Los grandes medios pierden su credibilidad
La confianza de los estadounidenses en la objetividad de la prensa ha descendido al 38%
En 1968, el periodista Walter Cronkite viaj¨® a Vietnam para informar sobre la guerra. Cuando sus primeras cr¨®nicas en la cadena de televisi¨®n CBS describieron un conflicto sangriento e insensato, el presidente de EE UU, Lyndon B. Johnson, dijo a sus consejeros: "Si hemos perdido a Cronkite, hemos perdido la guerra". No le faltaba raz¨®n: el apoyo en las encuestas cay¨® inmediatamente un 25% y Johnson decidi¨® poco despu¨¦s no presentarse a la reelecci¨®n. Treinta y cinco a?os despu¨¦s, la CBS ha perdido su credibilidad, los espectadores no se informan ya en las grandes cadenas de televisi¨®n, los votantes buscan las noticias en Internet, el p¨²blico desconf¨ªa de periodistas y peri¨®dicos y el humor se ha convertido en la mejor herramienta de campa?a. Las pr¨®ximas elecciones son las primeras que se celebran en el nuevo mundo medi¨¢tico del siglo XXI.
El p¨²blico prefiere 'informarse' en los medios que m¨¢s se ajustan a su opini¨®n
Richard Nixon sol¨ªa decir que nada es relevante en EE UU hasta que no sale por televisi¨®n. En unos pocos a?os, esa m¨¢xima ha perdido todo su sentido. Varias encuestas recientes reflejan la desconfianza de los estadounidenses hacia los medios de comunicaci¨®n convencionales. Seg¨²n los datos del Pew Research Center, el organismo de mayor prestigio en investigaci¨®n de medios, el porcentaje de ciudadanos que conf¨ªa en la objetividad de los periodistas ha descendido de un 62% en 1987 a un 38% en esta campa?a electoral.
Las cifras encajan con una serie de tendencias profundamente reveladoras. Durante la convenci¨®n republicana de Nueva York, las mejores cifras de audiencia en televisi¨®n no fueron para las grandes cadenas generalistas de EE UU (CBS, NBC, ABC), sino para la ultraconservadora Fox News, que tiene una distribuci¨®n limitada por cable y sat¨¦lite y apenas exist¨ªa hace cuatro a?os. Es significativo que la audiencia escogiera un medio tan partidista para informarse, porque demuestra un desprecio hacia la supuesta objetividad de las grandes cadenas. El p¨²blico parece aceptar la inclinaci¨®n ideol¨®gica de los medios y prefiere agruparse en torno a la que m¨¢s se ajusta a la suya propia.
Al mismo tiempo, Peter Jennings, Tom Brokaw y Dan Rather han perdido su pedestal en los grandes informativos de la televisi¨®n. Lo que ellos cuentan ha dejado de ser importante porque el espectador ya lo ha encontrado en Internet y ya lo ha moldeado ideol¨®gicamente en su cadena informativa favorita. "Estas elecciones se van a recordar como el final de la era de los grandes informativos", escrib¨ªa en una columna de opini¨®n de The Washington Post Tom Rosenthiel, director del Project for Excellence in Journalism. En su opini¨®n, los programas informativos tradicionales han sido suplantados definitivamente por la disponibilidad de noticias en Internet, por el asentamiento de las cadenas informativas y, como colof¨®n, por programas marginales, alternativos y humor¨ªsticos.
En ese marco, un programa de s¨¢tira informativa se ha convertido en un fen¨®meno pol¨ªtico en EE UU. The Daily Show, que presenta Jon Stewart, ofrece de lunes a jueves un telediario humor¨ªstico de apenas 30 minutos que relata y parodia los acontecimientos del d¨ªa y, por encima de todo, vapulea los m¨¦todos convencionales que emplean los periodistas de la televisi¨®n. El efecto de ese c¨®ctel es impactante: The Daily Show es, seg¨²n varias investigaciones, la principal fuente de informaci¨®n pol¨ªtica en televisi¨®n entre los votantes de 18 a 35 a?os.
Recientemente, una de las estrellas de la cadena informativa Fox, Bill O'Reilly, arremeti¨® contra el programa de Stewart por trivializar la pol¨ªtica; dijo tambi¨¦n que los espectadores de ese programa eran "chavales vagos, memos y colocados". La empresa de an¨¢lisis de audiencia Nielsen public¨® despu¨¦s un informe devastador: el 80% de los espectadores de Stewart tiene educaci¨®n universitaria y alto nivel de ingresos, frente a s¨®lo un 20% con ese perfil entre la audiencia de O'Reilly. Recientemente, una empresa hizo un examen de pol¨ªtica nacional e internacional entre espectadores de diversos programas. Los del Daily Show lo clavaron; los de las cadenas informativas lo suspendieron.
Si a la televisi¨®n convencional le quedaba algo de prestigio en sus informativos, esa reputaci¨®n se ha venido abajo en las ¨²ltimas semanas por el llamado Rathergate, el esc¨¢ndalo de unos documentos falsos sobre el pasado del presidente George W. Bush distribuidos por Dan Rather en la CBS, que es, seg¨²n la influyente publicaci¨®n Broadcasting & Cable, quiz¨¢ "el golpe m¨¢s humillante recibido por las cadenas convencionales, que llevan 10 a?os sufriendo una erosi¨®n de prestigio, presupuesto y audiencia".
David Broder, columnista del Post, sumaba este desastre a los fiascos de los ¨²ltimos meses en grandes peri¨®dicos, especialmente con los esc¨¢ndalos en The New York Times y el USA Today. Por primera vez en m¨¢s de 50 a?os de carrera, Broder dice sentir "verg¨¹enza y rid¨ªculo" por la p¨¦rdida de objetividad y prestigio en una profesi¨®n sometida hasta ahora a unas normas pulcras de ¨¦tica profesional.
Las cadenas informativas est¨¢n entregadas al hurac¨¢n de turno y al detalle est¨²pido del d¨ªa; los grandes telediarios han perdido su influencia por errores period¨ªsticos y por su incapacidad para evolucionar en las ¨²ltimas d¨¦cadas; y los peri¨®dicos est¨¢n sumidos en una crisis de lectores y prestigio de la que s¨®lo saldr¨¢n malparados. "No sabemos todav¨ªa qui¨¦n ganar¨¢ las elecciones de 2004", escribe Broder, "pero sabemos qui¨¦nes las han perdido: los medios informativos de EE UU han recibido una paliza".
La explosi¨®n de los 'bloggers'
En las convenciones de los partidos durante el verano, en los actos de campa?a y en los debates, las salas de prensa montadas por los organizadores cuentan con espacios reservados para un nuevo modelo de seudoperiodistas que comparten una caracter¨ªstica f¨ªsica -est¨¢n permanentemente encadenados a un ordenador port¨¢til conectado a Internet- y una ¨¦tica: mezclan alegremente opini¨®n con informaci¨®n, verdades con rumores. Y presumen de ello.
Los miembros de este regimiento inform¨¢tico son los bloggers, autores de diarios pol¨ªticos en su mayor¨ªa profundamente partidistas. Aunque este modelo period¨ªstico -si es que lo es- naci¨® en la d¨¦cada pasada, el formato le debe a Howard Dean su dimensi¨®n actual: el ex candidato a la nominaci¨®n dem¨®crata manten¨ªa un blog para comunicarse con sus seguidores. A Dean le corresponde el m¨¦rito de haber descubierto el valor de Internet como herramienta de expresi¨®n pol¨ªtica y, por extensi¨®n, como m¨¢quina virtual de recaudaci¨®n de fondos.
Ahora hay decenas de miles de blogs sobre la campa?a pol¨ªtica actual. Hay tambi¨¦n blogs oficiales de varios miembros de los equipos de Bush y Kerry e incluso medios convencionales como The Wall Street Journal y la cadena MSNBC han comenzado a ofrecer sus propios blogs con una aportaci¨®n alejada de sus contenidos habituales.
A los bloggers les corresponde el m¨¦rito de haber descubierto en pocas horas la falsedad de los documentos sobre el pasado militar del presidente Bush que ofreci¨® hace unas semanas la cadena de televisi¨®n CBS.
Sea por pericia o por exceso de tiempo libre, los bloggers forman una comunidad vivaracha y perfectamente interconectada. Y tampoco esconden que uno de sus empe?os es dejar en evidencia a los grandes medios convencionales: en su erosi¨®n est¨¢ el espacio que los bloggers necesitan para su crecimiento.
Seg¨²n un portavoz del Center for the Media and Public Policy, los blogs cumplen dos funciones fundamentales al margen de su valor informativo.
Por un lado, recuerdan al periodista convencional que su audiencia puede estar mejor informada que ¨¦l, lo que mejora su trabajo. Por otro, aunque Internet sea la mejor pista de despegue para el rumor, los blogs son tambi¨¦n una herramienta perfecta para comprobar la veracidad de los datos, como demuestra el ejemplo anterior.
"La CBS puede tener un buen departamento de documentaci¨®n, pero nada comparable a un mill¨®n de bloggers dispuestos a investigar la autenticidad de una informaci¨®n", dice el analista.
Los blogs cuentan adem¨¢s con una buena fuente de ingresos con la publicidad de los partidos. En las elecciones anteriores, el gasto total de publicidad en Internet apenas super¨® los dos millones de d¨®lares. En la campa?a actual el ingreso asciende a 330 millones de d¨®lares.
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