Vuelta a la base sin novedad
Los soldados espa?oles destinados en Afganist¨¢n viven la jornada electoral en estado de alerta y sin incidencias
Las luces se apagaron a las ocho anoche en Camp Warehouse. Son las normas cuando la base, en la que est¨¢n destinados 219 de los 982 soldados espa?oles en Afganist¨¢n, se pone en estado de alerta. "Llevamos as¨ª un par de d¨ªas y, de momento, se mantiene", explic¨® ayer el comandante Luis Ventas Juste, oficial de comunicaci¨®n del contingente espa?ol en el pa¨ªs. M¨¢s all¨¢ de este detalle, Ventas destac¨® la "normalidad" con la que hab¨ªa transcurrido la jornada electoral para todos los integrantes del destacamento.
"Ni siquiera hemos tenido un ingreso en el hospital del aeropuerto", a?adi¨® para reforzar sus palabras. Camp Warehouse, a las afueras de Kabul, alberga al grueso de la Fuerza Internacional de Asistencia a la Seguridad (ISAF). Los 9.000 soldados de 37 naciones que integran ese cuerpo tienen la responsabilidad de ayudar al Ej¨¦rcito y la polic¨ªa afganos a mantener la seguridad durante todo el proceso electoral en la capital y en las provincias del norte de Afganist¨¢n. El sur es responsabilidad del Ej¨¦rcito de Estados Unidos.
Sin embargo, los militares espa?oles no salieron del acuartelamiento. "Nuestra misi¨®n es apoyar a los hombres de Mazar-i-Sharif y del hospital del aeropuerto", justific¨® Ventas. En Camp Warehouse se halla la plana mayor del contingente espa?ol del Ej¨¦rcito de Tierra al mando del coronel Francisco Jos¨¦ Mart¨ªn Regalado. "Aunque hab¨ªa muchas incertidumbres, afortunadamente no ha sido necesario que sali¨¦ramos", a?adi¨® el responsable de comunicaci¨®n.
Quienes s¨ª salieron de su base fueron los soldados destacados en Mazar-i-Sharif, la ciudad del norte de Afganist¨¢n en la que se ha desplegado el Grupo T¨¢ctico Ortiz de Z¨¢rate. "Hicimos tres patrullas de reconocimiento", relat¨® el sargento Juan Flores en conversaci¨®n telef¨®nica. Mazar-i-Sharif se encuentra unos 400 kil¨®metros al norte de Kabul, en una regi¨®n de mayor¨ªa uzbeca que ha permanecido bastante tranquila desde la expulsi¨®n del r¨¦gimen talib¨¢n.
"No ha habido ninguna incidencia de ning¨²n tipo", destac¨® Flores, despu¨¦s de que el centenar de soldados que participaron en las patrullas hubiera regresado sin novedad a la base al concluir la jornada electoral. "Nos limitamos a patrullar el exterior de la ciudad porque el interior es responsabilidad del Nuevo Ej¨¦rcito Afgano", precis¨® el portavoz del batall¨®n, compuesto por unos 600 efectivos.
Ese tipo de vigilancia, en la periferia de la ciudad, impidi¨® que Flores tuviera noticia del nivel de participaci¨®n de los habitantes de Mazar-i-Sharif. "De urnas y colegios no sabemos nada", se disculp¨®. Lo que s¨ª notaron quienes salieron de patrulla fue que a su paso algunos afganos les mostraban los pulgares impregnados con la tinta indeleble que probaba que hab¨ªan votado.
El resto del contingente permaneci¨® acuartelado. "Hemos permanecido en estado de alerta por si se produc¨ªa alguna contingencia", declar¨® el sargento, visiblemente satisfecho de que no hubiera sido necesaria su intervenci¨®n.
Adem¨¢s de los soldados de Mazar y de los destacados en Camp Warehouse, otros 45 atienden el hospital instalado en la base militar del aeropuerto internacional de Kabul. En las mismas instalaciones permanecen los 19 integrantes de una miniplana mayor de la unidad de helic¨®pteros desplegada en Mazar y 20 miembros del destacamento a¨¦reo que se encarga de coordinar las entradas y salidas del pa¨ªs, tanto de personal como de materiales.
Todos ellos seguir¨¢n apagando las luces a las ocho mientras se mantenga el estado de alerta. Lo cual no significa que se vayan a la cama. "Quienes tengan que seguir trabajando, deber¨¢n hacerlo con linternas", concluy¨® el comandante Ventas, a quien esperaba una larga noche frente al ordenador.
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