La pasi¨®n checa
Canciones b¨ªblicas, canciones nacionales eslovacas, canciones sobre poemas populares moravos. Urbanov¨¢ y su pianista organizaron en Madrid una aut¨¦ntica fiesta checa del canto, con Dvorak, Martinu y Jan¨¢cek de estrellas invitadas. Ha sido una idea excelente para aligerar un ciclo rebosante de los profetas del lied centroeuropeo. En ese terreno de la elaboraci¨®n del programa es en el que primero hay que situar y valorar el recital de anteayer en La Zarzuela. Se cantan tan poco por nuestras latitudes estas piezas tan hermosas que el placer del descubrimiento se coloca en el centro del recital.
Se supone a la soprano el dominio hasta las ¨²ltimas consecuencias de la prosodia del idioma checo. Y al pianista, la familiaridad con el estilo adecuado para el acompa?amiento. La autenticidad parece fuera de dudas. Lo primordial es entonces ver las posibilidades de la pareja para transmitir la belleza indiscutible de las canciones. Se impon¨ªa m¨¢s que otras veces la necesidad de la seducci¨®n desde el terreno art¨ªstico. En l¨ªneas generales, Urbanov¨¢ y Svec se metieron al p¨²blico en el bolsillo. El bloque m¨¢s compacto fue, en cualquier caso, el dedicado a Jan¨¢cek, tal vez porque la soprano se liber¨® de una vez por todas a esas alturas del recital de sus tics oper¨ªsticos. Urbanov¨¢ se descolg¨® en la primera de las propinas con un aria de la ¨®pera Rusalka, de Dvorak, y, la verdad, arm¨® la marimorena, pues sac¨® a flote una inmensa cantidad de recursos teatrales y emotivos y, por encima de todo, cant¨® maravillosamente bien.
Eva Urbanov¨¢ (soprano)
Con David Svec (al piano). Canciones de Anton¨ªn Dvor¨¢k, Bohuslav Martinu y Leos Jan¨¢cek. XI Ciclo de Lied. Fundaci¨®n Caja Madrid. Teatro de la Zarzuela, 4 de octubre.
Estaba todo muy claro. Urbanov¨¢ es una cantante oper¨ªstica. En el lied se desenvuelve, no obstante, con soltura. Al menos en los autores de su tierra. Seguramente su voz un tanto oscura sea la m¨¢s apropiada para dibujar la poes¨ªa l¨ªrica de sus paisanos. Se movi¨® con sensibilidad en Dvorak, con empuje en Martinu, con maestr¨ªa en Jan¨¢cek. La disciplina y fuerza del pianista le dieron seguridad. No hab¨ªa excesivos altibajos y mucho menos sobresaltos. Todo flu¨ªa con naturalidad, incluso con encanto. El placer de la sorpresa se impon¨ªa junto a la credibilidad de los int¨¦rpretes. Una noche diferente, relajada, interesante y hermosa.
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