Contra la 'ley Bosman'
La UEFA trata de que Bruselas admita una cuota m¨ªnima de jugadores nacionales por club, siete u ocho
Hasta el 23 de junio de 1996, los protagonistas de los coleccionables de cromos de cualquiera de las Ligas europeas eran los futbolistas de la tierra. Hierro y Guardiola, en Espa?a; Maldini y Roberto Baggio, en Italia; Shearer y Gascoigne, en las Islas Brit¨¢nicas... Pero la UEFA autoriz¨® ese d¨ªa a los clubes bajo su ¨¢rea de influencia a alinear a la vez hasta a once jugadores que, por su condici¨®n de comunitarios, ya no eran considerados extranjeros.
La decisi¨®n, fat¨ªdica para unos y panacea para otros, no se habr¨ªa tomado si unos meses antes, el 15 de diciembre de 1995, el Tribunal de Justicia de Luxemburgo no hubiese dado la raz¨®n a Jean-Marc Bosman, un desconocido futbolista belga que puso su apellido a la sentencia que revolucion¨® el mercado. Y todo, porque en 1990 denunci¨® a su club, el Standard de Lieja, por no permitir su traspaso: le propuso renovar su contrato por una cantidad cuatro veces inferior a la que cobraba, desconsideraci¨®n que Bosman no acept¨® y por la que le impusieron, a cambio de la libertad, un transfer de 12 millones de francos. Parad¨®jicamente, un deportista del mont¨®n obtuvo la inmortalidad jur¨ªdica.
Johansson: "El sistema anterior era mejor y deber¨ªa volverse a ¨¦l. Los equipos pierden su identidad y los j¨®venes no tienen la oportunidad de avanzar"
El Ajax cuenta con 22 for¨¢neos en su plantilla; el Liverpool de Rafa Ben¨ªtez, con 21; el Inter y el Arsenal, con 20, y el Manchester, con 19
En ese momento compet¨ªan en la Liga espa?ola cinco comunitarios: el dan¨¦s Laudrup (Madrid), el portugu¨¦s Figo (Bar?a), el austriano P¨¹rk (Real Sociedad) y el franc¨¦s Passi y el dan¨¦s Christensen (Compostela). Ahora, nueve a?os despu¨¦s, el panorama es radicalmente distinto en Espa?a y en el resto de la Uni¨®n.
Hay quienes ven en la revoluci¨®n del f¨²tbol de entonces la enfermedad del f¨²tbol de ahora. El primero, el sueco Lennart Johansson, el presidente de la UEFA, que no ocult¨® en su reciente visita a las instalaciones de la federaci¨®n espa?ola en Las Rozas (Madrid) su intenci¨®n de negociar con Bruselas el establecimiento de un cupo m¨ªnimo de nacionales por equipo, entre siete y ocho, para salvaguardar las canteras y favorecer a las selecciones. "El sistema anterior era mejor y deber¨ªamos volver a ¨¦l. Muchos clubes tienen gran cantidad de extranjeros. Se pierde identidad y los j¨®venes no tienen la oportunidad de avanzar", denunci¨®.
Sus ideas coinciden con las planteadas por la FIFA, con la que trabaja en la puesta en marcha de esa cuota m¨ªnima, una estrategia que desde el m¨¢ximo organismo esperan que "tengan en consideraci¨®n en la nueva normativa europea". Todo con tal de proteger los intereses de las futuras generaciones de jugadores de cada pa¨ªs.
"Para los clubes es m¨¢s barato contratar a extranjeros que educar a los m¨¢s j¨®venes", proclama Marcus Siegler, director de comunicaci¨®n de la FIFA, sobre la ra¨ªz del problema. No obstante, no ha sido la adaptaci¨®n a las leyes comunitarias la culpable, sino la reorganizaci¨®n promovida por la contrataci¨®n de extranjeros -en 1995, los equipos pod¨ªan tener cuatro y s¨®lo alinear a tres mientras que ahora no hay l¨ªmites, al menos para los comunitarios-, lo que ha terminado de disparar el mercado y ha hecho elevar la voz de las promesas.
Los espa?oles de las categor¨ªas inferiores son un buen ejemplo de las tendencias: tras ganar t¨ªtulos y m¨¢s t¨ªtulos, reclaman su derecho a acaparar protagonismo en sus equipos. En Europa, el Ajax de ?msterdam se lleva la guinda de for¨¢neos, con 22 en sus filas, con los que Heitinga, Van der Vaart y Sneijder se tienen que pelear por un puesto en las sesiones de entrenamiento todos los d¨ªas. Pero el caso m¨¢s llamativo es la invasi¨®n de colonos que vive esta campa?a la Premier League: en Liverpool cohabitan 21 jugadores extramuros bajo el manto de Rafa Ben¨ªtez por los 20 del Arsenal -su entrenador, Ars¨¨ne Wenger, postul¨® el mi¨¦rcoles que los hay que le llegan dopados- y los 19 del Manchester. Una fiebre o ¨²ltima moda que en el Inter de Mil¨¢n lleva enquistada desde anta?o con pocos o nulos resultados: el trofeo grande, el ansiado scudetto, no lo gana desde 1989.
Incluso en este modelo se ven los males que atraviesan selecciones de calibre, en especial las de los pa¨ªses con las Ligas m¨¢s potentes. Lo piensa el secretario general de la UEFA, Lars-Christer Olsson: "En Portugal se demostr¨® que algunos ya est¨¢n padeciendo este fen¨®meno. Adem¨¢s, fue notorio que algunas caracter¨ªsticas de las selecciones est¨¢n comenzando a no distinguirse, otro efecto obvio de esta mezcla de jugadores".
El ex seleccionador franc¨¦s Michel Platini explica el fracaso de los grandes: "Con la ley Bosman, los pa¨ªses exportadores son los que ganan. En Francia hemos vivido esta situaci¨®n". Excusa que no sirve para Espa?a, donde el Deportivo, semifinalista de la Champions, s¨®lo paga a seis hombres venidos de fuera por los nueve del Madrid y los 11 del Bar?a y del Valencia, ¨²ltimo ganador de la Copa de la UEFA. Unos conjuntos con las plantillas m¨¢s equilibradas que en Alemania y Gran Breta?a, pero menos que en Portugal: los dragoes de Oporto defienden su corona continental con ocho extranjeros, la mayor¨ªa con sangre lusa por sus venas y... pasaportes.
A nueve a?os vista de la sentencia Bosman, y sea cual sea la decisi¨®n conjunta de la UEFA y la FIFA, dos visionarios se equivocaron: Guy Roux, entrenador del Auxerre, vio claro que la consecuencia del libre tr¨¢nsito de los futbolistas europeos, con el consiguiente aumento de la mano de obra, ser¨ªa la depreciaci¨®n de los sueldos de los jugadores medios. Lo de Jean Louis Dupont, abogado de Bosman, tuvo m¨¢s delito: "Aunque puedan hacerlo, el Madrid o el Bar?a no jugar¨¢n nunca con once daneses; se cuidar¨¢n de guardar la cultura y las tradiciones de sus ciudades o pa¨ªses".
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.