Entre atletas
Haber tenido la oportunidad de convivir, de compartir esfuerzos, ilusiones y sue?os, con algunos de nuestros deportistas en Atenas ha sido para m¨ª un privilegio. Con ellos y sus entrenadores, con el personal de apoyo, con sus federativos, con todas las personas que vienen haciendo posible que, desde 1968, Espa?a haya alcanzado un lugar de honor en la ¨¦lite del paralimpismo mundial.
Saberse uno arropado por quienes se exigen, y a quienes se les exige todos los d¨ªas un esfuerzo suplementario, una renuncia extraordinaria, una superaci¨®n sobre otra, implica, adem¨¢s de orgullo, seguridad y responsabilidad. Orgullo, por comprobar que es posible obviar las limitaciones para llenar una vida de capacidad. Seguridad, por constatar, viendo a estas mujeres y estos hombres, que el futuro se construye cotidianamente, en un horizonte de permanente esperanza. Y responsabilidad, porque, al valorar ese esfuerzo supremo, se ponen de manifiesto la calidad y cantidad de las decisiones que debemos tomar para mantener, e incrementar, unos est¨¢ndares de bienestar y dignidad compatibles con la sociedad que entre todos estamos construyendo.
Herbert Lottman, quiz¨¢ el mejor bi¨®grafo de Albert Camus, afirm¨® que "los escritores se inician aprendiendo a eliminar ¨²tilmente lo que sobra"... ?Un lujo para algunas personas!, cuando lo que hacen otras, todos los d¨ªas, es intentar ser mejores con lo que falta. Evidentemente, estos atletas son de una pasta especial. Se ha podido ver en el comienzo de estos Juegos: un ciclista espa?ol supera el record establecido hasta la fecha; otro, saluda y anima a los espectadores con movimientos de su cabeza... ?porque ha conseguido superar a su perseguidor con un solo brazo y una sola pierna!
No estoy seguro de que la totalidad de la sociedad en la que vivimos acepte la igualdad sustancial entre los diferentes. Tanto da, una gran mayor¨ªa s¨ª lo hace y sabe que personas como nuestra abanderada Sara Carracelas, como Isabel, como Javier, como Purificaci¨®n, como Xavi..., como tantas y tantos compatriotas nuestros, amanecen cada d¨ªa metidos en su particular Viaje a Itaca, en su particular aventura, siempre larga y fruct¨ªfera. Una aventura personal que, gracias a su generosidad, la disfrutamos todos, colectivamente.
El contacto con nuestros atletas, aprovechando el entorno de la celebraci¨®n de los Juegos Paral¨ªmpicos de Atenas, me ha reafirmado en que el concepto de l¨ªmite es relativo; por cierto, algo que demostr¨® Einstein quiz¨¢ como contribuci¨®n, entre otras cosas, a vencer el narcisismo propio del ser humano. He comprendido, en ese mismo sentido, la necesidad de situarnos en el lugar de los dem¨¢s, de salirnos de nuestro ensimismamiento para, generosamente, poner al alcance de todos los medios suficientes capaces de satisfacer nuestras necesidades, tanto f¨ªsicas como emocionales. He asumido la idea, porque la he vivido, de que "dar la cara" todos los d¨ªas es condici¨®n inseparable del progreso de la humanidad.
En estos d¨ªas, coincidiendo con el oto?o ateniense, no se trata tanto de ganar cuanto de ser igual. Ver a los casi 300 espa?oles que forman nuestra delegaci¨®n paral¨ªmpica, en la pista del m¨ªtico estadio Ol¨ªmpico de Atenas, recibiendo el calor de miles de personas, ya es ganar. Llegar aqu¨ª es el triunfo de la voluntad, del tes¨®n y de la constancia en el trabajo. Llegar aqu¨ª, para competir a lo largo de una docena de d¨ªas, es la constataci¨®n de que la libertad y el valor del ser humano para tomar parte activa en el desarrollo colectivo son posibles.
Los cientos de medallas que pueblan el palmar¨¦s colectivo de estos atletas son el reflejo de un desaf¨ªo constante, de un esfuerzo por adaptarse a la existencia social a partir del desarrollo de dos valores a los que tenemos derecho: la autonom¨ªa y la individualidad. No ser¨ªa posible la existencia de sociedad sin la existencia del individuo, de un individuo capaz de "gozar de un tiempo suyo, de un tiempo propio", como nos ense?¨® nuestra Mar¨ªa Zambrano. ?sa es la lecci¨®n que recibimos a diario: que ser y sentirnos ¨²nicos e individuales entre los dem¨¢s est¨¢ en la base de nuestra convivencia.
La historia la escribimos cada d¨ªa los humanos y afortunadamente no se acaba. En ese sentido, se ha hecho com¨²n pensar que entre el andar, entre el moverse f¨ªsicamente y la din¨¢mica hist¨®rica, existe una relaci¨®n sustancial por cuanto a trav¨¦s de ese movimiento se desvelan el car¨¢cter y los anhelos de los pueblos y los individuos. As¨ª, el car¨¢cter de "rito de la ciudadan¨ªa" que tuvieron los Juegos Ol¨ªmpicos en la Grecia cl¨¢sica se proyecta a nuestros d¨ªas para demostrarnos que seguimos andando, que seguimos, como nuestros 155 atletas, dando cuenta de nuestra existencia, de nuestro trabajo, de nuestro esfuerzo por cultivar entre todos el progreso de la humanidad. Gracias, campeones.
Jes¨²s Caldera es ministro de Trabajo y Asuntos Sociales.
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