Vivir junto a una obra que se abre y se cierra continuamente
Una mujer lucha por pasar con un carrito de beb¨¦ a una tienda rodeada por una gran zanja. Otro hombre sortea varios obst¨¢culos (sacos de obra, vallas, aceras levantadas) para entrar en un negocio de m¨¢quinas tragaperras. Una quiosquera se tapa los o¨ªdos para no o¨ªr el ruido que sale de unas m¨¢quinas que est¨¢n levantando la calle. Es Tetu¨¢n, en el tramo de Bravo Murillo que va de Estrecho a Cuatro Caminos. Hay ruido, polvo y olores procedentes de las zanjas abiertas tanto en la propia calle de Bravo Murillo como en las aleda?as.
La calle de Carnicer est¨¢ levantada; la de Almansa, tambi¨¦n. A la altura del n¨²mero 187 de Bravo Murillo, varios obreros trabajan montados en dos m¨¢quinas para meter cable de una empresa telef¨®nica. "La gente nos dice de todo, que nos vayamos a abrir la calle a nuestra casa...", dice Miguel Mart¨ªn, uno de los trabajadores, mientras a su lado un compa?ero manipula un taladro gigante. El brrrrr del taladro y el polvo hacen poner cara de angustia a la gente que cruza la calle y que salta los obst¨¢culos como si fuesen saltamontes.
Sandra lo lleva peor. Es la encargada de un quiosco que hay justo al lado de la obra. No puede hacer nada para librarse de las molestias. "Encima, entre los fasc¨ªculos que tengo que sacar en la acera y las obras la gente no tiene apenas sitio para pasar", se queja. Las empleadas de un negocio dedicado a ropa de beb¨¦ y varios vecinos tambi¨¦n protestan: "Hace dos semanas ya abrieron aqu¨ª para hacer unas obras de gas. Est¨¢n siempre igual".
Levantada un a?o
Enfrente de esta obra, al otro lado de la calle, hay otro peque?o tramo rodeado de vallas de Iberdrola.Un poco m¨¢s adelante, hacia Cuatro Caminos, las obras se trasladan a las calles aleda?as. En un negocio de m¨¢quinas tragaperras, una decena de personas echan monedas ajenos al traj¨ªn de obras que hay fuera, en la calle de Carnicer. "La calle lleva levantada casi un a?o. Primero nos dijeron que eran obras del Canal, y que luego aprovechar¨ªan para asfaltar", cuenta Jes¨²s, un residente. En esta v¨ªa se acumulan los sacos de obras. "Es que dejaron el material aqu¨ª porque est¨¢n haciendo los mismos trabajos en varias calles", a?aden los empleados del negocio de tragaperras.
La calle de Almansa tambi¨¦n es una senda llena de obst¨¢culos. Para llegar a uno de los locutorios hay que ir brincando entre vallas, losetas, sacos y hoyos. "Hay muchos tropezones. De momento, nada grave; pero bueno...", explica el encargado del locutorio. Los propietarios de un inmueble cercano no pueden meter el coche en el garaje: en teor¨ªa, las obras tienen que terminar ma?ana. Si no es as¨ª, los residentes prometen guerra.
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