Fiesta y memoria
"Cuando la fiesta nacional/ yo me quedo en la cama igual,/ que la m¨²sica militar/ nunca me supo levantar". As¨ª dec¨ªa Paco Ib¨¢?ez la canci¨®n de Brassens La mala reputaci¨®n. No es ¨¦se ciertamente nuestro problema hoy, fiesta de la Virgen del Pilar, dig¨¢moslo as¨ª. Aunque si lo extendi¨¦semos al Aberri Eguna, quiz¨¢ en nuestro pueblo, sin pretensi¨®n... Somos sociedades, en todo caso, mal equipadas de s¨ªmbolos integradores, salvo las eclesi¨¢sticas y locales. Quiz¨¢ vivamos aquella utop¨ªa tradicionalista-anarquista (se sabe que el anarquismo combina a la perfecci¨®n con todos los colores) de la "confederaci¨®n de aldeas".
Pero, al margen de fobias y filias, hoy, por obra y gracia del ministro de Defensa, Jos¨¦ Bono, se ha abierto un debate p¨²blico de cierto calado. ?Debe ser la idea de la reconciliaci¨®n la que debe presidir el modo de rehacer el presente; de acercarse a la Guerra Civil y al franquismo? No es el modo en el que el resto de pa¨ªses democr¨¢ticos han saldado cuentas con su pasado. Pero, en Espa?a, es el discurso hegem¨®nico (coinciden en ello desde la Iglesia y el PP, a preclaros ex militantes comunistas y gente de la cultura). Jos¨¦ Bono, llevando a sus ¨²ltimas consecuencias esta idea ("guerra fratricida" y "reconciliaci¨®n"), ha incluido la presencia de veteranos de la Divisi¨®n Azul (junto a v¨ªctimas del terrorismo, etc.) en la ofrenda floral de este a?o a los "ca¨ªdos por la patria". En fin, cabr¨ªa preguntarse por qu¨¦ no ha incluido a alg¨²n maquis, en pro de esa "reconciliaci¨®n y concordia". O, tambi¨¦n, qu¨¦ hemos hecho nosotros para merecer estos ministros de defensa. Pero uno se pregunta por algo que estima m¨¢s sustantivo. ?Es ¨²til esa idea de "guerra fratricida" para recuperar la memoria de nuestro inmediato pasado? Creo que no.
En cada pa¨ªs europeo se han producido serios debates p¨²blicos en aras de incorporar una conciencia cr¨ªtica del pasado como parte de la memoria aceptada del presente. No una memoria autocomplaciente o moral, sino pol¨ªtica y acorde con la idea humanista. Cierto que sobre esto hay un debate cient¨ªfico-pol¨ªtico que no cabe simplificar. Pero, ante los hechos consumados, hay que ir tomando un rumbo. En Alemania, se han batido con su pasado nazi, pero tambi¨¦n con la RDA. Hubo batallones completos de las SS alemanas que murieron en su intento de asalto a Stalingrado, pero nadie los echar¨¢ de menos en un acto oficial de la actual Alemania. Italia sald¨® cuentas muy pronto con Mussolini (quiz¨¢ demasiado r¨¢pido), pero lo ha hecho tambi¨¦n con ciertas imposiciones inaceptables de unos idealizados partisani. Francia se ha extenuado hablando del gobierno de Vichy, as¨ª como de la resistencia; el propio Mitterrand sali¨® tocado.
?Y Espa?a? Aqu¨¦llos que deterioraron su cohesi¨®n social, que alimentaron el miedo al cambio y la angustia social, aqu¨¦llos que a viejos resentimientos del XIX vinieron a a?adir otros nuevos (cierto catolicismo y un liberalismo en retroceso; la Falange y el carlismo) ?qu¨¦ tratamiento han de recibir en nuestra memoria? Aqu¨ª, qui¨¦rase o no, se ha evitado esa higiene democr¨¢tica que consiste en discernir entre lo socialmente bueno o malo, en aras de una "concordia" mal entendida. Cierto que reiteradamente se habla de las "v¨ªctimas" de aquella guerra, se abren nuevas fosas... Literatura emotiva, y necesaria. Pero no se entra a dar nombre a cada situaci¨®n (privilegio de los dioses: los hombres).
Una cosa es el respeto a las personas, y otra, muy distinta, el orgullo simb¨®lico que la sociedad deba sentir respecto a ciertos comportamientos colectivos. ?Hubo buena gente en la Divisi¨®n Azul (se han mencionado nombres sin medida)? Desde luego. Sospecho que hasta hay diablos buenos. No es cuesti¨®n de buena gente o mala, sino de comportamientos sociales asumibles. No es un problema moral o de respeto personal, sino pol¨ªtico y representativo. La memoria es una paideia, un modo de dirigirse a la persona como sujeto, no simplemente de ilustrarla. Es la memoria (recuerdo consolidado) frente a la historia (an¨¢lisis cr¨ªtico). Pero la Memoria, si quiere ser cr¨ªtica, ha de pasar por el filtro de la Historia. Aqu¨ª es donde los historiadores profesionales tienen una deuda con la sociedad. Podr¨¢ Bono acalorarse, pero cuenta lo que cuenta.
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