Presupuesto de transici¨®n
El objetivo fundamental de cualquier pol¨ªtica econ¨®mica es mejorar la creaci¨®n de riqueza. Si se a?ade la etiqueta de progresista, debe aspirar, adem¨¢s, a lograr un reparto equilibrado de la misma mediante el empleo suficiente y una adecuada protecci¨®n de los ciudadanos.
Los desequilibrios de la econom¨ªa espa?ola (inflaci¨®n superior a la media europea, abultado d¨¦ficit con el exterior, alto desempleo, y excesiva temporalidad) tienen su origen principal en la menor dimensi¨®n e inferior capacidad para producir bienes y servicios de calidad del tejido productivo espa?ol. Elevar la productividad es, por tanto, un elemento clave para afrontar el problema. Consolidar las actuales prestaciones sociales y crear alguna nueva muy demandada por la sociedad (servicios a personas con dependencia), dando un segundo impulso al Estado del bienestar, puede ser la segunda l¨ªnea de actuaci¨®n.
La iniciativa privada juega un papel b¨¢sico en el actual marco socioecon¨®mico, pero el reto implica tambi¨¦n a la iniciativa p¨²blica. Es habitual escuchar la necesidad de acometer inversiones para mejorar la productividad en infraestructuras, en investigaci¨®n y desarrollo o en educaci¨®n. Demandas que a?adir a la mejora de los deficientes servicios en justicia o seguridad ciudadana, la soluci¨®n a problemas como la vivienda, sanidad o el olvido de la protecci¨®n a la familia. Las preguntas claves son: ?cu¨¢l es el nivel necesario?, y sobre todo, ?c¨®mo se obtienen los recursos para realizar las pol¨ªticas asumiendo como elemento positivo una cuentas p¨²blicas saneadas?
La posibilidad de introducir cambios significativos en los PGE 2005 es reducida. Esta afirmaci¨®n se sustenta en el escaso periodo de tiempo dispuesto desde la victoria electoral para modificar normas con incidencia en los ingresos, junto a la decisi¨®n de mantener la estabilidad presupuestaria.
Con estas premisas, el Presupuesto presentado es bastante similar a los anteriores, y aunque sus autores han incluido algunas se?ales que se concretan en avances en algunos ep¨ªgrafes (I + D + i, vivienda, pensiones m¨ªnimas, y ense?anza), el reducido volumen de las partidas incorporadas, junto a la ausencia de una pol¨ªtica global en esas ¨¢reas, impide considerarlas soluci¨®n a los problemas acumulados, algunos de mucha gravedad.
Los nuevos responsables econ¨®micos han avanzado en transparencia al explicar algunos de los trucos contables utilizados por los anteriores gestores, demostrando que el equilibrio publicitado era en realidad d¨¦ficit, asumible pero d¨¦ficit. Esta loable actitud deber¨ªa tener continuidad renunciando a utilizar la contabilidad creativa (inversiones excluidas del presupuesto aunque se financien por el Estado con cr¨¦ditos incobrables) como instrumento para mejorar los resultados formales. Existen dudas razonables para pensar que esta pr¨¢ctica no va a ser erradicada de inmediato.
La verdadera prueba para evaluar la pol¨ªtica econ¨®mica del Gobierno vendr¨¢ en los siguientes Presupuestos, cuando ya se habr¨¢ dispuesto del tiempo suficiente para evaluar en profundidad las deficiencias y priorizar el orden y calendario de las pol¨ªticas elegidas para hacerles frente. Entonces averiguaremos la opci¨®n elegida por el Ejecutivo, aumentar el gasto p¨²blico para mejorar la productividad y la creaci¨®n de riqueza afrontando activamente las deficiencias de la econom¨ªa espa?ola o, por el contrario, acomodar el presupuesto a los crecimientos aut¨®nomos de productividad sin superar el tope de gasto anunciado (el 39% del PIB ya alcanzado en 2003). Para no incurrir en d¨¦ficit excesivos, la primera soluci¨®n necesita de mayor presi¨®n fiscal, una opci¨®n posible aprovechando la gran distancia con los pa¨ªses comunitarios m¨¢s avanzados (6,3 puntos del PIB) y aplicable no s¨®lo con modificaciones normativas.
La segunda puede renunciar a utilizar el tan denostado en la pol¨ªtica actual componente tributario, pero a cambio impone un muy estrecho margen de actuaci¨®n al depender directamente la elaboraci¨®n de los Presupuestos de la variable identificada como origen del problema: la baja productividad de la econom¨ªa espa?ola.
Esta decisi¨®n puede marcar en buena parte el talante del Gobierno en el terreno econ¨®mico. Un terreno donde los Gobiernos auton¨®micos deber¨ªan participar m¨¢s y mejor utilizando todo el potencial de ingresos propios del que disponen para desarrollar correctamente las pol¨ªticas bajo su competencia, tan importantes como las anteriores para el bienestar de los ciudadanos.
Miguel ?ngel Garc¨ªa D¨ªaz es director del Gabinete Econ¨®mico de CC OO.
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