Divorcio en Madrid
El alcalde de la capital de Espa?a, Alberto Ruiz-Gallard¨®n, y la presidenta de la Comunidad Aut¨®noma de Madrid, Esperanza Aguirre, se separan: ir¨¢n en listas diferentes en el inminente congreso regional del Partido Popular, a no ser que una mediaci¨®n de ¨²ltima hora logre una lista de integraci¨®n. Ser¨¢ una nueva prueba, tras el conflicto surgido en Galicia, y el latente en Valencia, siempre por cuestiones de reparto interno de poder, para el nuevo presidente del PP, Mariano Rajoy, que se enfrenta al reto de demostrar que es capaz de mantener unido al partido en ausencia de un liderazgo fuerte como el que encarnaba Aznar.
Madrid, que en mayo de 2003 parec¨ªa destinado a convertirse en el escaparate del PSOE en una Espa?a gobernada por el PP, se convirti¨®, tras la repetici¨®n de las elecciones auton¨®micas y la victoria de Zapatero en marzo pasado, en su inverso: el principal centro de poder, auton¨®mico y municipal, del PP frente al Gobierno socialista de la naci¨®n. Tiene 57 esca?os en la Asamblea regional y 902 concejales en los municipios de la Comunidad. Cuando se ha perdido el poder principal, el que queda se vuelve escaso y disputado. El encarnizamiento de la crisis entre Aguirre y Ruiz-Gallard¨®n est¨¢ relacionado con esa escasez relativa: quien controla las listas controla el partido, y las listas las hace la direcci¨®n regional, no el alcalde o la presidenta de la Comunidad; de ah¨ª el inter¨¦s de Aguirre por acabar con la excepcionalidad de que presidencia del partido y de la Comunidad no coincidieran en la misma persona.
Durante 11 a?os el presidente del PP madrile?o ha sido P¨ªo Garc¨ªa Escudero. Hace unos d¨ªas anunci¨® su intenci¨®n de no repetir, pese a contar con el apoyo de Gallard¨®n. Es posible que ya tuviera pensado dejarlo, pero el empuje de Aguirre adelantando su disposici¨®n a optar al cargo ha debido contribuir decisivamente. Su retirada dejaba a la presidenta de la Comunidad como ¨²nica candidata, y a los de Gallard¨®n, en posici¨®n de acreedores, lo que les llev¨® a reclamar para el vicealcalde de Madrid, Manuel Cobo, la secretar¨ªa general, segundo cargo en la jerarqu¨ªa interna. El rechazo de Esperanza Aguirre revela no poca audacia, dado el superior tir¨®n electoral de su oponente, como se ha comprobado las ¨²ltimas elecciones y corroboran los diversos sondeos.
Desde el entorno de Rajoy se ha dicho que ser¨ªa mejor una lista integradora, pero que no pasa nada porque haya dos, lo que demostrar¨ªa la vitalidad interna, el debate de ideas, etc¨¦tera. No es malo que haya dos listas, pero ?qu¨¦ debate? Una novedad in¨¦dita de esta crisis es el car¨¢cter descarnado con que las partes han expuesto hasta ahora razones de reparto de poder, sin invocar un solo argumento pol¨ªtico.
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