Guevara antes del Che

En 1952, el joven Ernesto Guevara de la Serna emprendi¨®, junto a su amigo Alberto Granados, algo as¨ª como un contraviaje inici¨¢tico. Y en lugar de orientar sus pasos hacia la mitificada Europa, se lanz¨® a los polvorientos senderos del subcontinente suramericano en lo que para ¨¦l habr¨ªa de revelarse como el aut¨¦ntico viaje esclarecedor de su futuro. Despu¨¦s de recorrer m¨¢s de 10.000 kil¨®metros, desde Buenos Aires hasta Venezuela, sus convicciones personales e ideol¨®gicas hab¨ªan sufrido un choque devastador.

Basada en sendos libros de memorias escritos por ambos personajes, Walter Salles narra este viaje en un tono ¨¢gil, con nervio de documental y huyendo de la tentaci¨®n folcl¨®rica. Tiene la habilidad de contar la peripecia, al menos en su primera mitad, como lo que previsiblemente fue: un viaje de dos j¨®venes inquietos, un tanto ex¨®ticos, pero que tal vez no pretend¨ªan otra cosa en el comienzo de su aventura que vivir un rosario de calaveradas previo a su asunci¨®n de la edad adulta.

Por eso, los comienzos del filme muestran a ambos m¨¢s dispuestos a ligar y divertirse que a cualquier otra cosa. Es la realidad la que termina imponi¨¦ndose: cuando a¨²n no llevamos una hora de metraje, se encuentran en el chileno desierto de Atacama con la pareja de obreros comunistas y Guevara apunta en su diario, y Salles lo reafirma en la pel¨ªcula: "Me hicieron sentir m¨¢s cerca de la especie humana". Ah¨ª se acaba la juerga y comienza la Historia.

Leyenda

Salles alterna, como el propio Guevara hace en sus Notas de viaje, la observaci¨®n antropol¨®gica con an¨¦cdotas caracteriol¨®gicas, al tiempo que muestra tambi¨¦n el encuentro del joven con algunos textos fundamentales en la futura lectura marxista que Che Guevara har¨¢ de la realidad latinoamericana. Pero tal vez lo m¨¢s interesante sean justamente las an¨¦cdotas que muestran al joven Guevara con la misma determinaci¨®n con la que construir¨¢, tal vez a pesar suyo, su propia leyenda.

Es cierto que, en algunos casos, a Salles se le va un poco la mano al mostrar las heroicidades de su protagonista. Pero no es menos cierto que Diarios de motocicleta se revela una ¨²til herramienta para el conocimiento de un periodo poco aireado en la vida del Che, al tiempo que una eficaz road movie y un retrato sociol¨®gico tan ajustado como desolador: es dif¨ªcil afirmar que la realidad latinoamericana haya cambiado demasiado con respecto a la que aqu¨ª se nos muestra.