Custodia compartida y paternidad responsable
Un amigo me dec¨ªa el otro d¨ªa que lo peor de la separaci¨®n es no poder dar a sus dos hijos un beso al acostarse. Lo entiendo. Una separaci¨®n familiar es siempre dolorosa y especialmente cuando hay cr¨ªos de por medio. Es un cambio que siempre se hace intentando mejorar, puesto que nadie se separa por capricho. Es preciso, pues, hablar siempre de este asunto con mucho cuidado porque afecta a lo m¨¢s ¨ªntimo y privado de nuestra vida: nuestras relaciones familiares.
Los cambios en los gobiernos catal¨¢n y central han dado y dar¨¢n un buen empuj¨®n a la modificaci¨®n del derecho de familia. Felicito y aplaudo la iniciativa de permitir el divorcio sin el paso previo de la separaci¨®n. Era un cambio que se ped¨ªa desde hace mucho tiempo. La ciudadan¨ªa merece ser tratada como mayor de edad, deben acabarse las normas que nos tutelan de forma paternalista. Obligar a un matrimonio a pasar inevitablemente por una separaci¨®n, que supone en la pr¨¢ctica exactamente lo mismo que un divorcio, es una situaci¨®n rid¨ªcula. Casi nadie se divorcia si no es por una necesidad irremediable, como puede ser la celebraci¨®n de un nuevo matrimonio.
El 30,38% de las personas divorciadas al cuidado de hijos sufre incumplimientos en el cobro de la pensi¨®n
En cuanto a la posibilidad de regular la guarda y custodia compartida de los hijos e hijas, me desagrada como se ha planteado el debate sobre este asunto. Es evidente que un planteamiento simplista de la cuesti¨®n me aboca a una respuesta positiva. ?Quieres que los padres y sus hijos e hijas se relacionen m¨¢s y mejor despu¨¦s de una ruptura familiar? Claro est¨¢ que s¨ª. Pero, de verdad, ?esto se soluciona s¨®lo con una guarda y custodia compartida? La guarda y custodia compartida de hecho ya la tienen todos los padres y madres desde que nace la criatura, pero sorprendentemente son pocos los hombres que la ejercen realmente en la vida pr¨¢ctica. S¨®lo hace falta, para comprobarlo, plantarse en la salida de una escuela o en la sala de espera de un servicio de pediatr¨ªa.
As¨ª, que cuenten con mi apoyo todos los hombres que ven en la guarda y custodia compartida la posibilidad de que se les reconozca el papel fundamental que han tenido en la crianza de sus hijos. Ahora bien, tambi¨¦n quiero que se pongan sobre la mesa algunas cosas. Primero, que la paternidad responsable no se consigue por sentencia, sino que se gana en la vida cotidiana con tus hijos e hijas. El poder judicial no puede, mediante sus resoluciones, cambiar la realidad familiar que se les presenta y que, en muchos casos, supone una atribuci¨®n casi total a la mujer de las tareas en relaci¨®n con los hijos. Segunda, no tenemos que perder de vista que muchos ven en la guarda y custodia compartida la posibilidad de evitarse el pago de la pensi¨®n de alimentos, que es un problema constante y preocupante de las roturas familiares. Esto es lo que constata, desgraciadamente, la encuesta de seguridad p¨²blica de Catalu?a del a?o 2003, que revela que el 30,38% de las personas separadas o divorciadas que tienen a su cuidado hijos menores de 20 a?os padecieron alg¨²n tipo de incumplimiento en el pago de la pensi¨®n por parte de su ex pareja durante el a?o 2002. Y estos son los datos oficiales, que esconden un buen n¨²mero de impagos no denunciados.
Tener un hijo o hija no s¨®lo es estar con ellos en los momentos m¨¢s pl¨¢cidos, sino que en los momentos menos agradables tambi¨¦n hace falta estar all¨ª. Si establecemos la opci¨®n de que la guarda y custodia sea compartida, har¨¢ falta tambi¨¦n establecer la sanci¨®n legal por los incumplimientos y asegurarnos que no es un s¨ªndrome de paternidad repentina que desaparecer¨¢ al cabo de unos meses.
Alguien puede pensar que no soy consciente del gran cambio que los hombres han hecho en relaci¨®n con la atenci¨®n a las criaturas. ?Por supuesto que lo soy! Creo que es importante que reivindiquen el papel esencial que tienen y deben de tener en la vida familiar.
Tanto las mujeres como los hombres podemos ejercer fant¨¢sticamente bien las funciones parentales. Si, como estamos haciendo en Catalu?a, planteamos la modificaci¨®n del derecho de familia catal¨¢n, no me opongo frontalmente a la guarda y custodia compartida como opci¨®n, pero es evidente que este cambio tiene que comportar tambi¨¦n un cambio en las relaciones familiares.
Algunos hombres han empezado a compartir la responsabilidad de sacar adelante a la familia asumiendo que esto tiene unos costes en la vida cotidiana y especialmente en la laboral. Por esto hace falta que sea una opci¨®n mayoritaria y que finalmente m¨¢s que de guarda y custodia compartida hablemos de reparto paritario de la crianza de los hijos y hijas.
Volviendo a mis amigos, una amiga le dec¨ªa a su compa?ero, partidario de la guarda y custodia compartida: "No esperes a que nos separemos, modifica ya tus horarios y empecemos a compartir el cuidado de nuestra hija...". De esto se trata.
Montserrat Tur i Racero. Secretaria de Familia del Departamento de Bienestar y Familia de la Generalitat.
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