El agua encarcelada
El r¨ªo Pudio es uno de los pocos elementos naturales que sobreviven en el Aljarafe sevillano
El paisaje del entorno natural y rural de las grandes ciudades andaluzas ha sufrido una profunda transformaci¨®n a lo largo de la historia. Los cinturones metropolitanos, en los que conviven la vegetaci¨®n natural y los cultivos, se mantuvieron m¨¢s o menos intactos hasta el siglo XVIII.
Esta situaci¨®n, de cierto equilibrio, se rompe bruscamente en la segunda mitad del siglo XX, cuando el crecimiento urban¨ªstico en las periferias se multiplica a gran velocidad, y lo hace arrasando los valores naturales existentes, sin crear un orden paisaj¨ªstico nuevo. Los espacios m¨¢s afectados son las vegas agr¨ªcolas y los montes pr¨®ximos a las ciudades, con microclimas y panor¨¢micas privilegiadas. As¨ª ocurre en las faldas de la Sierra Morena cordobesa, en la vega de Granada o en el Aljarafe sevillano.
Esta ¨²ltima comarca, en donde hoy se concentran alrededor de 400.000 personas repartidas en 28 municipios, vive sometida, desde hace a?os, a una fiebre urbanizadora que no conoce l¨ªmites. Algunas poblaciones han agotado ya el suelo disponible para nuevas edificaciones, y los primitivos paisajes agr¨ªcolas, que en su d¨ªa fueron el reclamo para los que quer¨ªan huir de la gran urbe en busca de sosiego, comienzan a ser una rareza en el horizonte aljarafe?o.
Los ¨ªndices de densidad de poblaci¨®n muestran, con la objetividad de las cifras, el resultado de este proceso. El poblamiento medio en Espa?a es de algo m¨¢s de 84 habitantes por kil¨®metro cuadrado, mientras que en Andaluc¨ªa llega a rozar los 87 habitantes y en la provincia de Sevilla supera los 93 habitantes. En el Aljarafe, por ¨²ltimo, la densidad de poblaci¨®n se acerca ya a los 237 habitantes por kil¨®metro cuadrado. Tal aglomeraci¨®n, a la que contribuye una creciente actividad econ¨®mica representada en las cerca de 20.000 empresas que se ubican en la comarca, est¨¢ originando la saturaci¨®n de algunos equipamientos b¨¢sicos, como ocurre con las v¨ªas de comunicaci¨®n.
La Asociaci¨®n para la Defensa del Territorio del Aljarafe (ADTA), compuesta por diferentes profesionales que viven en estos municipios, trata, desde 1999, de introducir algo de sensatez en esta disparatada fiebre urbanizadora, de manera que el asfalto, el ladrillo y el hormig¨®n no acaben por arrasar los pocos valores paisaj¨ªsticos, hist¨®ricos o culturales que han sobrevivido a esta marea y que constituyen, en esencia, las se?as de identidad de esta comarca.
El r¨ªo Pudio, que, desde Olivares hasta Coria del R¨ªo, recorre de Norte a Sur el Aljarafe, se ha convertido en el s¨ªmbolo m¨¢s poderoso de este empe?o. Este modesto cauce, junto a las manchas de vegetaci¨®n silvestre que a¨²n crecen en sus m¨¢rgenes, constituye uno de los pocos elementos naturales que, a duras penas, ha logrado sobrevivir al empuje de las constructoras. Por este motivo, ADTA, en colaboraci¨®n con la Red Andaluza de la Nueva Cultura del Agua, viene trabajando en una ambiciosa propuesta que busca la protecci¨®n del r¨ªo y los elementos culturales que se asocian al mismo, de forma que pudiera convertirse en un gran parque periurbano, o, si se prefiere, en un extenso corredor verde capaz de descongestionar la zona central de esta comarca.
Se trata, en definitiva, de recuperar un patrimonio que es de todos. En paralelo al r¨ªo discurre una de las v¨ªas pecuarias m¨¢s importantes de Espa?a, la ca?ada real que enlazaba Medell¨ªn (Badajoz) con Isla Mayor, camino que serv¨ªa para conducir el ganado desde la Meseta hasta los pastos de invierno que crecen en las marismas del entorno de Do?ana. Como explican los miembros de ADTA, "este camino, adem¨¢s de ofrecer un itinerario alternativo a las carreteras, constituye, a lo largo de sus 15 kil¨®metros de recorrido, un espacio libre, de dominio p¨²blico, que ocupa 100 hect¨¢reas de superficie".
Alrededor de estas dos v¨ªas, fluvial y pecuaria, se extiende un amplio valle que atraviesa el t¨¦rmino municipal de 13 localidades, y en el que se incluyen otros muchos elementos susceptibles de integrarse en ese gran parque periurbano. Adem¨¢s de los afluentes del Pudio, el entramado de v¨ªas pecuarias y los m¨²ltiples caminos cargados de historia y tradiciones (muchos de ellos son imprescindibles para el tr¨¢nsito de la romer¨ªa del Roc¨ªo), a lo largo de este corredor se conservan algunas haciendas de gran valor arquitect¨®nico, como la de Torrijos, que, a juicio de ADTA, "es uno de los elementos m¨¢s emblem¨¢ticos en la cultura popular del Aljarafe". Tambi¨¦n se conservan restos arqueol¨®gicos de cierta importancia, como los dos puentes romanos que salvan el cauce, y no pocas manchas del primitivo olivar, y otros cultivos tradicionales, que ocupaban gran parte de esta comarca.
sandoval@arrakis.es
Voluntad a corto plazo
El proceso urbanizador que se manifiesta en el Aljarafe es de tal potencia que los miembros de ADTA consideran que su propuesta debe ejecutarse a muy corto plazo. "Si las administraciones p¨²blicas, que podr¨ªan y deber¨ªan realizar estas actuaciones, no act¨²an de inmediato", explican, "se desvanecer¨¢ la posibilidad de crear ese gran parque periurbano".
Tratando no s¨®lo de implicar a los responsables pol¨ªticos sino de buscar la necesaria complicidad de los ciudadanos, esta asociaci¨®n inaugura hoy en Bormujos (Centro cultural La Atarazana, a las 20.00) una exposici¨®n, que se prolongar¨¢ hasta el 24 de este mismo mes, en la que se detallan los diferentes elementos de su propuesta.
De forma resumida, lo que proponen desde la Asociaci¨®n para la Defensa del Territorio del Aljarafe y la Red Andaluza para la Nueva Cultura del Agua es aplicar al entorno del r¨ªo Pudio la calificaci¨®n de suelo no urbanizable protegido, redactando un plan especial de protecci¨®n y ordenaci¨®n que sirviera para declararlo parque periurbano.
Entre otras actuaciones complementarias habr¨ªa que regular, con los sistemas de tratamiento adecuados, los vertidos que ahora recibe el cauce, mejorando la calidad de sus aguas y la vegetaci¨®n de ribera. Tambi¨¦n ser¨ªa necesario delimitar, se?alizar y restaurar las v¨ªas pecuarias y caminos rurales, e impulsar trabajos de reforestaci¨®n, con especies aut¨®ctonas, en las zonas de dominio p¨²blico. Finalmente, el parque podr¨ªa enriquecerse con una red de itinerarios y otros equipamientos de uso p¨²blico, al mismo tiempo que algunas actividades econ¨®micas tradicionales y respetuosas con el medio ambiente, como el cultivo del olivar, deber¨ªan fomentarse.
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