Desprop¨®sitos en Heli¨®polis

El f¨²tbol suele parecer il¨®gico, pero no lo es tanto y la evoluci¨®n del encuentro de ayer en Heli¨®polis, aunque extra?a, fue la consecuencia exacta de la realidad actual de ambos contendientes. El Betis es un barullo y al Valencia le duele la media.

El Valencia salt¨® al c¨¦sped concentrado y se aprovech¨® de la empanada inicial, y t¨¢ctica, de los verdiblancos. A los dos minutos del comienzo, Fiore ya tuvo un oportunidad clara con un disparo desde fuera del ¨¢rea, tras una jugada de toque, larga y en la que participaron hasta cinco de sus jugadores. La seriedad en el repliegue y la rapidez que le imprime el incansable Di Vaio al ataque otorgaron al Valencia un superioridad insultante durante algo m¨¢s de media hora. En el minuto 9 marc¨® Di Vaio tras recibir un pase de saque de banda. La desastrosa disposici¨®n t¨¢ctica de los verdiblancos le dej¨® hasta un centenar de opciones al buen delantero italiano.

Tras el gol, el Valencia sigui¨® apabullando al Betis, con un f¨²tbol l¨®gico: pase, apoyo, desmarque, disparo a puerta. Pero este Valencia no es del pasado a?o. Crea m¨¢s oportunidades de gol y m¨¢s disfrutables en su ejecuci¨®n, pero tiene un roto que no se debe obviar. El desconcierto comenz¨® en el minuto 16, cuando Baraja tir¨® a la basura, en una acci¨®n imperdonable para un profesional, un tiro de falta al borde del ¨¢rea, a cent¨ªmetros de la media luna, por ir de listo. Mand¨® el bal¨®n al segundo grader¨ªo antes incluso de que se colocar¨¢n la barrera y... sus compa?eros.

Un error grueso, de igual calibre de los que cometieron Marchena (dos veces) o el propio Baraja. Este Valencia no es el mismo porque la pareja Albelda-Baraja no lo hace como sol¨ªa hacerlo. Baraja cumpli¨® con el juego de contenci¨®n e incluso intent¨® desentumecer al equipo en la segunda mitad, pero no contribuy¨® ni con una sola chispa del juego que se espera de un centrocampista de ¨¦lite.

El Betis tiene un problema de esencia. No sabe a qu¨¦ juega. La llegada de Lloren? Serra Ferrer sacrificaba la fantas¨ªa, pero se vendi¨® como la f¨®rmula para encontrar un car¨¢cter propio. El t¨¦cnico balear no ha sido capaz de articular un discurso coherente. La defensa es d¨¦bil, o descolocada, y la media es un elemento vac¨ªo a¨²n de sentido, o de jugadores capaces de ejecutar el trabajo.

Ed¨² marc¨® tras un fallo de cobertura de los valencianistas y una gran carrera de Oliveira. El brasile?o fue el m¨¢s destacado en el magma posicional de los verdiblancos. Corri¨®, se ofreci¨® a la banda y centr¨® con criterio. Hizo su trabajo, aunque tambi¨¦n la pifi¨® con un s¨®lo defensa en el minuto 78. El celeb¨¦rrimo Joaqu¨ªn se fue de Carboni muchas veces, pero le falt¨® lo que hace buen profesional a uno que juega bien. Vistos los apuros de su marcador, el aprendiz de estrella disfrutaba de una oportunidad magn¨ªfica, la mejor, contra el campe¨®n, para echarse al equipo encima. Pero prefiri¨® quedarse en la banda pidiendo, con los brazos abiertos, movi¨¦ndose espasm¨®di-camente, el bal¨®n al pie. Parece haber pasado a ser un jugador especializado en vez de uno total. Aun as¨ª, fue el mejor de los b¨¦ticos. Es que es m¨¢s bueno de lo que ejecuta.

El empate llev¨® el partido a la locura. La naturaleza del f¨²tbol perdi¨® protagonismo y todo lo que aconteci¨® man¨® de fallos, despistes o perezas. Era incre¨ªble comprobar c¨®mo se desmembraba el juego ortodoxo del Valencia y tambi¨¦n era dif¨ªcil de asimilar el desastre t¨¢ctico del dibujo de Serra Ferrer.

El Valencia desnud¨® carencias graves en su alma y el Betis sobrevivi¨® pese a su falta de esencia. Empate a desprop¨®sitos en Heli¨®polis.