Gardner Botsford, editor de 'The New Yorker'
Gardner Botsford, veterano director de la revista The New Yorker, que ayud¨® a forjar su gran reputaci¨®n y estilo prestigioso bajo la direcci¨®n de William Shawn, falleci¨® el lunes en Manhattan, Nueva York. Ten¨ªa 87 a?os. Seg¨²n declar¨® su esposa, la autora Janet Malcolm, la causa fue una afecci¨®n de la m¨¦dula ¨®sea.
En una carrera de 37 a?os que empez¨® antes de la II Guerra Mundial, Botsford adquiri¨® cada vez m¨¢s responsabilidades en la gesti¨®n de una singular plantilla de escritores de no-ficci¨®n, desde Janet Flanner y A. J Liebling a Joseph Mitchell, Roger Angell y, a?os m¨¢s tarde, su segunda esposa, Janet Malcolm. Ayer, en una entrevista, Janet Malcolm declar¨®: "Todos los art¨ªculos m¨ªos que public¨® los considero colaboraciones".
Botsford, un hombre alto y delgado con modales a la antigua usanza, era conocido por su cortes¨ªa. "Cog¨ªa algo que hab¨ªas escrito y lo mejoraba, y resultaba muy dif¨ªcil averiguar c¨®mo lo hab¨ªa hecho", cuenta Robert Angell. "Eso le encantaba," a?ade.
David Remnik, actual director de la revista, explica: "El estilo de The New Yorker se volvi¨® m¨¢s serio y profundo a lo largo y despu¨¦s de la Segunda Guerra Mundial. Gardner Botsford vivi¨® la guerra en primera l¨ªnea, fue editor de escritores cruciales y una parte esencial del proceso".
Nacido el 7 de julio de 1917 y criado en Nueva York, Botsford fue llamado a filas en 1942, particip¨® en el desembarco de Normand¨ªa el d¨ªa D y combati¨® en la Batalla del Bulge. Fue herido y condecorado por su servicio, que describi¨® en unas memorias de 2003, A Life of privilege, Mostly.
En ellas, describe su infancia rodeada de lujos como hijo de Ruth Gardner, una rica heredera del Medio Oeste cuya familia invent¨® el regulador Gardner, un dispositivo que controlaba los motores a vapor.
El padre de Botsford, Alfred Miller Botsford, era periodista y acab¨® trabajando en el departamento de publicidad de la famosa empresa cinematogr¨¢fica Players-Lasky.
Los padres de Botsford se divorciaron, y su madre volvi¨® a casarse con Raoul Fleischmann, cuya familia hab¨ªa financiado The New Yorker y con quien Botsford pas¨® gran parte de su ni?ez. En su casa de Nueva York hab¨ªa ocho sirvientes para una familia de cinco personas, y pasaban los veranos en Francia y en Long Island.
Creci¨® rodeado de escritores y actores. Harpo Marx visit¨® la casa familiar de Port Washington y, seg¨²n escribi¨® Botsford, sabiendo que su madre insist¨ªa en que todo el mundo llevara zapatos para sentarse a la mesa, se present¨® a comer con pensamientos y acianos entre los dedos del pie.
Gardner Botsford asisti¨® a un selecto internado en Hotchkiss y m¨¢s tarde curs¨® estudios superiores en la Universidad de Yale. Despu¨¦s de abandonar Yale, Botsford consigui¨® un trabajo de redactor en la revista The New Yorker.
Sin embargo, Harold Ross, que a menudo ten¨ªa enfrentamientos con la familia Fleischmann, no tard¨® en despedirle y le aconsej¨® que cogiera un poco de experiencia en un peri¨®dico. Botsford se convirti¨® en redactor de The Jacksonville Journal en Florida. En 1942 fue reaceptado por The New Yorker, esta vez a instancias de William Shawn, que trabajaba como director ejecutivo para Ross e intervino en favor del joven. "Lamentablemente, Botsford es ex hijastro de Fleischmann (?el viejo ogro!)", escribi¨® Shawn a su jefe. "Pero no creo que eso deba tenerse en cuenta".
Al finalizar la Segunda Guerra Mundial, regres¨® de nuevo al semanario The New Yorker y poco a poco fue consolidando su posici¨®n como uno de los editores con m¨¢s poder.
La primera mujer de Botsford, Katharine Chittenden, falleci¨® en en el a?o 1974. En 1975, Botsford se cas¨® con la escritora Janet Malcolm, a quien hab¨ªa editado desde los a?os sesenta. "Su amor surgi¨® de la edici¨®n", recordaba Angell.
El papel de Botsford como editor de Malcolm se convirti¨® en un problema en 1993, despu¨¦s de que el psicoanalista Jeffrey Masson denunciara a Malcolm por difamaci¨®n.
El abogado de Masson plante¨® si Botsford hab¨ªa verificado suficientemente las citas utilizadas por su mujer en un art¨ªculo. En 1994, un jurado de San Francisco determin¨® que dos de las cinco citas impugnadas eran falsas y otra de ellas difamatoria, pero que ninguna hab¨ªa sido escrita con suficiente irresponsabilidad como para constituir una calumnia.
Gardner Botsford se jubil¨® de The New Yorker en 1982. Deja, adem¨¢s de su viuda, Janet Malcolm, dos hijas de su primer matrimonio: Margot, jueza del Tribunal Supremo de Jamaica Plains, Massachussets, y la doctora Susan Workum, de Cambridge, Massachussets; a tres nietos y un nietastro.-
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