Ort¨ª, forzado a dejar el Valencia
Los Soler, m¨¢ximos accionistas, logran la presidencia al dimitir el dirigente con m¨¢s triunfos
Jaime Ort¨ª, de 57 a?os, despert¨® ayer de un bonito sue?o. Un sue?o de tres temporadas en las que se convirti¨® en el presidente m¨¢s laureado de la historia del Valencia: dos Ligas, una Copa de la UEFA y una Supercopa europea. Le despertaron las acciones. ?l s¨®lo posee 176 t¨ªtulos de esta sociedad an¨®nima deportiva, una cantidad insuficiente para seguir en la c¨²pula, tal y como han dictaminado los m¨¢ximos accionistas, la familia Soler, padre e hijo, que acumulan unas 70.000 de las 192.000 acciones del club. "Mi ciclo se termin¨®. He servido al Valencia y no a m¨ª mismo", dijo Ort¨ª antes de abrazarse a su sustituto, Juan Bautista Soler, y despu¨¦s de haber decidido obviar, al menos p¨²blicamente, que le hab¨ªan echado.
Pese a que en un primer momento los Soler pensaron que Ort¨ª acabara este curso, Juan Bautista, el vicepresidente hasta ayer, cambi¨® de opini¨®n. La t¨¢ctica fue presionarle para que dimitiera, ningunearlo de tal forma que no tuviera otra salida. As¨ª, por ejemplo, Soler ya se sent¨® la semana pasada en el palco del Werder Bremen, en la Champions, y en el del Betis en la Liga.
Hijo del constructor Bautista Soler, Juan Bautista, de 48 a?os, trabaja desde hace cuatro lustros en el sector inmobiliario y es el presidente de la Federaci¨®n de Promotores de la Comunidad Valenciana. Su pasi¨®n es el arte: posee cuadros de los pintores Manolo Vald¨¦s, Uiso Alemany y Carmen Calvo, entre otros. Y trata de huir de la imagen del constructor voraz al afirmar: "La huerta valenciana es una maravilla, uno de nuestros patrimonios hist¨®ricos". Mientras tanto, el Valencia negocia con el Ayuntamiento la recalificaci¨®n de los terrenos de Mestalla, dinero con el que levantar¨ªa un nuevo estadio en otra de las salidas de la ciudad: la avenida de Las Cortes valencianas.
Si los Soler no obligaron antes a marcharse a Ort¨ª fue porque ¨¦ste cuenta con el favor de la grada. Primero, por vivir una ¨¦poca dorada, claro. Pero tambi¨¦n por tratarse de un populista sin complejos que disfrut¨® abraz¨¢ndose a los aficionados a la m¨ªnima ocasi¨®n y, llegado el caso, poni¨¦ndose una peluca naranja que serv¨ªa de bofetada a esos poderosos consejeros que intentaban, ya desde mediados de la campa?a pasada, desalojarlo del cargo.
El talante afable de Ort¨ª suaviz¨® el volc¨¢nico periodo de uno de sus antecesores, el explosivo Francisco Roig. Recogi¨® un equipo al borde de la depresi¨®n: acababa de perder dos finales de la Liga de Campeones y hab¨ªa sido desmantelado con la marcha de Piojo L¨®pez y, sobre todo, de Mendieta, el traspaso de un s¨ªmbolo por el que dimiti¨® Pedro Cort¨¦s.
Ort¨ª es un empresario del sector del aluminio, propietario tambi¨¦n de una discoteca en el centro de Valencia que es frecuentada por los jugadores. Siempre fue un futbolero irredento: ya presidi¨® el club de su pueblo, Aldaia, y despu¨¦s, en su ¨¦poca de vicepresidente valencianista, acudi¨® cada dos semanas al campo del Levante porque se encaprich¨® de un zurdo de 17 a?os que resultar¨ªa un fen¨®meno: Vicente. Hasta que acab¨® fich¨¢ndolo. Acert¨®, adem¨¢s, en muchas de las grandes decisiones: apoyar a Rafa Ben¨ªtez cuando, en la crisis de su primer ejercicio, los dem¨¢s consejeros quer¨ªan despedirlo; evitar a ¨²ltima hora la venta de Ayala al Madrid... Todo eso le convirti¨® en una especie de talism¨¢n para ese lado irracional y supersticioso que forma parte de cualquier hinchada. Eso s¨ª, deleg¨® en otros -Manuel Llorente- la gesti¨®n econ¨®mica, cuya deuda alcanz¨® los 120 millones de euros. Y se le reprocharon sus pocas dotes para la oratoria. Sus meteduras de pata fueron muy celebradas por la prensa. Como aquel d¨ªa que, para saludar, dijo: "Muchas noches".
Parad¨®jicamente, fue Ort¨ª quien busc¨® a la multimillonaria familia Soler para que sirviera de dique a Roig, que quer¨ªa regresar a la presidencia. Bautista Soler, de 75 a?os, y Roig iniciaron una carrera desenfrenada por el control del club comprando cada acci¨®n por 600 euros cuando su valor nominal era de 40. Hasta que, al final, en junio pasado, Roig cedi¨® y vendi¨® a Soler sus acciones (31.000) por 31,6 millones. Soler dijo entonces: "He firmado la operaci¨®n m¨¢s importante de mi vida. El objetivo era encontrar la paz social y se ha conseguido".
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