Una multinacional en Kiev
El club ucranio ha recurrido a un programa de traducci¨®n para cohesionar a jugadores de 12 pa¨ªses
Un hombre de gran experiencia, Jozsef Szabo, conduce a un Dinamo con futbolistas de doce nacionalidades y s¨®lo ocho ucranianos. Una diversidad que contrasta con el respeto en Kiev a los h¨¦roes locales, sensibilidad que conoce como nadie el entrenador. Su itinerario siempre ha tenido al Dinamo como referencia: como jugador, despuntando como extremo en los a?os 60, cuando se rompi¨® la hegemon¨ªa moscovita en la Liga de la antigua Uni¨®n Sovi¨¦tica. ?l actuaba por la banda derecha. La otra era del que ser¨ªa una leyenda de los banquillos: Valery Lobanovsky, el arquitecto del Dinamo que gan¨® dos Recopas -en 1975, al Ferencvaros, h¨²ngaro, y en 1986, al Atl¨¦tico- y decenas de t¨ªtulos nacionales; el coronel del ej¨¦rcito que no sonre¨ªa, pero fue maestro, inspirador y figura paternal para varias generaciones en la selecci¨®n de la URSS y luego en la de Ucrania, as¨ª como en el Dinamo, al que dirig¨ªa cuando falleci¨® en 2002 de un infarto cerebral a los 63 a?os.
Szabo tiene 64 y ha recogido la herencia de su compa?ero, creador de una escuela de valores como el trabajo colectivo y una exigente preparaci¨®n f¨ªsica, pero sin dejar de fomentar la calidad t¨¦cnica. De ascendencia h¨²ngara, tuvo sobre el c¨¦sped m¨¢s ¨¦xito que Lobanovsky y lleg¨® a jugar el Mundial de Inglaterra 66, en el que la URSS fue semifinalista. Despu¨¦s, se convirti¨® en la mano derecha de Lobanovsky; dirigi¨® directamente al Dinamo, con el que gan¨® cuatro Ligas nacionales a mediados de los 90, o a pulir la cantera, de la que emerg¨ªa Shevchenko. Al regresar Lobanovsky de Oriente Medio en 1997 para sacar al equipo de una crisis puntual, Szabo se hizo cargo de la selecci¨®n hasta 1999, cuando fue destituido por el entonces primer ministro y m¨¢ximo responsable federativo, Valery Pustovoitenko, tras no lograr la clasificaci¨®n para la Eurocopa de B¨¦lgica y Holanda 2000. El mandatario coloc¨® al frente del combinado nacional a Lobanovsky y Szabo se refugi¨® en los despachos del Dinamo como vicepresidente. La muerte del coronel le sorprendi¨® cuando estaba peinando el planeta fichando j¨®venes como los brasile?os Kl¨¦ber o Rinc¨®n, los rumanos Cernat y Ghioane, el let¨®n Verpakovskis -baja hoy por sanci¨®n-, el serbio Gavrancic, el marroqu¨ª El Kadduri... As¨ª, hasta montar una multinacional. Pero en agosto su trabajo cambi¨®: el Dinamo hab¨ªa perdido la ida de la previa de la Champions ante el Trabzonspor, turco, por 1-2. Mihailychenko fue despedido y Szabo volvi¨® al banquillo. En la vuelta se venci¨® por 0-2. Desde entonces, con ¨¦l al frente, no se ha perdido ning¨²n encuentro ni en la Liga, en la que es segundo, tras el Shakhtar, ni en la competici¨®n europea.
Con un juego muy ofensivo en casa y querencia por el contragolpe como visitante, el Dinamo ha recuperado el vigor con un t¨¦cnico de la vieja escuela: Szabo somete a sus pupilos a alt¨ªsimas cargas de trabajo f¨ªsico, pero, como hac¨ªa Lobanovsky, tambi¨¦n sabe usar la palabra: "Un entrenador debe ser como un compa?ero veterano. Hay que mantener distancia con el jugador, pero no un abismo. Nuestro enfoque del entrenamiento se trabaja desde hace decenios empap¨¢ndose de la experiencia de varias generaciones. No vamos a renegar de ese estilo ni a copiar a nadie".
Ahora, Szabo, maestro plenipotenciario, tambi¨¦n quiere cambiar de filosof¨ªa y revitalizar una cantera que ha engendrado futbolistas de gran nivel, desde Blokhin a Shevchenko, y que ¨²ltimamente parece descuidada por los fichajes for¨¢neos. Una circunstancia que le supone a Szabo un problema comunicativo en su multirracial vestuario: "Hemos recuperado un programa de ense?anza de idiomas. Cuando los chicos no se entienden, se forman camarillas: los brasile?os, los eslavos... Eso no puede ser. En agosto se lo expliqu¨¦ a cada uno con un traductor y ya hay m¨¢s confianza. Los ucranianos saben que yo jugaba bastante bien, pero los extranjeros s¨®lo me conoc¨ªan como vicepresidente. Para que confiaran en m¨ª hubo que explicarles que qued¨¦ tercero en un Mundial y que estoy en el f¨²tbol desde antes de que nacieran. No soy joven, pero estoy bien para trabajar".
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