La reina era ella

En su ¨®pera p¨®stuma, Cleopatra, estrenada en 1914, dos a?os despu¨¦s de su muerte, Jules Massenet envuelve la fatal relaci¨®n amorosa de Cleopatra y Marco Antonio con un brillante despliegue orquestal que habr¨ªa hecho las delicias de Cecil B. De Mille. Su en¨¦rgico Preludio y el coro inicial Rome est grande anuncian el clima sonoro de los grandes peplums, preparando al espectador para la espectacular entrada de la sensual y seductora reina egipcia dispuesta a cautivar al rudo Marco Antonio con sus turbadores encantos. Cuando Montserrat Caball¨¦ pis¨® el escenario del Liceo dej¨® claro desde su entrada que la reina de esta ¨®pera era ella.

Si Cleopatra se ha estrenado en el Liceo -y en diciembre llegar¨¢ al Teatro Real de Madrid- ha sido por el inter¨¦s de Caball¨¦. A sus 71 a?os, la diva catalana ha encontrado en el Massenet menos conocido un aliado oper¨ªstico que le permite seguir protagonizando ¨®peras a una edad en que la mayor¨ªa de sus colegas viven de recuerdos. Aunque sea en versi¨®n de concierto. La diva jug¨® bien sus actuales bazas y llev¨® a su terreno un papel escrito para mezzosoprano. Su terreno es el lirismo, el canto inspirado y el fraseo de gran clase: de todo ello dej¨® constancia en su regreso al Liceo, aunque rebaj¨® los aspectos m¨¢s lujuriosos del personaje. Eso s¨ª, Caball¨¦ se sigue muriendo en el escenario como una reina. En Cleopatra tocaba morir por una picadura de serpiente y Caball¨¦ muri¨® gloriosamente: s¨®lo por escuchar la escena, con la frase final, J'ai froid, esculpida con magistral efecto, vale la pena la exhumaci¨®n del ¨²ltimo Massenet.

Vigorosa interpretaci¨®n

Otro de los atractivos de la versi¨®n, dirigida con m¨¢s contundencia que refinamiento por Miquel Ortega -la atractiva ambig¨¹edad arm¨®nica y el perfume ex¨®tico de la partitura ofrec¨ªan m¨¢s matices a una orquesta que se limit¨® a cumplir el expediente-, era el primer encuentro sobre un escenario de Caball¨¦ y Carlos ?lvarez. No defraud¨® el bar¨ªtono malague?o con una vigorosa interpretaci¨®n de Marco Antonio, y, aunque es un personaje m¨¢s apropiado para un bar¨ªtono-bajo, perfil¨® bien su rudo car¨¢cter. Pero no llegaron a emocionar: resulta muy dif¨ªcil vibrar cuando los cantantes apenas despegan la mirada de la partitura, y esa frialdad que imponen las versiones de concierto marc¨® la velada.

La soprano Montserrat Mart¨ª, hija de Caball¨¦, mostr¨® su concienzuda preparaci¨®n, pero no tuvo una buena noche y la voz son¨® con dureza en su interpretaci¨®n de Octavia. Muy irregular el tenor Nikolai Baskov y eficaces en sus intervenciones la soprano Marita Solberg, los bar¨ªtonos Joan Mart¨ªn-Royo, Enric Mart¨ªnez-Castignani y Javier Gal¨¢n. El coro cumpli¨®, sin m¨¢s.