Bruce Nauman crea un t¨²nel de sonido en la Tate Modern
El artista compone una cacofon¨ªa singular en 'Materiales crudos'
Bruce Nauman ha convertido la inmensa Sala de Turbinas del museo Tate Modern de Londres en un t¨²nel de sonido que transporta al visitante en un viaje introspectivo e intensamente emocional. Sin apoyarse en ninguna imagen, y cediendo el protagonismo al lenguaje y a los paisajes sonoros, el artista estadounidense ha creado una instalaci¨®n singular en la que resume cuatro d¨¦cadas de trayectoria creativa. Materiales crudos, t¨ªtulo de la obra, es la quinta entrega de la popular serie Unilever.
"Sorprende y desaf¨ªa a la gente. No hay nada que ver en la instalaci¨®n. Ha dejado el espacio en estado puro", explica la comisaria
No hay im¨¢genes visuales. Es un trabajo retrospectivo y singular, el cenit de cuatro d¨¦cadas de di¨¢logo creativo
No hay im¨¢genes visuales en la nueva instalaci¨®n de Bruce Nauman (Fort Wayne, Indiana, 1941), que el propio autor desvel¨® ayer en Londres. Est¨¢ montada exclusivamente con sonidos. Y con paisajes sonoros, el artista invade la gigantesca Sala de Turbinas de la Tate, de 150 metros de largo y unos 22 de ancho, principal punto de acceso al museo. Palabras, ecos, frases, susurros, cantos, interrogantes... en una cacofon¨ªa sin interrupciones ni silencios. Planeando sobre el mar musical, un incesante murmullo industrial grabado a partir del ruido de la central el¨¦ctrica con la que la Tate Modern comparte un muro lateral.
El visitante penetra en un t¨²nel de 21 bandas sonoras, de narrativas sencillas y complejas, sin un principio ni un fin determinado. Un repetitivo "thank you, thank you" (gracias, gracias) parece dar la bienvenida en un recorrido por espacios sonoros que tan pronto recuerdan el aullido de un lobo como los suspiros de un individuo o los cantos gregorianos de los monjes. En el extremo opuesto, se escucha un juego de frases sobre el arte de la comunicaci¨®n en "Paz Mundial".
Materiales crudos es un trabajo retrospectivo, el cenit de cuatro d¨¦cadas de di¨¢logo creativo. Nauman vuelca en la instalaci¨®n viejos segmentos sonoros para componer un entramado de relaciones entre los mismos y, a su vez, entre la nueva banda sonora y el p¨²blico. Podr¨ªa compararse con los sampleados de la m¨²sica electr¨®nica contempor¨¢nea, salvo que, en su caso, cada uno de los cortes procede de su propia cosecha. "Pens¨¦ en inventar nuevos sonidos. Pero decid¨ª crear nuevas relaciones con el material que ya ten¨ªa", explic¨® Nauman durante la presentaci¨®n de la obra.
"Es una aproximaci¨®n muy radical a la Sala de Turbinas. Ha construido un t¨²nel de sonido que recrea el mundo que uno mismo extrae de su interior. Garantiza una experiencia individual y tambi¨¦n global, puesto que afecta a todos los sentidos. Incluso a la vista. Afecta a la mirada interior, habla directamente al cuerpo y uno se siente transportado por los diferentes ambientes sonoros", describe Vicente Todol¨ª, director de Tate Modern.
La trayectoria de Nauman fue determinante en su inclusi¨®n en la serie Unilever, un programa de trabajos espec¨ªficos para el hall central del museo. Iniciada en el a?o 2000 por Louise Bourgeois, ha contado con instalaciones de Juan Mu?oz, Anish Kapoor y el popular Proyecto meteorol¨®gico de Olafur Eliasson, un inmenso sol que tuvo su puesta final el pasado marzo. "Quer¨ªamos romper el ritmo de la serie, alejarnos de lo visual, y Nauman encajaba en este objetivo", se?ala Todol¨ª.
Artista conceptual, interesado en las matem¨¢ticas, la m¨²sica y el lenguaje, Bruce Nauman trabaja en diversos medios en su b¨²squeda por comprender el espacio. Con sus piezas de ne¨®n, v¨ªdeos, pel¨ªculas, esculturas, dibujos e instalaciones ha inspirado a sucesivas generaciones de creadores. "Es uno de los m¨¢s importantes artistas vivos y entre los m¨¢s influyentes de las nuevas generaciones. Se aprecia su huella en muchos creadores contempor¨¢neos porque su obra sigue viva, sigue hablando al p¨²blico", razona el primer director espa?ol de la Tate Modern.
"Sorprende y desaf¨ªa a la gente. No hay nada que ver en la instalaci¨®n. Ha dejado el espacio en su estado puro. Y con la m¨¢s absoluta simplicidad de medios -algo tan com¨²n como el lenguaje- traza un viaje por todas las fases de la vida humana", explica Emma Gexter, comisaria de la instalaci¨®n.
El sonido de Materiales crudos parte de una doble hilera de 20 altavoces sim¨¦tricamente colocados en ambos muros de la sala, m¨¢s otros adicionales que arrojan un constante zumbido industrial. Fue precisamente el ruido mec¨¢nico de la vecina central el¨¦ctrica el desencadenante de la idea que Nauman desarrolla con buen tino en la Tate. En su composici¨®n final, dicho murmullo act¨²a como tapadera de las conversaciones del p¨²blico. "Es un espacio enorme y ¨²nico en cuanto al tr¨¢fico que genera de gente. Intimida y desaf¨ªa a cualquier artista. Vienen siempre muchos ni?os y meten ruido. Eso me ayud¨® a utilizar el sonido", afirma el creador.
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