Bases para sustituir el recetario neoliberal
LAS CR?TICAS al orden neoliberal que ha sido hegem¨®nico en Las dos ¨²ltimas d¨¦cadas se han multiplicado desde que cambi¨® el milenio. Ahora, a los juicios se le empiezan a a?adir formulaciones te¨®ricas y t¨¦cnicas alternativas, lo que constituye una nueva etapa. Si hubiera que resumir en un documento el orden declinante, ¨¦se podr¨ªa ser el llamado Consenso de Washington.
Concepto acu?ado por el economista norteamericano John Williamson en 1989, el Consenso de Washington trataba de establecer una especie de "buen sentido econ¨®mico" que fuese aceptado de manera global. En un art¨ªculo titulado Lo que Washington quiere decir cuando se refiere a reformas de las pol¨ªticas econ¨®micas, Williamson estableci¨® las premisas de ese buen sentido econ¨®mico: estabilidad presupuestaria, liberalizaci¨®n financiera y comercial, privatizaci¨®n de los sectores p¨²blicos empresariales, desregulaci¨®n, derechos de propiedad, etc¨¦tera. Lo que se denomin¨® Consenso de Washington (por incluir no s¨®lo la posici¨®n en materia econ¨®mica de la Administraci¨®n norteamericana, sino la del conjunto de agencias multilaterales como el FMI, BM..., y de los tanques de pensamiento localizados en la capital de EE UU) es lo que el economista franc¨¦s Jean-Paul Fitoussi llam¨® "la ideolog¨ªa del mundo".
De la agenda econ¨®mica desaparecieron las palabras de Keynes: "Los dos vicios que marcan el mundo son que el pleno empleo no est¨¢ garantizado y que el reparto de la fortuna y de la renta es arbitrario y desigual"
La semana pasada, un grupo de casi cuatro decenas de economistas de todas partes, reunidos en el F¨®rum, dieron los primeros pasos para crear un consenso de pol¨ªtica econ¨®mica alternativo al Consenso de Washington y firmaron la Agenda del desarrollo de Barcelona. Entre ellos, algunos de los m¨¢s prestigiosos economistas de este momento: Stiglitz, Krugman, Sachs, Rodrik, Hausmann, Blanchard, Calvo, Cohen o el propio Williamson. Entre los espa?oles, Miguel Sebasti¨¢n, principal asesor econ¨®mico del presidente del Gobierno espa?ol, lo que no deja de ser significativo.
La Agenda de Barcelona tiene dos partes metodol¨®gicamente distintas. En la primera se hace balance de la aplicaci¨®n del Consenso de Washington en los pa¨ªses en v¨ªas de desarrollo. Los aspectos m¨¢s positivos han sido el avance de la democracia y los derechos humanos, la aceleraci¨®n del crecimiento (sobre todo en las zonas m¨¢s pobladas del planeta, como China y la India) y haber hecho de la estabilidad macroecon¨®mica un caso de cultura general. La parte negativa ha sido el incremento de la desigualdad en el mundo, los mediocres resultados de las reformas aplicadas y la recurrencia de crisis financieras sist¨¦micas, con gran capacidad de contagio, incluso entre los pa¨ªses que aplicaron pol¨ªticas econ¨®micas ortodoxas.
La segunda parte del documento incluye los siete temas que deber¨ªan formar parte del consenso sustitutivo del neoliberalismo rampante: las instituciones para el crecimiento son la democracia y la econom¨ªa de mercado, pero tambi¨¦n, y en el mismo nivel, la redistribuci¨®n de la renta y la riqueza; se debe facilitar la estabilidad econ¨®mica, pero sin caer en dogmatismos como el del d¨¦ficit cero anual; no existe una ¨²nica pol¨ªtica econ¨®mica para el crecimiento (contra el pensamiento ¨²nico); hay que eliminar el proteccionismo comercial de los pa¨ªses ricos, legitimando la OMC; reforma de las instituciones financieras multilaterales; hacer sim¨¦trica la globalizaci¨®n, no s¨®lo mediante la apertura de los mercados de capitales y de bienes y servicios, sino de los movimientos de personas (aprovechando las remesas de los emigrantes como fuente de financiaci¨®n adicional); y enmarcar el crecimiento econ¨®mico dentro del desarrollo sostenible, luchando contra el calentamiento del planeta (aunque no se menciona el Protocolo de Kioto).
?Es ¨¦sta una alternativa cerrada al Consenso de Washington? No. Para ello se necesita concretar y ampliar algunas de las bases expuestas -con el riesgo de que aparezcan opiniones divergentes- y fortalecer la visibilidad medi¨¢tica de las medidas a adoptar, dada la fortaleza que adquiri¨® el documento de Williamson.
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