Caminando hacia Monterrey
El autor asegura que la cooperaci¨®n internacional al desarrollo en nuestro pa¨ªs estaba, antes del cambio de Gobierno, en una situaci¨®n cr¨ªtica, por lo que considera que la nueva etapa en la pol¨ªtica exterior ha abierto nuevas
Podemos decir, sin miedo alguno a equivocarnos, que la cooperaci¨®n internacional al desarrollo en nuestro pa¨ªs estaba, antes del cambio de Gobierno, en una situaci¨®n cr¨ªtica. No s¨®lo por los porcentajes que el anterior Ejecutivo dedicaba a la Ayuda Oficial al Desarrollo, que eran de los m¨¢s bajos de la Uni¨®n Europea, sino por la falta de di¨¢logo entre los agentes que conforman la cooperaci¨®n y la ausencia de instrumentos eficaces para gestionar la misma. Adem¨¢s, hemos visto c¨®mo el Tribunal de Cuentas nos mostraba algunas oscuridades que, en el fondo, mostraban un insultante desprecio del Gobierno anterior por la transparencia en las cuentas y una enorme incapacidad gubernamental para la gesti¨®n de la solidaridad internacional espa?ola.
Se debe recuperar el di¨¢logo con los agentes de cooperaci¨®n, en particular con las ONG
Necesitamos un nuevo modelo de ayuda para dar una respuesta r¨¢pida a las crisis
La nueva etapa en la pol¨ªtica exterior y de cooperaci¨®n internacional ha abierto nuevas expectativas y signos muy positivos de cambio. Este cambio tiene que afrontar muchos retos, algunos en el espacio inmediato y otros con perspectivas m¨¢s amplias a lo largo del conjunto de la legislatura.
Por estas razones resultaba imprescindible que la cooperaci¨®n espa?ola decidiera avanzar, de manera inmediata, hacia tres grandes horizontes.
En primer lugar hacia la recuperaci¨®n del di¨¢logo con los agentes de cooperaci¨®n, en particular con las organizaciones no gubernamentales de desarrollo (ONGD), que el anterior Gobierno hab¨ªa perdido y en algunas ocasiones, despreciado. Como en cualquier sociedad democr¨¢tica, como en cualquier pa¨ªs donante con una m¨ªnima arquitectura en su instrumento para la solidaridad internacional, necesitamos espacios comunes consensuados para hacer participativa la pol¨ªtica de cooperaci¨®n. Era necesario, y ya se trabaja con ello, un nuevo Consejo de Cooperaci¨®n m¨¢s representativo y m¨¢s democr¨¢tico donde los representantes de la coordinadora de ONG para el desarrollo se eligieran a s¨ª mismos. ?ste es un avance en materia de democratizaci¨®n, y lo es tambi¨¦n en materia de identificaci¨®n de la coordinadora con el propio Consejo.
En segundo lugar, hay que cumplir la ley 23/1998, de 7 de julio, de Cooperaci¨®n Internacional, que recoge la elaboraci¨®n y aprobaci¨®n del "Estatuto del Cooperante" para mejorar las condiciones laborales de un colectivo que se enfrenta a desventajas serias y, por otro lado, muy evitables en el ejercicio de su profesi¨®n: dificultades de reinserci¨®n en el retorno a Espa?a, escasa cobertura de los servicios sanitarios, etc¨¦tera. Los cooperantes son los protagonistas de nuestra cooperaci¨®n. Su trabajo es reconocido y altamente valorado por la sociedad, y son el rostro humano de nuestra solidaridad sobre el terreno. Es urgente, por lo tanto, dignificar esta profesi¨®n, convirtiendo al propio cooperante en una de las prioridades centrales de la pol¨ªtica de cooperaci¨®n al desarrollo que practique nuestro pa¨ªs.
En tercer lugar, nuestra cooperaci¨®n necesita de un instrumento que d¨¦ una respuesta coherente y coordinada a los compromisos y consensos alcanzados por la comunidad internacional en materia de desarrollo. En ese sentido, el instrumento que tiene que conducir la nueva etapa es el nuevo Plan Director de la Cooperaci¨®n Espa?ola. Un plan que debe contar con una amplia participaci¨®n y colaboraci¨®n de los distintos agentes de cooperaci¨®n, comunidades aut¨®nomas, ayuntamientos, expertos independientes y ONG.
Este plan tiene que tener como grandes l¨ªneas inspiradoras las mismas que se fije internacionalmente la comunidad donante de la que forma parte Espa?a. El aislamiento exterior de nuestro pa¨ªs, incluida la pol¨ªtica de cooperaci¨®n al desarrollo, fue una caracter¨ªstica central del anterior Gobierno del Partido Popular que ahora debe ser evitada y corregida. Este plan director debe centrarse en los Objetivos del Milenio, ¨ªntimamente relacionados con la reducci¨®n de la pobreza, la igualdad de g¨¦nero y el respeto y cuidado del medio ambiente, aprobados por la Organizaci¨®n de Naciones Unidas en la Cumbre del Milenio en Nueva York en el a?o 2000. Por otro lado, debe pivotar tambi¨¦n sobre los compromisos adquiridos en el seno del Comit¨¦ de Ayuda al Desarrollo de la OCDE acerca de la estrategia de asociaci¨®n para el desarrollo.
Por ¨²ltimo, quisiera subrayar un instrumento del que nuestra cooperaci¨®n carece dej¨¢ndonos bastante retrasados en comparaci¨®n con nuestros socios europeos. Necesitamos un nuevo modelo de ayuda humanitaria, nuestro pa¨ªs necesita una reflexi¨®n profunda sobre nuestra forma de respuesta r¨¢pida a las diferentes cat¨¢strofes y crisis humanitarias que puedan darse. Necesitamos reinscribirla en los principios de humanidad, imparcialidad, neutralidad e independencia. Por eso, dentro de los par¨¢metros presupuestarios del Estado, nuestro pa¨ªs necesita un fondo plurianual espec¨ªfico y adecuadamente dotado y diferenciado para la ayuda humanitaria y de emergencia. Las ¨²ltimas decisiones adoptadas para responder a las crisis de Rep¨²blica Dominicana, Hait¨ª, Nicaragua y Sud¨¢n demuestran que nuestra cooperaci¨®n se encuentra ¨¢gil en sus respuestas, quedando lejos ya aquellas situaciones de bloqueo del anterior Gobierno ante diferentes situaciones de emergencia humanitaria. Sin embargo, con un fondo de estas caracter¨ªsticas, obtendr¨ªamos respuestas mejor presupuestadas y m¨¢s ¨¢giles ante diferentes episodios de crisis que pudieran darse en el futuro en cualquier pa¨ªs del mundo.
A pesar de todas las dificultades heredadas del anterior Gobierno, podemos decir que la cooperaci¨®n espa?ola va por el buen camino, que se acerca a los actores que la conforman y que elabora planes para reformarse a s¨ª misma y ser as¨ª un instrumento mejor en la definici¨®n y ejecuci¨®n de nuestra solidaridad internacional.
Podemos decir que se levantan grandes esperanzas entre la ciudadan¨ªa y amplias expectativas en la comunidad internacional con el papel que Espa?a juegue, desde el cambio de Gobierno, en la lucha contra la pobreza y a favor del desarrollo de las zonas m¨¢s desfavorecidas de la Tierra. A partir del progresivo cumplimiento del programa electoral del Partido Socialista, tan s¨®lo necesita tiempo y fondos adecuados en materia de emergencia y ayuda humanitaria. Desde ah¨ª, lejos del descenso de la AOD espa?ola de los ¨²ltimos ejercicios presupuestarios del anterior Gobierno, lejos de las Azores, de las incorrectas definiciones del v¨ªnculo trasatl¨¢ntico y de la huida de Europa del periodo pol¨ªtico previo, una cooperaci¨®n modernizada para un mejor combate contra la pobreza en el mundo, pronto se constituir¨¢ como una de las principales banderas de Espa?a en su dimensi¨®n exterior.
Eduardo Madina es portavoz del PSOE de Cooperaci¨®n Internacional al Desarrollo en el Congreso de los Diputados.
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