Terapia popular
El XV Congreso del PP, que se clausura hoy, es la oportunidad que se ha dado ese partido para responder a una pregunta que sus afiliados y votantes llevan haci¨¦ndose desde marzo: por qu¨¦ una derrota tan inesperada. Pero hay dos formas de plantearla. Una, la m¨¢s consoladora, escarba en lo ocurrido entre el 11 y el 14 de marzo; otra, menos complaciente, trata de indagar sobre lo que sucedi¨® entre enero de 2002, en que se celebr¨® el m¨¢s euf¨®rico de los congresos, con encuestas que pronosticaban una nueva mayor¨ªa absoluta del PP, y el 10 de marzo de 2003, antes de los atentados de Madrid, cuando la distancia era ya inapreciable.
La primera actitud estuvo representada en el congreso por el discurso de ?ngel Acebes (que acus¨® a Zapatero de sembrar una discordia civil equiparable a la de 1936), y dio la impresi¨®n de ser la que suscitaba mayor adhesi¨®n entre los delegados; la segunda la encarn¨® Ruiz-Gallard¨®n, y tambi¨¦n, en su terreno, Josep Piqu¨¦. Entre ambas, en un deliberado punto intermedio, se situ¨® Mariano Rajoy, que se refiri¨® al 11-M como causa del cambio, pero evitando cualquier menci¨®n a teor¨ªas conspirativas. El nuevo presidente del PP rindi¨® homenaje a Aznar, cuya val¨ªa, dijo, confirman sin quererlo quienes siguen persigui¨¦ndole. Pero dicho esto, a?adi¨®: "Ahora, vayamos al grano". Justo antes de defender su candidatura como nuevo presidente.
La lista del Comit¨¦ Ejecutivo es moderadamente continuista, y el criterio fundamental para su composici¨®n parece haber sido el de reducir al m¨ªnimo el n¨²mero de damnificados. Es una caracter¨ªstica de Rajoy, que, a diferencia de un Rato, por ejemplo, carece de equipo propio, por lo que no necesita hacer hueco a los suyos a costa de otros. La lista incluye como novedad a Ruiz-Gallard¨®n. M¨¢s significativo que lo dicho por ¨¦ste es que Rajoy lo eligiera para pronunciar el discurso de apertura del congreso, sabiendo que iba a decir lo que dijo: que aunque sea cierto que el 11-M fue determinante, otros factores influyeron en el desenlace; y aunque lo dijo de manera m¨¢s barroca, qued¨® claro que entre esos factores consideraba relevantes el menosprecio del rival, la desconexi¨®n con sectores de la sociedad y la complacencia con el aislamiento pol¨ªtico y la falta de aliados potenciales ("orgullosamente solos").
Acebes ser¨¢ el secretario general, lo que sin duda supone un gesto continuista, pero entre los secretarios de ¨¢rea habr¨¢ personas de la confianza (y el estilo) de Rajoy: Elorriaga, Astarloa, Ana Pastor. La inc¨®gnita del ¨¢rea econ¨®mica, siempre controlada por Rato, se ha resuelto por la v¨ªa m¨¢s f¨¢cil: el elegido ha sido Miguel Arias Ca?ete, que ya era el portavoz del Grupo Popular en el Congreso para temas econ¨®micos.
De las prioridades se?aladas por Rajoy en su discurso destaca, tras el terrorismo, la cuesti¨®n territorial, elegida como eje central de oposici¨®n al PSOE de Zapatero. En un congreso con escaso contenido program¨¢tico, fue el tema de m¨¢s enjundia de los planteados ayer. Arenas y Piqu¨¦ se dividieron el trabajo, de manera que mientras el primero apelaba a los resortes m¨¢s emocionales (hipotecas de Zapatero con sus aliados nacionalistas, etc¨¦tera), el segundo defend¨ªa una estrategia precisa de intervenci¨®n: el PP no plantea reformas constitucionales y estatutarias, pero acepta debatir las que planteen otros, con determinadas condiciones. Esas condiciones -consenso, estabilidad institucional, igualdad b¨¢sica de derechos, techo competencial potencialmente com¨²n- no son en principio muy diferentes a las fijadas por el PSOE, aunque el PP censura a Zapatero el haberse comprometido a avalar lo que salga de los parlamentos auton¨®micos. En realidad, ese compromiso se refiere s¨®lo al caso catal¨¢n, cuyo estatuto exige para su reforma una mayor¨ªa cualificada ampl¨ªsima, lo que garantiza el consenso.
El entusiasmo de los 3.000 delegados era ayer controlado. Todo lo contrario que el del XIV Congreso, el del desbordamiento de autosatisfacci¨®n y glorificaci¨®n del l¨ªder. Aquello fue el inicio de dos a?os de errores que llevaron al PP a la derrota. Tal vez les sea m¨¢s rentable la contenci¨®n de ahora.
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