. S¨ª tiene en el coraz¨®n, para su desgracia, toda la complejidad romana.
El partido de ma?ana ser¨¢ curioso. Depresivos contra pasotas. A ver qui¨¦n gana.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.