Coto a la ocupaci¨®n de la calle
El Eixample de Barcelona intensificar¨¢ el control de talleres, fruter¨ªas y florister¨ªas
Diez de la ma?ana. Un taller de motocicletas del Eixample sube la persiana y empieza el desfile de veh¨ªculos del interior del establecimiento a la acera. Una, dos, tres... nueve, diez. Y as¨ª cada d¨ªa. Salvo los s¨¢bados y los domingos, porque la concesionaria est¨¢ cerrada, claro. La acera se convierte en un estacionamiento de parte de las motocicletas que de noche duermen dentro, pero que de d¨ªa molestan dentro y pasan a molestar a los peatones que literalmente las tienen que esquivar. Peor es el caso de los invidentes -el taller est¨¢ cerca de la sede de la ONCE, de la calle de Cal¨¤bria- que, sabedores de la carrera de obst¨¢culos que les aguarda, optan por cruzar al otro lado. A dos manzanas, el encargado de un supermercado decide que las cajas contenedores de los productos, una vez ya los han distribuido en las estanter¨ªas, est¨¢n mejor en la acera porque as¨ª no ocupan espacio en el almac¨¦n. Eso hasta que llega una pareja de la Guardia Urbana y les advierte de que las retiren de la v¨ªa p¨²blica.
El problema de la ocupaci¨®n del espacio p¨²blico, concretamente de las aceras, es com¨²n en muchas calles de la ciudad. Pero en el caso del Eixample, con una intensa actividad comercial y de barrio, se acent¨²a m¨¢s. Si el pasado verano, el distrito -como el resto de la ciudad- intensific¨® el control de la ocupaci¨®n del espacio por las terrazas de bares y retaurantes, ahora el turno les toca a las fruter¨ªas y florister¨ªas y a los talleres de mec¨¢nica, seg¨²n explica Assumpta Escarp, regidora del distrito.
En el caso de las terrazas, tras la advertencia y la multa -si el responsable del negocio no hac¨ªa caso- se llegaron a retirar literalmente mesas y sillas. "No fueron muchos, no llegaron a 10, porque la mayor¨ªa hacen caso cuando se les advierte o con la multa", a?ade. En el caso de las fruter¨ªas y florister¨ªas, lo de retirarlos de las aceras puede ser m¨¢s complicado porque se trata de productos frescos.
En principio, los peque?os colmados y fruter¨ªas pueden colocar cajas con un l¨ªmite de 20 cent¨ªmetros de saliente de la pared. Pero la pr¨¢ctica de no pocos de esos establecimientos es que tras la primera caja, hay otra segunda fila y hasta una tercera porque sencillamente no tienen espacio dentro. "Lo que no se puede tolerar es que los propietarios de los negocios invadan el espacio p¨²blico y que las personas se vean obligadas a rodear todo tipo de obst¨¢culos", apunta.
La responsable del Eixample reconoce que una de las actividades que genera m¨¢s ocupaci¨®n indebida de la calle son los talleres y concesionarios de veh¨ªculos: "Se tiene que seguir concienciando a los propietarios de los establecimientos de que no pueden apropiarse de las aceras".
La otra versi¨®n, simult¨¢nea a la de las aceras, es la doble fila m¨¢s o menos larga que se organiza en las calzadas de las calles donde hay talleres de reparaci¨®n. El problema es id¨¦ntico: falta de espacio. Se trata, en la mayor¨ªa de esos negocios, de superficies alargadas con una cabida reducida.
As¨ª que cuando ya no caben m¨¢s coches dentro, se organiza una doble fila fuera, en la calzada. Y eso, en gran parte de la trama del Eixample, con dos carriles de circulaci¨®n, significa un tap¨®n y un concierto de pitidos y bocinas.
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