Los muros acad¨¦micos
Sobre algunos aspectos de esa barrera existente entre la Universidad y la llamada "Sociedad" es de lo que quiero hablar aqu¨ª. En particular, por referencia al trabajo de los economistas acad¨¦micos, que tanto podr¨ªan decir sobre temas que afectan a la vida diaria de todo el mundo. ?Qui¨¦n no se ha tropezado alguna vez con esos muros acad¨¦micos al asistir a uno de esos actos, conferencias o seminarios en los que uno o m¨¢s profesores -investigadores, normalmente venidos de fuera- han disertado brillantemente sobre alg¨²n tema econ¨®mico-pol¨ªtico de gran relevancia en su ¨¢rea, o incluso de actualidad, y a pesar de ello la audiencia result¨® atronadoramente escasa, en primer lugar, pero sobre todo carente de persona alguna venida de fuera del ¨¢mbito acad¨¦mico?
Cierto es que, aun siendo esa la norma, no siempre ocurre as¨ª. Particularmente cuando son los propios acad¨¦micos los que salen fuera del recinto universitario para organizar charlas, presentaciones y debates con la ayuda de alguna C¨¢mara de Comercio, de un Instituto Tecnol¨®gico del Impiva, etc¨¦tera... O cuando se organiza un m¨¢ster en colaboraci¨®n con organizaciones del mundo empresarial o sindical. As¨ª ha ocurrido tambi¨¦n en el seminario que acabamos de celebrar en la Universidad Internacional Men¨¦ndez Pelayo (UIMP) de Valencia, en el que las 84 personas matriculadas nos han hecho olvidar esa amarga sensaci¨®n que ya es habitual (http://ww.uv.es/ecoinst/UIMPprograma.html).
La realidad es terca, sin embargo, y lo normal es volver a tropezar. Uno podr¨ªa preguntarse incluso: ?y para qu¨¦ necesitamos traspasar esos muros que nos separan de la Sociedad, de las personas que nunca han venido a la Universidad, o que ya acabaron, de quienes ahora son profesionales y tienen sus propios canales para la formaci¨®n permanente...? Si las reglas de la actividad acad¨¦mica exigen que, en materia de obligaciones docentes, los profesores se dediquen a sus alumnos y que, en materia de obligaciones investigadoras, intenten ser tan eruditos como para sorprender, primero, a sus propios colegas y, en segundo lugar, a los evaluadores an¨®nimos de las revistas acad¨¦mico-cient¨ªficas en las que hay que publicar, parece obvio que los profesores universitarios se concentrar¨¢n en ambas tareas, y que ello ir¨¢ en detrimento de sus relaciones con el resto de la Sociedad. Y lo suelen hacer con dedicaci¨®n, empe?o y buenos resultados en general, porque hay ahora tambi¨¦n incentivos monetarios, adem¨¢s del incentivo que supone el reconocimiento acad¨¦mico al trabajo hecho.
El origen del problema aqu¨ª abordado no reside, pues, en las personas, sino en las reglas organizativas aludidas, y en otras similares en las que aqu¨ª no podemos entrar dada la brevedad requerida. La organizaci¨®n no s¨®lo importa en el ¨¢mbito de las empresas y los mercados. Tambi¨¦n importa en el ¨¢mbito de los gobiernos y las Administraciones p¨²blicas, de las universidades y los centros p¨²blicos de salud, etc. Los efectos de esas reglas b¨¢sicas mencionadas son evidentes. A los profesores universitarios les preocupan sobre todo sus alumnos. Sus clases regladas de primer, segundo y tecer ciclo. Y les preocupa, nos preocupa, tambi¨¦n mucho el lograr un buen resultado en nuestro trabajo de elaboraci¨®n de estudios, an¨¢lisis, informes u otras "investigaciones". Resultados que son auditados y hechos p¨²blicos cada a?o. Del n¨²mero de publicaciones logradas en revistas situadas en la mitad superior del Social Science Citation Index, en el caso de los trabajos econ¨®micos, o de las logradas en otras revistas acad¨¦micas en lengua castellana que tambi¨¦n est¨¢n siendo jerarquizadas seg¨²n distintos criterios de calidad, depende ahora, en gran medida, el ¨¦xito logrado en cada periodo de seis a?os de esfuerzo y dedicaci¨®n investigadora. Los sexenios de investigaci¨®n reconocidos por la Agencia Nacional de Evalucaci¨®n de la Calidad y la Acreditaci¨®n (ANECA) a cada profesor universitario parecen constituir ahora las medallas de m¨¢s valor, pues aportan tambi¨¦n un complemento salarial mensual, dan prioridad para formar parte de Comit¨¦s y Tribunales acad¨¦micos, y forman parte de los criterios a tener en cuenta para el reparto de los presupuestos dedicados a financiar unos u otros proyectos de investigaci¨®n.
Si en relaci¨®n con las clases, lo que se requiere a los profesores de Econom¨ªa es un esfuerzo de simplificaci¨®n y ordenaci¨®n did¨¢ctica que estimule la participaci¨®n y el aprendizaje progresivo, y tambi¨¦n la reflexi¨®n y evaluaci¨®n cr¨ªtica de explicaciones alternativas o propuestas de actuaci¨®n p¨²blicas diferenciadas, lo que se requiere en el ¨¢mbito investigador es la erudici¨®n. No hay casi hueco para el punto medio. Y de ah¨ª que la habitual acusaci¨®n de "academicismo" que terceros lanzan sobre el trabajo de aquellos, sobre nuestro trabajo, vale tanto para la actividad docente simplificadora, formalizada y "muy te¨®rica" que habitualmente se imparte en las aulas, como para los excesivamente eruditos, complejos y s¨²per especializados an¨¢lisis y estudios que habitualmente se publican en esas revistas especializadas de Econom¨ªa, y de los que se suele hablar en las aludidas conferencias y seminarios. Esos art¨ªculos de investigaci¨®n suelen resultar, en general, enormemente "sesudos" para la mayor¨ªa de peque?os empresarios y comerciantes, gerentes de peque?os negocios e incluso para el personal de los grupos A y B en las Administraciones p¨²blicas, incluso a¨²n siendo ¨¦stos licenciados en alguna titulaci¨®n con elevado componente econ¨®mico. Personas, sin embargo, que toman o participan en la toma de decisiones econ¨®micas un d¨ªa s¨ª y otro tambi¨¦n.
El muro est¨¢ servido, incluso sin necesidad de hacer referencia al factor ideol¨®gico que tambi¨¦n impregna, con las garant¨ªas de pluralidad normalmente aseguradas, unos y otros an¨¢lisis econ¨®micos. No cabe esperar, pues, ni cabe pedirles a todas esas personas, que se esfuercen en traspasar los muros acad¨¦micos. Pero tampoco es acertado culpar de la situaci¨®n en exclusiva a los economistas acad¨¦micos.
Fernando Toboso es profesor del Departamento de Econom¨ªa Aplicada de la Universitat de Val¨¨ncia
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