Papeles del 11-M

Los documentos entregados por el Gobierno a la comisi¨®n de investigaci¨®n sobre el 11-M no dan aval alguno a la hip¨®tesis de una participaci¨®n directa o indirecta de ETA, indican que la polic¨ªa no estuvo lejos de detectar que se preparaba un atentado y respaldan la idea de que su financiaci¨®n no requiri¨® de grandes sumas de dinero. Queda ahora que, con esos datos, los comisionados reorienten su trabajo hacia el objetivo de identificar qu¨¦ fallos evitables se cometieron y qu¨¦ iniciativas pueden impedir la eventual repetici¨®n de la tragedia.

Buena parte de los documentos hab¨ªan sido pedidos por el PP con la idea de que sirvieran de apoyo a la teor¨ªa que segu¨ªa especulando con la participaci¨®n de ETA. Esa hip¨®tesis, refutada por los hechos, fue reavivada de manera confusa por algunos medios de comunicaci¨®n y asumida acr¨ªticamente por el PP. El atentado habr¨ªa sido el resultado de una conspiraci¨®n destinada a provocar el cambio de mayor¨ªa pol¨ªtica, en la que habr¨ªan participado ETA, como colaborador de la c¨¦lula de islamistas radicales, c¨®mplices de la polic¨ªa y de la Guardia Civil y servicios secretos extranjeros, especialmente marroqu¨ªes. Se trata de una construcci¨®n apoyada en unos pocos hechos reales combinados entre s¨ª a voluntad: por ejemplo, se relaciona la presencia en Irak, en marzo de 2003, de un grupo de personas del entorno de Batasuna con la posible participaci¨®n de ETA en el asesinato, ocho meses despu¨¦s, de siete agentes espa?oles del CNI.

Los papeles ahora difundidos separan los hechos de las suposiciones, sobre ese punto y otros, como la presencia de radicales vascos en el cerco a Arafat en Ramala, la supuesta presencia de etarras en campos de Al Qaeda en Afganist¨¢n, o los espor¨¢dicos contactos entre reclusos de ETA y grupos islamistas en las c¨¢rceles. M¨¢s inter¨¦s tiene la informaci¨®n sobre seguimientos, controles telef¨®nicos y de inmuebles relacionados con los autores del atentado. Se deduce de los papeles que la polic¨ªa no estaba tan en la inopia como pudo pensarse, aunque sus investigaciones no culminaron a tiempo por razones que la comisi¨®n deber¨¢ indagar. En todo caso, resulta sorprendente el aparente inter¨¦s del PP por acreditar hip¨®tesis de las que saldr¨ªa m¨¢s bien malparado: la implicaci¨®n de ETA (lo que cuestionar¨ªa sus indudables ¨¦xitos en ese terreno) o la complicidad de sectores del aparato de Estado (cuando era su Gobierno el m¨¢ximo responsable).

El informe de Europol conocido ayer indica, de otro lado, que no es necesario buscar tras los autores materiales inspiradores o financiadores misteriosos: es perfectamente veros¨ªmil que el atentado fuera concebido y realizado por los grupos locales identificados, tal vez con un contacto con Al Qaeda. Para que estos datos permitan despejar pistas falsas y reorientar las tareas de la comisi¨®n se necesita otro factor: que los partidos dejen de considerarla una oportunidad para confirmar sus hip¨®tesis previas sobre cuestiones que no son objeto de la investigaci¨®n. Ese planteamiento explica que el 57% de los espa?oles considere in¨²til la tarea de la comisi¨®n, seg¨²n la encuesta publicada aqu¨ª el lunes pasado.