35 te¨®logos reclaman que la Iglesia cat¨®lica se autofinancie y renuncie a sus "privilegios"
Un manifiesto critica la campa?a de la jerarqu¨ªa contra las reformas que proyecta el Gobierno
Los obispos insisten en que detr¨¢s de las reformas del Gobierno socialista se esconden "persecuci¨®n" y un "laicismo agresivo". Ayer recibieron la r¨¦plica desde sus propias filas, en una "declaraci¨®n" firmada por algunos de los te¨®logos cristianos m¨¢s conocidos: Jos¨¦ Mar¨ªa D¨ªez-Alegr¨ªa, Margarita Pintos, Casiano Florist¨¢n, Jos¨¦ Mar¨ªa Castillo, Juan Jos¨¦ Tamayo y Enrique Miret, entre otros. "Hablamos desde el interior de la Iglesia, de la que formamos parte"; "nos duele que nuestros obispos cierren filas con los votantes de la derecha", dicen y piden que la Iglesia se autofinancie y ponga fin a sus "privilegios". Tambi¨¦n alaban el "proceso de secularizaci¨®n", que "encierra enormes posibilidades para vivir la fe en un mundo adulto".
Son 35 y representan a numerosas sensibilidades de la Iglesia, a la que sirven como profesores de teolog¨ªa en numerosas universidades, incluso cat¨®licas, como las pontificias de Comillas y Salamanca, la de Deusto en Bilbao, y las famosas gregoriana y salesiana de Roma. Adem¨¢s, hay varios representantes de colectivos de mujeres, el gran vi?edo del catolicismo espa?ol. Tambi¨¦n hay investigadores sociales, como Jos¨¦ Antonio Gimbernat, del Consejo Superior de Investigaciones Cient¨ªficas.
La "declaraci¨®n" se titula Cristianismo y sociedad no confesional y empieza as¨ª: "Las te¨®logas y los te¨®logos espa?oles abajo firmantes estamos asistiendo, alarmados y preocupados, a la pol¨¦mica entre obispos y pol¨ªticos del actual Gobierno, a prop¨®sito de leyes que afectan a la ense?anza de la religi¨®n, la ayuda econ¨®mica estatal a la Iglesia cat¨®lica, las investigaciones con c¨¦lulas madre embrionarias, y las leyes de divorcio, aborto y matrimonio entre homosexuales. Frentes cat¨®licos conservadores han entrevisto un laicismo agresivo en los intentos gubernamentales -no siempre bien formulados-, contenidos en una supuesta hoja de ruta socialista, elaborada para perseguir y destruir la Iglesia. Dichas apreciaciones no responden a la realidad ni se compaginan con otras declaraciones de socialistas que han expresado su respeto por las creencias religiosas y el compromiso de cumplir los acuerdos con las distintas religiones".
Insensibles al pluralismo
M¨¢s tarde, se declaran "partidarios del di¨¢logo interreligioso y comprometidos intelectualmente en la sociedad laica que nos toca vivir", y dicen observar "con preocupaci¨®n y desconcierto la posici¨®n de la jerarqu¨ªa cat¨®lica, que admite a rega?adientes la modernidad, rechaza los postulados b¨¢sicos de una ¨¦tica no religiosa, se muestra insensible al pluralismo religioso, se obsesiona en imponer su c¨®digo moral y cosmovisi¨®n social, considerados los ¨²nicos verdaderos, y tiende a poseer el monopolio de la ¨¦tica". A?aden: "No creemos funci¨®n de los obispos decidir sobre la constitucionalidad o inconstitucionalidad de las leyes, y menos a¨²n negar al Estado la capacidad para legislar sobre cuestiones relacionadas con la igualdad de los ciudadanos".
Entre los firmantes de la declaraci¨®n hay alg¨²n te¨®logo de otras iglesias cristianas -como Jos¨¦ Luis Andavert, de la Iglesia bautista de Madrid-, y todos dicen hablar "como te¨®logos y te¨®logas desde el interior de la Iglesia", y desde "la libertad" en el ejercicio de su actividad intelectual, "pero sin pretender imponer sus puntos de vista a nadie". Tambi¨¦n dicen pronunciarse "en nombre de muchos cat¨®licos que acogieron gozosamente el Vaticano II, del que parecen estar alejados no pocos obispos espa?oles, y saludaron con aplausos el final del totalitarismo franquista, el derrumbe de una cristiandad sin cristianismo, la llegada titubeante pero esperanzadora de la democracia, la devoluci¨®n del derecho de ciudadan¨ªa a los derrotados y marginados, y el progreso logrado entre todos".
La declaraci¨®n apoya "el proceso de secularizaci¨®n de la sociedad espa?ola porque "es un fen¨®meno positivo que encierra enormes posibilidades para vivir la fe en un mundo adulto, sin necesidad de las condiciones de plausibilidad procedentes del Estado en forma de apoyos econ¨®micos, exenciones fiscales u otro tipo de privilegios, que alejan a las religiones, y a la Iglesia cat¨®lica en particular, del testimonio de pobreza y de la opci¨®n por los pobres".
Despu¨¦s de pedir la revisi¨®n de los acuerdos de 1979 firmados entre Espa?a y el Estado de la Santa Sede -"no se corresponden con los cambios producidos en la sociedad durante los ¨²ltimos 25 a?os", dicen-, la declaraci¨®n apela a la "coherencia con el esp¨ªritu de Jes¨²s de Nazaret" y pide en consecuencia "la autofinanciaci¨®n de la Iglesia cat¨®lica como muestra de autonom¨ªa, de madurez institucional y de libertad del poder pol¨ªtico". Es un planteamiento "m¨¢s conforme con el principio de libertad religiosa, el pluralismo religioso que caracteriza a la sociedad espa?ola, y la autenticidad a los or¨ªgenes del cristianismo", concluyen.
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