Un friso de vida
Walter Benjamin dijo que las alegor¨ªas son al pensamiento lo que las ruinas al edificio, es decir, lo que queda cuando la vida que alentaba en las ideas -o entre los ladrillos- se ha esfumado. La ¨²ltima novela de Naguib Mahfuz publicada en espa?ol, Charlas de ma?ana y tarde, puede dar la impresi¨®n de ese estado ruinoso y fragmentario del que hablaba Benjamin. Sin embargo, esta apariencia de fragmentaci¨®n no es m¨¢s que el resultado de la estrategia que us¨® Mahfuz en esta novela, y que consiste en cohesionar la ruina d¨¢ndole un aliento que, de tan viejo, resulta novedoso. Pero vayamos por partes.
Charlas de ma?ana y tarde se public¨® en 1987, un a?o antes de que Mahfuz obtuviera el Nobel de Literatura y siete a?os antes de que un fan¨¢tico lo apu?alase en las calles de El Cairo. Para entonces ya se le consideraba el primer cultivador de la novela moderna en Egipto. En su Trilog¨ªa, aparecida entre 1956 y 1957, Mahfuz narr¨® los avatares de una familia desde principios del siglo XX hasta los a?os cuarenta, lo que le vali¨® el dudoso apodo de "el Balzac egipcio". En Charlas de ma?ana y tarde el escritor volvi¨® a relatar la historia de una familia, pero en esta ocasi¨®n abarcando seis generaciones y casi doscientos a?os de historia de El Cairo, la ciudad de Mahfuz y tan protagonista de esta novela como los personajes m¨¢s importantes. La historia comienza precisamente con la llegada a esta ciudad de Yazid al Misri en 1798. El patriarca lleg¨® a El Cairo procedente de Alejandr¨ªa, en donde acababa de desembarcar el Ej¨¦rcito de Napole¨®n. La ¨²ltima generaci¨®n de esta familia, por su parte, ser¨¢ testigo de la conjura que termin¨® con el asesinato de Anwar el Sadat en 1981.
CHARLAS DE MA?ANA Y TARDE
Naguib Mahfuz
Traducci¨®n de Mar¨ªa Luisa Prieto
Mart¨ªnez Roca. Madrid, 2004
328 p¨¢ginas. 16 euros
?ste es el periodo que cubre la novela, pero Charlas de ma?ana y tarde no est¨¢ organizada cronol¨®gicamente, sino como si se tratara de una enciclopedia geneal¨®gica. Podr¨ªa definirse como una saga, de no ser porque Mahfuz eligi¨® emplear el recurso del cat¨¢logo en lugar de la narraci¨®n hist¨®rica. Las entradas de este cat¨¢logo, por orden alfab¨¦tico, retratan a cada uno de los miembros de la familia, e incluyen las circunstancias vitales de cada personaje, desde el barrio y la casa en la que naci¨® hasta qui¨¦nes fueron sus abuelos, sus padres y sus hermanos; qui¨¦nes sus amigos; a qui¨¦nes se parec¨ªa, en su car¨¢cter y en su aspecto; qu¨¦ educaci¨®n recibi¨®; c¨®mo lleg¨® a casarse, con qui¨¦n, qu¨¦ hijos tuvo y qu¨¦ tal le fue en el matrimonio; c¨®mo desarroll¨® su vida profesional; qu¨¦ cosas hizo en la madurez y en su vejez, y c¨®mo fue su muerte. Pero, claro est¨¢, Mahfuz no se olvid¨® de detallar c¨®mo afectaron a cada uno de estos cairotas los acontecimientos hist¨®ricos que les toc¨® vivir, desde la modernizaci¨®n de Mohamed Al¨ª en la primera mitad del XIX hasta la guerra de los Seis D¨ªas y los tratados de paz de Camp David.
En total Mahfuz cincel¨® 67 microbiograf¨ªas para componer este friso en el que encontramos personajes de primera fila, como Radiya Muawiya al Qalyubi, tambi¨¦n conocida como La bruja, y personajes que apenas hacen ruido, como su hermana Shahira. El resultado es similar al de los cat¨¢logos helen¨ªsticos, con el valor a?adido de que aqu¨ª los trazos que aparecen en cada una de las entradas contribuyen a enriquecer los perfiles de las dem¨¢s figuras, hasta que el friso aparece lleno de vida y de movimiento. De ah¨ª que la fragmentaci¨®n s¨®lo sea aparente, y de ah¨ª el aire arcaico y moderno, ruinoso pero perdurable, de esta gran novela.
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