"Ha sido la carrera con m¨¢s presi¨®n de mi vida"
"Los Campeonatos del Mundo se me dan bien porque me arriesgo al m¨¢ximo", dice el corredor c¨¢ntabro, que destaca que hay que tener una gran condici¨®n y unos grandes compa?eros para controlarlo todo
?scar Freire es capaz de ponerse serio hasta en situaciones tan estramb¨®ticas como la que vivi¨®, el domingo por la noche, en uno de los comedores del hotel de Verona. El niki gris de la selecci¨®n espa?ola es una mancha h¨²meda que apesta al cava que los corredores, los 13, han preferido usar para duchar al respetable que para beberlo. El pelo tambi¨¦n le chorrea. A su alrededor contin¨²a la algarab¨ªa. Hace nada, Joseba N¨²?ez, El Potro, su masajista, ha calentado el ambiente con un sensual semistriptease que ha revelado un tanga verde sobre su piel blanca, tersa. Hace un poco m¨¢s, en la misma mesa en la que se contone¨® El Potro, hab¨ªa intentado hablar en castellano Theo de Rooij, el director del Rabobank, otra persona chorreante de cava, que quer¨ªa decir que quiz¨¢s s¨ª que habr¨ªa prima de su equipo para todo el conjunto espa?ol. Y, cinco minutos antes, el mismo Freire hab¨ªa ocupado esa mesa, de pie, entre trozos de tarta pringantes y restos de carpaccio, para pedir a De Rooij esa prima, "ya que si el a?o que viene sobre el maillot arco iris pondr¨¢ Rabobank ser¨¢ gracias a todos ellos". Y a¨²n antes, en esa misma mesa, el p¨²lpito de la noche de fiesta, Freire y su fiel Horrillo, que tambi¨¦n se ir¨¢ con ¨¦l al cuadro holand¨¦s, hab¨ªan mostrado su fidelidad a sus colores exhibiendo, bajo un pecho blanco como la nieve, unos magn¨ªficos calzoncillos naranja. Todo eso ha pasado, pero Freire, chorreante, se sienta ante una grabadora y no pierde el pulso ni el control. Se expresa lento. Reflexivo. Un poso de tristeza incluso, o de perplejidad, en el fondo de sus palabras. "Mi objetivo como ciclista est¨¢ m¨¢s que cumplido", afirma; "cuando fui segundo en el Mundial amateur de San Sebasti¨¢n me di cuenta de que ganar un Mundial era muy importante. Me hizo mucha ilusi¨®n ser el segundo cuando ahora serlo es una victoria amarga. Desde aquel momento, el Mundial fue para m¨ª siempre algo especial".
"Si me hubiera marcado objetivos menores, habr¨ªa ganado muchas m¨¢s pruebas"
"Creo que nunca voy a volver a un conjunto espa?ol. Fuera apuestan m¨¢s fuerte por m¨ª"
"Si me hubiese marcado objetivos menores, seguramente habr¨ªa ganado muchas m¨¢s carreras. Pero, si ganas una vez el Mundial, lo dem¨¢s queda siempre por debajo", explica. Una explicaci¨®n innecesaria para justificar c¨®mo ¨¦l, de magro palmar¨¦s -porque magro para un hombre veloz es llevar 30 victorias en siete temporadas-, tiene la desfachatez de ser, junto a los legendarios Binda, Van Steenbergen y Merckx, el hombre que m¨¢s maillots arco iris ha vestido, tres: "Los Mundiales se me dan bien porque me arriesgo al m¨¢ximo. Es una carrera de un d¨ªa en la que influye mucho la suerte, pero en un recorrido duro como el de Verona no s¨®lo hace falta suerte, sino tambi¨¦n una gran condici¨®n y un gran equipo para controlar la carrera. En los ¨²ltimos a?os hemos estado siempre al m¨¢s alto nivel. Hablo de suerte entre comillas. Suerte de que no pase algo malo, de no tenerla mala. Es un factor que influye, pero lo que m¨¢s influye es hacerlo bien desde el principio. El resultado ha sido el mejor porque nosotros hemos sido los mejores. En Valkenburgo no tuve la suerte. Tuve la mala suerte y se me acab¨® el Mundial".
A la ma?ana siguiente, tras una noche de poco sue?o, una r¨¢pida visita a "la discoteca m¨¢s pija de Verona, de clientes de ¨¦sos que dejan bien aparcado a la puerta, que exhiben, sus Mercedes o sus Porsches", una pizza en familia con su mujer, Laura, "porque no hab¨ªa comido nada s¨®lido despu¨¦s de la carrera", Freire ahonda m¨¢s en su discurso. "Hab¨ªa dicho por la noche que este Mundial de Verona ha sido la carrera que con m¨¢s presi¨®n he corrido en mi vida y es verdad. Por eso, cuando he ganado, me ha hecho siete veces m¨¢s ilusi¨®n que la victoria en la Mil¨¢n-San Remo esta primavera", dice; "es una presi¨®n que yo mismo me he puesto. No es la presi¨®n ¨¦sa de tener que demostrar a nadie que lo que gano es por casualidad, sino esa presi¨®n agobiante que te llega de pensar que, estando mejor que nunca, sabi¨¦ndote ganador casi de antemano, puede que no ganes. Ten¨ªa ese miedo. Porque ¨¦ste era el Mundial en que mejor me sent¨ªa. Estaba tan bien que, cuando sal¨ª, ligero, f¨¢cil, moviendo bien el 44, a por Boogerd y Basso, pens¨¦ en seguir solo en la ¨²ltima vuelta. Me entr¨® esa tentaci¨®n. En el primero que gan¨¦ aqu¨ª, en Verona, en 1999, tambi¨¦n estaba muy bien e hice una carrera perfecta, incluso aprovechando que pod¨ªa ir resguardado, ya que nadie me vigilaba. En el de Lisboa, en 2001, cuando peor estaba, tuve la suerte de que el sprint fuera muy limpio, claro, sin obst¨¢culos. Lo fundamental es tener muchas ganas de correr y llevar pocas carreras en las piernas".
La victoria en el Mundial del 99 le permiti¨® seguir en el ciclismo. El Vitalicio lo licenciaba y se fue al Mapei, italiano. Luego, al Rabobank. Y cree, con tristeza, que siempre ser¨¢ as¨ª, un emigrante. "Me gustar¨ªa estar en un equipo espa?ol, pero me siguen valorando m¨¢s fuera", comenta; "creo que nunca voy a volver a correr en un equipo espa?ol. Siempre son los de fuera los que apuestan m¨¢s fuerte por m¨ª. Estoy contento de haber estado en el Mapei y ahora en el Rabobank. Astarloa est¨¢ en el extranjero. Valverde, si fuera libre, tambi¨¦n. No s¨¦ si es por potencial econ¨®mico o porque valoran m¨¢s a los corredores de un d¨ªa como Astarloa, Flecha o yo". Los otros posos de amargura le llegan de que quiz¨¢s la Copa del Mundo, el sue?o que le falta por cumplir, sea un imposible, ya que, si entra en vigor el UCI ProTour, es una competici¨®n que desaparecer¨¢. Y a los muchos que creen que su cuarto arco iris lo lograr¨¢ en Madrid 2005 les responde que lo m¨¢s seguro es que no: "El recorrido no parece muy duro. La selecci¨®n italiana, con Petacchi, es m¨¢s favorita. Me habr¨ªa gustado que en Espa?a lo hubieran hecho m¨¢s duro".
En un coche de alquiler, al mediod¨ªa, Freire y Laura se fueron a Coldrerio, el pueblo suizo del Ticino, la zona italoparlante, en el que viven desde hace un par de a?os. A¨²n le queda por correr la Par¨ªs-Tours y el Giro de Lombard¨ªa. A¨²n no sabe cuando volver¨¢ a Torrelavega, donde le esperan homenajes. Ahora le aguardan sus vecinos suizos, el del supermercado de abajo, que le vuelve loco con sus atenciones; los de los bares, que le invitan al caf¨¦, su alegr¨ªa sencilla.
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