La cuadrilla
El ¨²nico consejo bien visto hoy en d¨ªa socialmente es el decirle a alguien que no se sienta culpable. La culpabilidad se intenta quitar como se sacude la caspa de los hombros, como si fuera una r¨¦mora relacionada tan s¨®lo con las creencias religiosas. Se simplifica el sentimiento de culpa haci¨¦ndonos creer que es una herencia desdichada de nuestra educaci¨®n religiosa; por tanto, aquel que siente culpa, encima, es un antiguo, un carca y lo que necesita es un psicoan¨¢lisis o una caja de Lexat¨ªn para aliviarla. Nadie quiere sentirse culpable. Woody Allen, que cuando se pone serio es todav¨ªa mejor que cuando hace chistes, le dice a Mia Farrow en una escena memorable de Broadway Danny Rose que es necesario sentirse culpable; qu¨¦ hubiera sido del mundo, dice, si no hubiera habido una reflexi¨®n posterior a las barbaridades que es capaz de hacer el ser humano. Los psiquiatras saben que cuando un individuo no admite su culpabilidad es que algo anda desconectado en su cabeza. Pero frente a esa evidencia m¨¦dica, hay una poderosa corriente que consiste en renunciar a aquello que ¨ªntimamente nos desagrade, y no hay nada m¨¢s desagradable que los remordimientos. Hay remordimientos que han de ser colectivos. Un instituto de Hondarribia ha de sentir remordimientos, todo el mundo, desde los que torturaron hasta empujar a la muerte a un muchacho que ten¨ªa toda la vida por delante, hasta los que lo sab¨ªan y miraron para otro lado, pasando por los que se ol¨ªan algo, y si la palabra "culpa" no gusta, cambi¨¦mosla por un eufemismo: han de someterse a una reflexi¨®n colectiva. M¨¢s que enredarnos en disquisiciones abstractas sobre qu¨¦ es lo que est¨¢ pasando en la educaci¨®n, habr¨ªa que entrar a saco en el "?Qu¨¦ pas¨® all¨ª?". Hiela la sangre pensar que nadie pudiera aliviar el terror que condujo al suicidio. Seg¨²n el inquietante relato que hizo Pablo Ordaz, una madre le dijo a la madre de Jokin cuando ¨¦sta fue a hablar con un profesor hace unos meses: "Est¨¢s rompiendo la lealtad de la cuadrilla". ?La cuadrilla! Si precisamente los padres debi¨¦ramos esforzarnos en que los hijos afronten sus responsabilidades, no se escuden en el grupo, y abandonen la tribu para hacerse mayores. Por esa extra?a costumbre de la lealtad al gregarismo se genera una sociedad en la que ver, o¨ªr y callar es un elemento cultural. ?La cuadrilla!
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