El Gobierno tarda hasta tres meses en contestar a la oposici¨®n
El Parlamento tiene atascadas 29 preguntas desde hace un a?o
Las interpelaciones y preguntas que la oposici¨®n plantea al Gobierno como medio de controlar su actividad tardan hasta tres meses en ser respondidas, aunque con frecuencia ese lapso de tiempo es a¨²n m¨¢s largo, sobre todo en las que deben responderse en comisi¨®n. A t¨ªtulo de ejemplo, la ¨²ltima sesi¨®n plenaria, celebrada el jueves, llevaba en su orden del d¨ªa cinco interpelaciones y cuatro preguntas, algunas de ellas presentadas por primera vez en el mes de marzo. Las m¨¢s recientes fueron registradas por los grupos de la oposici¨®n en junio.
Incluso teniendo en cuenta que ha mediado el per¨ªodo vacacional veraniego de agosto y que en septiembre no se ha celebrado ning¨²n pleno salvo el debate de pol¨ªtica general, la oposici¨®n considera que los plazos son excesivamente dilatados y que la tarea de control del Gobierno se ve obstaculizada y retrasada en el tiempo de un modo exagerado respecto al momento en que se producen los hechos que pretender ser controlados. Ello hace perder toda eficacia a esas actuaciones de los grupos opositores.
Respecto a las preguntas para respuesta oral en comisi¨®n, en este momento la C¨¢mara tiene retenidas en la comisi¨®n de Educaci¨®n y Cultura, que preside el nacionalista Martin Aranburu, un total de 29 preguntas, dirigidas a las consejeras de ambos departamentos, Anjeles Iztueta y Miren Azkarate, respectivamente que fueron presentadas -la mayor¨ªa a la primera de ellas-, en septiembre de 2003. En una ocasi¨®n el presidente de la comisi¨®n transmiti¨® al autor de las preguntas, el popular Fernando Maura, seg¨²n se?al¨® ¨¦ste ¨²ltimo, el inter¨¦s del departamento de Cultura en "hablar con ¨¦l", pero la consejera nunca fue convocada por Aramburu para responder.
Existe incluso una pregunta, que tiene por destinatario al consejero de Sanidad, Gabriel Incl¨¢n, que lleva pendiente de respuesta desde el 6 de noviembre de 2001. Su autor, el popular Carmelo Barrio, se interesaba por saber si Incl¨¢n compart¨ªa como programa de gobierno la legalizaci¨®n del consumo de drogas por la que se hab¨ªa pronunciado la directora de Drogodependencias del Ejecutivo. Tanto Maura como Barrio han ido ratificando una y otra vez las preguntas para que conserven su vigencia en el per¨ªodo de sesiones siguiente.
Esta situaci¨®n, que el PSE-EE intent¨® corregir, de nuevo sin ¨¦xito, el pasado jueves, proponiendo la celebraci¨®n de plenos espec¨ªficos de control al ejecutivo, provoca tambi¨¦n la retirada de muchas de las interpelaciones y preguntas que la oposici¨®n presenta, ya que cuando les llega el turno de ser respondidas por el Gobierno en el pleno est¨¢n o fuera del foco de la actualidad o ya han sido explicadas en otros foros.
Desde el 2 de marzo
De las interpelaciones incluidas en el orden del d¨ªa del jueves pasado, la m¨¢s antigua era una del PP relativa a la supuesta "ocultaci¨®n" por parte del Gobierno de un estudio acerca de la inviabilidad de un sistema propio de pensiones. La interpelaci¨®n estaba presentada desde el 2 de marzo y no se program¨® hasta el pleno del 22 de junio. El interpelante, Leopoldo Barreda, pidi¨® entonces que se pospusiera la respuesta, porque consider¨® que iba a pasar desapercibida en un pleno con un orden del d¨ªa muy cargado. Este jueves, m¨¢s de tres meses despu¨¦s, opt¨® por retirarla definitivamente. Han sido en total siete meses los que la interpelaci¨®n ha dado vueltas por la C¨¢mara, para terminar sin ser sustanciada.
Otro tanto hizo la diputada Enriqueta Benito con su interpelaci¨®n al lehendakari por unas declaraciones que efectu¨® el 23 de junio acerca de los derechos hist¨®ricos vascos. Y lo mismo ocurri¨® con una pregunta del grupo socialista, tambi¨¦n al lehendakari, sobre su ausencia del debate de pol¨ªtica aut¨®nomica en el Senado. Fue el 3 de junio cuando se celebr¨® la sesi¨®n y el 8 cuando el secretario general del PSE, Patxi L¨®pez, present¨® su pregunta, que finalmente retir¨® el jueves pasado.
El problema radica en la inexistencia en la C¨¢mara vaca de de plenos espec¨ªficos de control, cuya introduci¨®n con frecuencia quincenal volvi¨® a pedir el PSE, y en que el Reglamento establece un l¨ªmite de dos interpelaciones en cada pleno por grupo. Ello hace que las interpelaciones y las preguntas se programen al final de las sesiones plenarias, por lo que se ven a horas inc¨®modas para todos y poco pr¨¢cticas a la hora de tener alguna relevancia informativa. En otras comunidades aut¨®nomas, la existencia de esas sesiones de control, al igual que existen en el Congreso de los Diputados, facilita la acci¨®n de la oposici¨®n, grandemente obstaculizada en la C¨¢mara auton¨®mica.
Otra queja de la oposici¨®n es que las interpelaciones y preguntas se programen en los plenos por escrupuloso orden cronol¨®gico de presentaci¨®n. Los portavoces de los grupos opositores querr¨ªan poder escoger las que m¨¢s inter¨¦s revistan a su juicio para la opini¨®n p¨²blica de todas las que tengan pendientes en el momento de programarse el pleno.
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