Chechenia sobrevive entre la penuria y el terror
La inseguridad y una reconstrucci¨®n paralizada por la corrupci¨®n mantienen al pa¨ªs en ruinas
![Pilar Bonet](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/https%3A%2F%2Fs3.amazonaws.com%2Farc-authors%2Fprisa%2F20305dc5-7626-4aae-ba59-6e4ab29f2aac.png?auth=637102860dc774e4edecc8d35394dc6e08d620e804b66b7dbdb83c18f1a37160&width=100&height=100&smart=true)
La vida en Chechenia, la rep¨²blica cauc¨¢sica asolada por la guerra, est¨¢ a¨²n lejos de la normalidad, aunque en Grozni, la capital, los controles militares se han reducido, hay m¨¢s gente en la calle, m¨¢s ni?os en las escuelas, gasolineras suntuosas y m¨¢s tiendas y talleres de reparaci¨®n de autom¨®viles e incluso j¨®venes, que beben refrescos sentados en la nueva plaza central, junto a la filial del Banco Agr¨ªcola Ruso (estatal), el responsable del pago de las compensaciones por los hogares destruidos.
Alrededor de este n¨²cleo urbano, el paisaje de ruinas domina por doquier. Ning¨²n lugar es seguro. Por las noches, y a veces durante el d¨ªa, cualquiera puede ser asesinado o desaparecer sin dejar rastro en esta ciudad donde una incursi¨®n guerrillera dej¨® 98 muertos el pasado agosto.
Los parados reciben 10 euros al mes y las condiciones empujan a los j¨®venes a la guerrilla
A la reconstrucci¨®n se destinan 3.500 millones de d¨®lares anuales, pero desaparecen siempre
Adem¨¢s de la inseguridad, la falta de viviendas y la corrupci¨®n en el pago de las compensaciones lastran hoy la vida cotidiana de los chechenos. En una residencia del barrio de Leninski, los que regresaron de los campos de desplazados de la vecina Ingushetia bajan del cuarto piso a la calle para ir a los servicios o acarrear agua del ¨²nico grifo que les abastece. Se alojan aqu¨ª 1.615 personas, o m¨¢s de 300 familias. Tamara, madre de cinco hijos, recibe al mes 3.000 rublos (85 euros) como pensi¨®n de viudedad y 140 rublos (3,96 euros) de ayuda para sus dos menores. Es todo lo que entra en la familia. Luisa dice haber solicitado hace un a?o la compensaci¨®n por la p¨¦rdida de su casa. "Sin entregar la mitad de los 350.000 rublos que nos dan por la p¨¦rdida de vivienda y enseres, no hay forma de cobrar. Todos pagan, pero nadie lo denuncia", afirma.
Los desplazados viven de la ayuda humanitaria de las organizaciones no gubernamentales o del Ministerio de Situaciones de Emergencia. Este mes dicen haber recibido 10 kilos de harina y un litro de aceite por persona de los daneses, as¨ª como conservas de carne, arroz, leche condensada y t¨¦ del ministerio. "Unos d¨ªas traen el pan y otros no, y en ocasiones llega duro; en alguna parte, alguien se mete en el bolsillo el dinero del pan que no nos llega", gritan las mujeres.
Los funcionarios que reciben al comisario de Derechos Humanos del Consejo de Europa, ?lvaro Gil-Robles, y a los periodistas que viajan con ¨¦l reconocen que hay problemas, pero insisten en que la situaci¨®n ha mejorado. Los optimistas dicen que la mordida sobre la compensaci¨®n por la p¨¦rdida de vivienda se ha reducido del 30% al 50%.
Oficialmente, en Chechenia hay 343.000 parados, lo que seg¨²n el peri¨®dico Trud equivale al 53,2% de la poblaci¨®n activa. Tambi¨¦n hay casi 100.000 jubilados y cerca de 2.000 hu¨¦rfanos de padre y madre. Y todo eso en una poblaci¨®n que el ¨²ltimo censo en 2002 calculaba en algo m¨¢s de 1,1 millones de personas, aunque estos datos, seg¨²n algunos analistas, pueden estar hinchados con "almas muertas" para engordar las asignaciones financieras.
"Den trabajo y habr¨¢ menos personas que agarren la metralleta para ir a robar", exclamaba el ministro de trabajo local, Magomed Vaj¨¢yev. El subsidio de paro es de unos 10 euros al mes y las condiciones sociales y econ¨®micas impulsan a los j¨®venes a irse al monte y unirse a la guerrilla.
En la Cl¨ªnica N¨²mero Nueve de Grozni yace Ajriad Mogamadov, un tractorista alcanzado por una mina cuando sali¨® al campo a labrar. En el pasillo, su prima, que le vela, cuenta que ella y sus dos hijos viven con 2.000 rublos al mes. El mayor de 25 a?os ha acabado los estudios de derecho y est¨¢ en el paro.
En una de las escuelas centrales de Grozni, este a?o hay 911 ni?os matriculados: de ellos, 140 han vuelto de los campos de refugiados y de otros lugares a donde huyeron de la guerra. En la clase de geograf¨ªa cuelga un mapa del mundo y un viejo mapa sovi¨¦tico de cuando Chechenia e Ingushetia formaban una sola unidad administrativa. Hay clases de lengua chechena como una asignatura m¨¢s y gabinete psicol¨®gico.
Del secuestro de la escuela de Besl¨¢n no parecen haber sacado conclusiones, porque no tienen vigilante en la puerta. En un pasillo, los ni?os hablan de desapariciones y de asaltos nocturnos en sus vecindarios. Cuando anochece, nadie sale a la calle.
Las condiciones de seguridad en Chechenia no son peores que en el resto del C¨¢ucaso, dice el presidente del Consejo de Estado interino, Taus Dzhabra¨ªlov, cuyo predecesor fue asesinado en mayo junto con el presidente Ajmed Kad¨ªrov. Esta nivelaci¨®n, sin embargo, es m¨¢s atribuible a la degradaci¨®n del C¨¢ucaso que a la mejora de Chechenia.
Dzhabra¨ªlov asist¨ªa el fin de semana pasado a un seminario sin precedentes sobre los derechos humanos. Se celebraba en el recinto donde est¨¢n los edificios gubernamentales de Grozni, una especie de Kremlin fortificado a la chechena. En diciembre de 2002, uno de estos edificios salt¨® por los aires en un atentado con un cami¨®n bomba. Desde entonces se ha ampliado la zona de seguridad.
En Grozni, ocultas por ruinas -a veces camufladas delibera-damente para no llamar la atenci¨®n-, hay casas particulares confortables, porqueno falta el dinero de los negocios del petr¨®leo, del robo de los fondos de la reconstrucci¨®n o de los negocios, aunque no llegue a quienes m¨¢s lo necesitan.
En la reconstrucci¨®n de Chechenia se gastan cada a?o 3.500 millones de d¨®lares, seg¨²n dijo en julio el jefe del Gobierno ruso Mija¨ªl Fradkov, que prometi¨® 2.800 millones suplementarios este a?o. Sin embargo, los millones desaparecen una y otra vez sin dejar rastro, a juzgar por los pocos edificios construidos.
Los militares, en cambio, ampl¨ªan sus acuartelamientos. En el de Severnii, donde est¨¢n las tropas del Ministerio del Interior, se construyen nuevos pabellones y se proyecta una escuela. El recinto, con una buena cl¨ªnica, est¨¢ bien equipado y puede calificarse de muy confortable. Frente a ¨¦l se alinea una cola de camiones cargados de ladrillos. Los militares rusos est¨¢n aqu¨ª para quedarse, aunque, en un concierto en honor de Gil-Robles, la banda de m¨²sica del cuartel cantaba: "Nos vamos de Chechenia".
La realidad en Grozni es compleja. Una parte de la ¨¦lite prorrusa mantuvo posiciones independentistas o -como el asesinado Kad¨ªrov- luch¨® contra los rusos en el pasado. Considerarlos simples marionetas de Mosc¨² no responde a la realidad. Algunos independentistas convencidos se pasaron al bando prorruso, asustados por la radicalizaci¨®n islamista de guerrilleros con los que ellos mismos hab¨ªan luchado.
Ahora, cuando hablan de di¨¢logo con "el otro lado" se refieren a dar posibilidades reales de integrarse (y tambi¨¦n condiciones de seguridad) a los que quieren dejar las armas. Estos sectores no creen que sea posible recomenzar de cero desde la situaci¨®n de 1997, cuando Chechenia era pr¨¢cticamente independiente. "Es demasiado tarde para negociar con Masj¨¢dov, porque ¨¦ste tiene ahora una infraestructura de terror; los guerrilleros no quieren la paz en Chechenia, sino desestabilizar todo el C¨¢ucaso", afirmaba Ibrahim Ars¨¢nov, un especialista gubernamental.
Tambi¨¦n en conversaciones informales, los chechenos prorrusos reconocen que las elecciones presidenciales en la rep¨²blica han sido una farsa formal. Algunos conf¨ªan en que los comicios parlamentarios de la pr¨®xima primavera puedan cambiar las cosas. El presidente checheno, Al¨ª Alj¨¢nov, dijo estar dispuesto a garantizar la participaci¨®n de los que no empu?an las armas.
Habr¨¢ que verlo. Pero un ¨®rgano m¨¢s representativo, que acoja a independentistas dispuestos a utilizar argumentos y no balas, favorecer¨ªa la estabilizaci¨®n en Chechenia. El experto en el C¨¢ucaso Alex¨¦i Malashenko calcula que s¨®lo un 10% de los que luchan hoy en las monta?as son ultrarradicales.
![Una pareja de chechenos camina por la calle principal de Grozni, asfaltada a medias, entre edificios destruidos.](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/QQZJSKEBXLUJCSVC4MWRNUO2XI.jpg?auth=c6c5289dedd404811d1555e12d269e46f9ba2690f9c2cc670cbb19a605a7710b&width=414)
Petr¨®leo y venganzas
En parte por desconfianza, Mosc¨² no ha transferido hasta ahora a Grozni todas las competencias que piden los chechenos, entre ellas la producci¨®n de petr¨®leo, la principal riqueza de la rep¨²blica. El presidente Al¨² Alj¨¢nov, como su asesinado antecesor, Ajmad Kad¨ªrov, pidi¨® al presidente Putin que entregue el control del crudo a la rep¨²blica para financiar su reconstrucci¨®n. Putin le apoy¨®, pero la transferencia no se ha producido a¨²n.
La petrolera Grozneftegaz, filial de la estatal Rosneft, planeaba exportar 1,9 millones de toneladas de petr¨®leo checheno en 2004 y, seg¨²n el Ministerio de Energ¨ªa de la Rep¨²blica, esta cifra puede llegar hasta cinco millones de toneladas anuales. En Chechenia, calculan estas fuentes, puede haber reservas de m¨¢s de 800 millones de toneladas.
La desconfianza entre chechenos y rusos se extiende tambi¨¦n a los chechenos entre s¨ª. Ramz¨¢n, el hijo de Kad¨ªrov, hoy primer vicejefe de Gobierno, dirige unidades armadas que organizan operaciones de "exterminio de guerrilleros". Un funcionario local, en el pasado cercano al primer l¨ªder separatista, Dzhojar Dud¨¢iev, dec¨ªa sentirse inseguro tanto con sus paisanos, que pueden tener agravios que vengar, como con los rusos. ?stos, dice, "necesitan hoy a gente como yo que estuvo en el otro bando, pero no s¨¦ qu¨¦ pasar¨¢ en el futuro".
Los chechenos prorrusos se muestran un¨¢nimes, sin embargo, al condenar el racismo antichecheno y al protestar por la arbitrariedad de las tropas federales. "En Chechenia", dec¨ªa Taus Dzhabra¨ªlov en el seminario de Grozni, hace "m¨¢s de 10 a?os que se violan los derechos constitucionales b¨¢sicos de la persona, se violan de forma masiva, sistem¨¢tica, brutal, c¨ªnica y, sobre todo, impune". La operaci¨®n antiterrorista concluy¨® oficialmente en abril de 2000, pero las "operaciones de limpieza" y las "venganzas", con gran cantidad de v¨ªctimas civiles han seguido, dec¨ªa Dzhabra¨ªlov ante un auditorio en el que, adem¨¢s del comisario Gil-Robles, estaba tambi¨¦n el general ruso Arkadi Yedel¨¦yev, viceministro del Interior. El general miraba indiferente por la ventana, mientras el checheno denunciaba la venta de personas y de cad¨¢veres, las torturas, las extorsiones en los puestos militares.
Este a?o, 265 personas han sido secuestradas y otras 94 han desaparecido. En 2003 fueron 595 los secuestrados y 127 los desaparecidos.
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