Metralla electoral
Lo primero que llama la atenci¨®n cuando se contempla un filme como Silver City, el m¨¢s directo, ir¨®nico y descarnado de los dirigidos por John Sayles, es su expl¨ªcita voluntad de denuncia. De denuncia el¨ªptica, adem¨¢s. Porque sin mencionar jam¨¢s el nombre del presidente Bush ni el de ninguno de los miembros de su camarilla pol¨ªtico-empresarial, no cabe ninguna duda sobre el hecho de que son los verdaderos objetivos de los envenenados dardos que la ficci¨®n lanza sin parar, y sin contemplaciones. C¨®mo no ver en los rasgos del corrupto aspirante a la gobernaci¨®n de Colorado (Chris Cooper, espl¨¦ndido), hijo de una rancia familia de pol¨ªticos profesionales y apoyado por una caterva de financieros venales y asesores siniestros, el mejor de los retratos hechos por la izquierda cinematogr¨¢fica del actual inquilino de la Casa Blanca... No cabe duda de que Sayles se apunta a la actual campa?a electoral. Y que lo hace lanzando metralla a troche y moche.
SILVER CITY
Director: John Sayles. Int¨¦rpretes: Danny Huston, Chris Cooper, Richard Dreyfuss, Sal L¨®pez, Maria Bello, Daryl Hannah, Thora Birch. G¨¦nero: comedia dram¨¢tica, EE UU, 2004. Duraci¨®n: 130 minutos.
Silver City guarda estrecha relaci¨®n con otros filmes de nuestro hombre, y en especial con Lone Star, su obra maestra absoluta. Como en su filme tejano, aqu¨ª tambi¨¦n el hallazgo de un cad¨¢ver amenaza el precario equilibrio de un mundo construido sobre la mentira, la prepotencia y el inmoderado uso de la fuerza de las leyes. Y detr¨¢s de la muerte tambi¨¦n aparecer¨¢ un universo de intereses ocultos e inconfesables, en el que las v¨ªctimas ser¨¢n, como siempre, los m¨¢s d¨¦biles.
Lo que cambia, junto al ya comentado inter¨¦s por mostrar los hechos de la manera m¨¢s directa posible, es el alcance de la denuncia: ya no estamos en el seno de una comunidad peque?a, cerrada y fronteriza, como en Lone Star, sino ante el enervado retrato de toda una actividad, la pol¨ªtica profesional, que es aqu¨ª el verdadero norte del discurso. Y las v¨ªctimas son, adem¨¢s de los muertos de hambre que no tienen sus papeles en regla, sencillamente el conjunto de la ciudadan¨ªa americana. Porque lo que en el fondo est¨¢ en juego, en el filme y tambi¨¦n probablemente en las elecciones de noviembre, es ni m¨¢s ni menos que la calidad de la democracia americana.
Con un elenco impresionante, una notable voluntad de discurso y una trama compleja y fascinante, aunque demasiado azorosa, Sayles nos convoca para que no s¨®lo pongamos nuestra adhesi¨®n en uno de los platos de la balanza, sino para que riamos las penosas gracias de su protagonista... aunque, en el fondo, y es ¨¦sa la ¨²ltima lecci¨®n de una pel¨ªcula llena de ellas, nos estemos mirando en un espejo en el que se pueda reproducir nuestro propio rostro perplejo.
Babelia
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