Doce vacantes en el Supremo

Los nombramientos de magistrados y presidentes de Sala del Tribunal Supremo son el aut¨¦ntico caballo de batalla de una reforma que pretende introducir la mayor¨ªa cualificada de tres quintos (13 votos de 21) para proceder a esos nombramientos y a los de presidentes de los tribunales superiores de cada autonom¨ªa.

Justicia sabe que antes del 31 de enero de 2005 habr¨¢ que cubrir 12 vacantes en el Tribunal Supremo, y de ellas, cuatro corresponden a las presidencias de cuatro de las cinco Salas: la de lo Civil, Penal, Social y Militar, que podr¨ªan ir en su mayor parte a jueces conservadores. De hecho, la reforma empez¨® a plantearse en serio este verano, a partir de la ¨²ltima tanda de nombramientos, en que el sector conservador del Poder Judicial impuso su mayor¨ªa para adjudicar ocho cargos a magistrados de la conservadora Asociaci¨®n Profesional de la Magistratura frente a dos de la progresista Jueces para la Democracia.

Entre los nombramientos posteriores preocupan los de la Sala Penal, la m¨¢s sensible del alto tribunal por cuanto tiene encomendado el enjuiciamiento de aforados: presidente y miembros del Gobierno, diputados y senadores, determinados parlamentarios auton¨®micos, magistrados, etc¨¦tera.

Una sala que durante el mandato del PP resisti¨® todos los intentos de incriminar a ministros como Josep Piqu¨¦ por el caso Ertoil, a Jaume Matas por supuesto fraude electoral, que rechaz¨® todas las querellas contra el entonces presidente Jos¨¦ Mar¨ªa Aznar por la guerra de Irak y que en breve podr¨ªa tener que pronunciarse sobre las acciones emprendidas contra Federico Trillo por el caso del Yak-42.

En los ¨²ltimos a?os se ha procurado mantener un cierto equilibrio ideol¨®gico entre los miembros de su plantilla, pero todas las vacantes que se han ido produciendo desde que entr¨® el actual Consejo han ido a parar a jueces de la APM: Francisco Monterde, Juan Ram¨®n Berdugo y Luis Rom¨¢n Puerta, renovado el pasado julio pese a que se jubila el primero de enero. Ahora la relaci¨®n de fuerzas beneficia a ligeramente a la derecha pero los conservadores del CGPJ no ocultan su intenci¨®n de mantenerla y a¨²n de incrementarla.