Ram¨®n de Espa?a reflexiona sobre la felicidad en su novela 'Calidad de vida'
Primero fue el t¨ªtulo, y luego la novela. As¨ª explica Ram¨®n de Espa?a (Barcelona, 1956) la g¨¦nesis de su libro: "Cada d¨ªa flipaba m¨¢s con la expresi¨®n calidad de vida, que a m¨ª me parece un concepto moral o mental, y en cambio me lo vend¨ªan como algo est¨¦tico o material, de manera que me dio por reflexionar sobre ello". De esa inquietud a prop¨®sito de la felicidad naci¨® Calidad de vida (Planeta), su s¨¦ptima novela, en la que el escritor satiriza las apariencias sociales y arremete contra la hipocres¨ªa. Todo aderezado, como siempre, con su particular tono ¨¢cido.
Para contar lo que quer¨ªa, Ram¨®n de Espa?a ha recurrido a cuatro hombres, en torno a los que giran las distintas tramas que se cruzan en el libro, siempre con el escenario de Barcelona como tel¨®n de fondo. Una Barcelona reciente, exactamente la que sali¨® masivamente a la calle para protestar contra la guerra de Irak. Los protagonistas de las historias son F¨¦lix, un freak con sobrepeso, dibujante de c¨®mics y, por lo que ver¨¢ el lector, un peligro p¨²blico; Marc, su amigo de la infancia, columnista de un diario progresista y de prestigio, que mira con escepticismo los convencionalismos de la sociedad que le rodea; ?scar, compa?ero de universidad de este ¨²ltimo y redactor jefe del mismo peri¨®dico, y que da el tipo del triunfador seg¨²n los c¨¢nones establecidos, y finalmente, Diego, un polic¨ªa pendenciero y bebedor que intenta huir de un pasado tr¨¢gico.
"Los tres primeros tienen algo de m¨ª o de gente que conozco muy bien; el polic¨ªa, el m¨¢s marciano a mi juicio, es el ¨²nico personaje totalmente inventado", comenta Ram¨®n de Espa?a, que se sabe al dedillo las interioridades del oficio de periodista, actividad a la que se ha dedicado durante a?os y a la que, de una u otra manera, inevitablemente acaba volviendo.
Escepticismo
El escritor reconoce que la novela destila un cierto escepticismo -"que no pesimismo", subraya-, "el de quien, llegado a una cierta edad, ve c¨®mo sus ilusiones se han ido muriendo y se plantea qu¨¦ hacer para ser m¨¢s feliz". El tono de la novela es agridulce -pasa del humor m¨¢s corrosivo al puro drama, donde cabe desde el terrorismo a la violencia contra las mujeres-, como lo era el de la anterior, La casa del dolor, basada en un gui¨®n que llev¨® al cine como director con el t¨ªtulo de Haz conmigo lo que quieras, su debut tras la c¨¢mara: "Es un tono en el que me siento muy c¨®modo y que da verosimilitud a la historia, porque, en definitiva, as¨ª es la vida".
Reconoce que el lenguaje de Calidad de vida y las opiniones que vierte son "pol¨ªticamente incorrectas", y que pueden caer mal a m¨¢s de uno, pero aduce que no quiere permanecer callado ante "esta especie de institucionalizaci¨®n de la cultura" que tanto abunda y del espejismo de que "aqu¨ª, en Barcelona, se vive muy bien". "No me gusta pertenecer a una ciudad que se vende como la mejor tienda del mundo y que el catal¨¢n m¨¢s conocido sea un cocinero", zanja.
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